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Lo adelantó el presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de
la Cámara de Diputados, el formoseño Luis Basterra (FpV), en el marco
de la presentación de un libro sobre el tema. La iniciativa del
gobierno nacional estaría vinculada al pedido de la multinacional
Monsanto, respecto del pago de las patentes de las semillas
genéticamente modificadas, que son la base de la producción
agropecuaria centrada en la soja transgénica, el glifosato y el
biodiesel. Si se aprueba, los pequeños y medianos productores sufrirían
un impacto negativo, al tener que pagar las patentes por las semillas.
Podría llegar a ser debatida la nueva Ley de Semillas que impulsa el
gobierno nacional para el reconocimiento de las patentes de los
Organismos Genéticamente Modificados (OGM) Al respecto, el diputado
nacional por Formosa Luis Basterra (Frente para la Victoria), sostuvo
que esperan la iniciativa del Ministro de Agricultura de la Nación
Carlos Casamiquela. El legislador formuló una encendida defensa de la
nueva normativa en la presentación de un libro que recaba la opinión de
especialistas, del Estado y de los Movimientos Sociales, respecto de la
controvertida cuestión.
Con el objetivo de “responder al
desconocimiento entre líderes de opinión, periodistas y público en
general”, el multimedios ArgenÉtica expuso en el Salón Pasos Perdidos
del Parlamento una obra que recoge las opiniones de distintos sectores
de la sociedad sobre el impacto social y político de la biotecnología y
la pertinencia de modificar la Ley 20.247, que data de 1973.
Según
informó parlamentario.com, la presentación estuvo a cargo del
científico Alejandro Correa y del diputado Basterra, quien precisó que
esperan una iniciativa del ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela,
que “sintetiza la visión de organismos públicos y distintos actores
sociales”.
“Este anteproyecto va a ser la base de una
discusión especifica de la temática”, sostuvo Basterra, para quien el
tema pasa por una “producción sustentable, contemplando la realidad de
los pequeños productores y permitiendo que se despliegue la cadena de
valor agregado”.
Al respecto, el ministro Casamiquela había
señalado que “hay que analizar con mayor profundidad el tema de la
participación de la agricultura familiar en el esquema de producción de
semillas”.
“Los recursos económicos que están en juego son
inmensos. Por eso la información que surge sobre el tema muchas veces
está viciado por intereses de los actores que participan de la
tecnología como también de los que ven que sus posiciones corren
riesgo. Con lo cual, se alzan voces a favor y en contra lo que
dificulta la comprensión objetiva del fenómeno”, sostiene Correa en su
obra “Segunda Etapa de la Biotecnología Agrícola en Argentina.”
Cabe
destacar que el reconocimiento de las patentes transgénicas en
Argentina, marca un punto de inflexión en la política del gobierno
sobre este tema. Desde 2005, la multinacional Monsanto viene reclamando
el pago de las patentes por las semillas genéticamente modificadas, que
son la base de la economía argentina, al cobrar tanta importancia la
soja en la producción agrícola –Argentina es el segundo mayor productor
mundial de transgénicos.
Pero desde el desarrollo de la semilla
de soja “Intacta” RR2 por parte del gobierno argentino, la postura
frente al pago de las patentes dio un giro de 180 grados. La propia
presidente Cristina Fernández de Kirchner anunció el año pasado, que
ahora que Argentina podrá cobrar regalías por esta nueva semilla, el
gobierno está dispuesto a reconocer la propiedad intelectual por el
diseño de semillas de la multinacional Monsanto. La soja Intacta RR2,
es una semilla genéticamente modificada que es resistente a la sequía,
lo cual posibilitará expandir aún más el cultivo de soja en Argentina
–recuérdese que dos tercios de la superficie del país se encuentra en
climas secos o de escasas lluvias anuales.
Las consecuencias
negativas de la “sojización” de la producción agropecuaria, en términos
ambientales, económicos y sociales, han sido denunciadas por numerosas
organizaciones sociales y ambientales. Entre los muchos problemas que
genera la soja, se cuentan: la expulsión de campesinos y comunidades
indígenas, cuyas tierras pasan a ser aptas y apetecibles por
empresarios sojeros y capitales que invierten en esta redituable
actividad; la desertificación de las tierras por el constante cultivo
ligado a la siembra directa; la concentración de tierras y de la
producción; entre muchos otros. Por no mencionar los perjuicios a la
salud asociados al uso de glifosato (las semillas son modificadas
genéticamente para resistir a ese agrotóxico)
Asimismo, huelga
decir que el pago de patentes encarecerá la producción, lo cual
afectará especialmente a los pequeños y medianos productores, que
tienen menor capacidad económica para invertir en semillas. Por otra
parte, esta nueva Ley de Semillas incidirá no sólo en la producción
sojera, sino en toda la producción agrícola, puesto que la mayor parte
de las semillas sembradas en el país, son Organismos Genéticamente
Modificados –esto se da también en la producción de yerba, té, tabaco y
cítricos, cultivos de gran importancia para los pequeños productores
misioneros.
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