En Estados Unidos, el creciente movimiento de empresas en manos de los trabajadores va más allá de fortalecer la economía; son verdaderas escuelas de construcción de nuevas instituciones.
Clayton Conn
Suponemos que
vivimos en una democracia, pero es realmente lamentable que la mayoría
de la gente tiene que dejarla en la puerta del lugar donde pasan la
mayor parte de sus horas”, afirma John Duda, coordinador de
comunicación del grupo de defensa de cooperativas Democracy
Collaborative.
Desde el año 2000, Democracy
Collaborative formula estrategias para promover la expansión de la
democracia en el trabajo y para “horizontalizar” la riqueza y el
capital dentro de los Estados Unidos. Mientras la mayoría de los
estadounidenses siguen padeciendo la crisis económica latente,
golpeados por los constantes ciclos de auge y caída del capitalismo,
muchos recurren a las cooperativas –y a ser trabajador propietario del
trabajo- como un modelo económico más viable, equitativo y democrático
que mejorará su vida cotidiana.
El concepto general de la cooperativa
es que se trata de una empresa donde los poderes de propiedad y toma de
decisiones son compartidos democráticamente. Esto se traduce en
mantener el poder y el capital en manos de la comunidad, en lugar de
las de una élite minoritaria que goza de estos poderes y privilegios
desterritorializados.
En los Estados Unidos hay muchos tipos
de cooperativas, que suman más de 29 mil 284 empresas, incluyendo de
crédito, vivienda y alimentos, con 223 como cooperativas de
trabajadores específicamente, donde los empleados/propietarios tienen
una voz igual en el proceso de toma de decisiones e igualdad de
participación en la propiedad de la empresa. Aunque esta última cifra
corresponde a cerca del 1 por ciento de las empresas cooperativas
estadunidenses, de acuerdo con Duda “hay razones para creer en un
crecimiento significativo en el horizonte”. Afirma que esta predicción
se basa en dos razones principales, una basada en una mayor
organización y una estrategia liderada por activistas de cooperativismo
y el otro debido a una tendencia creciente de las “conversiones” de
negocios.
“Han pasado sólo diez años desde la
formación de una red nacional de cooperativas de trabajo”, explica el
experto. Esta relativamente joven red, conocida como la Federación de
Estados Unidos de Cooperativas de Trabajo (USFWC), “puede proporcionar
asistencia técnica, asesoría financiera, conexión de las personas con
las mejores prácticas, etcétera. Lo que se ve con este tipo de
federaciones en otros lugares es que son claves para el crecimiento del
sector de cooperativas de trabajo”, continúa.
Debido a los efectos dolorosos del
reciente colapso económico, la USFWC y otros activistas y defensores de
cooperativismo duplicaron su trabajo para canalizar la creación de
capacidades, los recursos y la financiación en este creciente y popular
modelo de las cooperativas de trabajo.
La otra cuestión que apoya la
predicción de Duda es el creciente número de “conversiones de
negocios”, que es cuando los propietarios venden la empresa a los
empleados, quienes se estructuran y funcionan como una cooperativa de
trabajo, explica Melissa Hoover, directora ejecutiva de USFWC en una
entrevista publicada por el Democracy Collaborative. Muchas de estas
conversiones pueden tomar muchas formas y, a menudo se llaman “compras”
o “transiciones de negocio”.
En los próximos años y décadas, hombres
y mujeres de la generación de “baby- boomers”, que son los dueños de
negocios, se jubilarán. Para Hoover y otros activistas del
cooperativismo, esto abre muchas posibilidades y es una “gran
oportunidad para salvar empresas y puestos de trabajo que de otro modo,
se perderán si el dueño cierra las puertas o vende el negocio”.
Utilizando leyes de impuestos y otros incentivos, muchos de estos
activistas de cooperativismo tienen éxito en “convertir” las empresas
que se consideran pilares y el capital de anclaje de la comunidad, en
cooperativas de trabajadores.
Un ejemplo destacado de una conversión
de negocios fue la muy publicitada ocupación de la fábrica Republic
Windows and Doors por sus trabajadores, y su compra eventual por ellos
mismos para formar la cooperativa de trabajo New Era. La cooperativa,
ubicada en Chicago, es propiedad de los trabajadores, en su mayoría de
la gente de color (latinos y afroamericanos), que son marginados
socialmente y que representan el perfil del movimiento cooperativista
en expansión.
De acuerdo con Duda, el USFWC prioriza
sus esfuerzos en estas poblaciones, que son también las más marginadas
económicamente. “Si hay gente a quien afecta peor el capitalismo, es
ella la que en última instancia va a beneficiarse de las cooperativas
de trabajo”.
Estos esfuerzos están dando resultados,
ya que muchas de las cooperativas nuevas y más exitosas están en los
sectores de atención domiciliaria y de servicios, que ocupan
principalmente a mujeres de color e inmigrantes. Duda explica que esto
“rompe el estereotipo de una cooperativa formada básicamente por
personas relativamente privilegiadas”, que a menudo son dueños de
empresas pequeñas e independientes del sector de los alimentos o son
minoristas.
Este paso de lo aparentemente novedoso
y de privilegio al desafía al sistema planteado por los de más abajo se
refleja en otro ejemplo dado por Duda. Chokwe Lumumba, ex alcalde de
Jackson, Mississippi, y recientemente fallecido, fue un activista de
los derechos civiles “que no escondió su política revolucionaria”, de
acuerdo con Duda. Puso en marcha un plan de desarrollo económico
radical de la ciudad para tratar de resolver las diferencias económicas
extremas.
Conocida como “economía solidaria”, la
propuesta de Lumumba fue capaz de convencer a la comunidad empresarial
de la ciudad de abrazar a las cooperativas de trabajo como un medio
pragmático para asegurar que el capital se mantuviera dentro de la
ciudad. Esto se debe a que “las ciudades a menudo llevan la peor parte
de la austeridad”, explica Duda, y por lo tanto, buscan a las
subvenciones mediante la atracción de empresas o la inversión en el
fortalecimiento de la economía local.
Aunque parece un medio práctico para
que el sector empresarial se mantenga solvente y con ganancias, los
efectos económicos y sociales a largo plazo se sentirán profundamente,
afirma el activista. “Una vez que las personas ya están trabajando y
emocionadas dentro de un contexto en el que no sólo tienen voz y voto,
sino que en realidad son los dueños, es difícil volver atrás. Este tipo
de estructuras le dan a la gente un apetito por más democracia”, dice
Duda.
A pesar de que el movimiento de
cooperativas de trabajo en Estados Unidos sigue siendo pequeño en el
contexto más amplio de la economía, y del hecho de que se enfrenta
retos fundamentales como ser una empresa anticapitalista que opera
dentro del paradigma del capitalismo global, su crecimiento producirá
efectos mucho más allá de una economía con eficiencia. Como refiere
Duda, las cooperativas de trabajadores “entrenan a la gente para
organizarse sobre la línea de la construcción de instituciones a largo
plazo”, lo que puede resultar en cambios sistémicos fundamentales que
arraigan un nuevo conjunto de reglas más participativas para la
democracia.
Article printed from Desinformémonos: http://desinformemonos.org
URL to article: http://desinformemonos.org/2014/05/las-cooperativas-le-proporcionan-a-la-gente-hambre-de-democracia/
No hay comentarios:
Publicar un comentario