El
régimen de Estados Unidos está como una “fiera enjaulada” que lanza
zarpazos para todas partes porque está consciente que se le acerca cada
día más la pérdida definitiva de su dominio mundial, ante la pujanza
económica, financiera y comercial, además de militar, de potencias como
China y Rusia, y otras emergentes, renuentes hoy a acatar los
dictámenes de Washington.
Solo sus garras, dígase el arsenal
castrense que posee y las tecnologías con que cuenta para intentar
subvertir el orden en naciones que considera adversarias, es lo que le
tiene el decadente imperio norteamericano para, a cualquier costo,
mantener su hasta hace poco supremacía internacional.
De ahí
el hecho de que no pare de alentar delicados conflictos y guerras
sucias por doquier con el objetivo de desestabilizar países que
actualmente le hacen frente a la Casa Blanca, sin temor alguno a sus
amenazas, y a frustradas y gastadas sanciones que dan hasta risa.
Moscú y Beijing le han dejado claro a Washington que cuentan con
suficiente defensa y poderío económico para frenar una descabellada
contienda protagonizada por la “hiena acorralada e impotente”.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, expresó en declaraciones recientes
en Chile que el gobierno de Estados Unidos, con su propaganda en torno
a los acontecimientos en Ucrania, quiere hacer notar su “hegemonía
universal”.
“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”,
reza un viejo refrán popular aplicable a los representantes de la Casa
Blanca, quienes, por cierto, están sumamente preocupados por la gira de
Lavrov esta semana por Latinoamérica, que ya incluyó Perú, Chile, Cuba
y Nicaragua, con el propósito de estrechar los nexos bilaterales.
En realidad no es para menos, porque el periplo del diplomático de
Rusia siguió a otro similar realizado hace pocos días por la Patria
Grande de su homologo chino, Wang Yi, con relevantes y productivas
visitas a Venezuela, Cuba, Argentina y Brasil.
Bien es sabido
que la “fiera aislada” ha perdido influencia en América Latina, lo cual
fue admitido por el propio Jefe del Comando Sur norteamericano, el
general John Kelly, quien se refirió a ello tras la expulsión de
Ecuador de militares de su ejército.
Pero Kelly dijo más, al
señalar que el ejecutivo del presidente Rafael Correa optó por “dar la
espalda” a Estados Unidos, como han hecho otras naciones, en favor de
Venezuela, Rusia o China. “Ahí es donde ven el futuro de
Latinoamérica”, reconoció el alto oficial.
De otro lado,
Washington ya no puede salirse con las suyas en el Consejo de Seguridad
de la ONU de imponer invasiones de rapiña como ha hecho en el Medio
Oriente o el norte de África, con el respaldo de sus aliados europeos
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), todos
envueltos ahora en una crisis sin precedentes que los agobia, y también
los obliga a buscar nuevos socios comerciales más ventajosos como China
o Rusia.
Por su parte, el gigante asiático puede convertirse
este propio año en la primera economía del planeta tierra, acorde con
datos de prestigiosas agencias de estadísticas, lo que supondría un
duro golpe a Estados Unidos, inmerso en una recesión sin freno por el
momento.
El panorama es ciertamente complejo para el
mandatario Barack Obama, que podría pasar a la historia como el
precursor del desmoronamiento del “imperio USA”, o ser el artífice de
una Tercera Guerra Mundial, devastadora para la humanidad.
Una
“hiena encerrada”, lo que es hoy sin duda alguna Estados Unidos, es
extremadamente peligrosa, y para pacificarla necesita de inteligentes y
fornidos domadores, como lo son en estos momentos el dueto Rusia-China.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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