Alainet
La
presencia militar norteamericana en América Latina tiene una larga
historia y diversos paradigmas: invasiones, golpes de estado, acciones
de contrainsurgencia. No obstante, las condiciones cambiantes de la
región (resistencias de los pueblos, gobiernos progresistas, presencia
de otras potencias) imponen la necesidad de replantear la forma que
asume la intervención estadounidense. La estrategia del Comando Sur
para 2018 establece cuáles son los peligros que enfrenta la región: ya
no se trata de conflictos entre Estados, sino de corrupción, pobreza,
terrorismo, crimen, tráfico de drogas, desastres naturales. Para
enfrentarlos es fundamental la cooperación entre las fuerzas militares
de la región en diversas misiones entre las que se encuentran:
mantenimiento de paz, antinarcóticos, operaciones humanitarias y ayuda
en caso de desastres naturales. En lo que a infraestructura se refiere,
parecen haber quedado atrás las bases militares de gran tamaño para dar
paso a instalaciones pequeñas para entrenamiento y abastecimiento que
requieren esta clase de misiones, pero cuyas implicaciones son más
amplias.
Instalaciones para el entrenamiento militar en zonas urbanas
El despliegue de fuerzas armadas en zonas urbanas se ha convertido en
un tema central en la doctrina militar norteamericana. La experiencia
histórica ha demostrado la importancia de asegurar el control de las
ciudades en los conflictos bélicos; actualmente existen al menos dos
elementos que reafirman este señalamiento:
1. Las amenazas a la
seguridad nacional se han desplazado de Estados enemigos a actores no
convencionales (que incluye desde el narcotraficante hasta las
comunidades que resisten ante un megaproyecto en su territorio), por lo
que el despliegue militar requiere adaptaciones. En consecuencia, la
flexibilidad para enfrentar al enemigo difuso, no institucional, se
manifiesta en una amplia variedad de estrategias militares,
tecnologías, formas de combate y de persuasión, que garanticen el
dominio de espectro completo (Ceceña, La dominación de espectro completo en América, 2013).
2. En la revisión de 2013 sobre las tendencias demográficas, Naciones
Unidas apunta hacía una sociedad urbanizada, es decir, se espera que
para 2025 el 58 por ciento de la población mundial habite en ciudades;
para América Latina ese porcentaje asciende a 82.5%, y de acuerdo con
la doctrina militar, una mayor urbanización implica mayores conflictos
en el futuro. Según la guía Military Operations on Urbanized Terrain
(MOUT) del cuerpo de Marines, las ciudades han sido el lugar donde las
ideas radicales fermentan, los disidentes encuentran aliados y los
descontentos reciben la atención de los medios de comunicación. Por lo
tanto, el entrenamiento y la presencia de las fuerzas estadounidenses
en zonas urbanas pueden neutralizar o estabilizar situaciones de
inestabilidad política de los países aliados.
Un tipo de
instalación que busca dar solución a los conflictos recientes son las
unidades para Operaciones Militares en Terreno Urbano (MOUT, por sus
siglas en inglés). En 2012, en Fuerte Aguayo, ubicado en Concón, Chile,
se estableció el primer centro de entrenamiento para personal de
operaciones de paz en zonas urbanas en el país. Construida en 60 días
(aún cuando su finalización estaba contemplada para 6 meses) y con un
presupuesto de 465 mil dólares, el centro imita una zona urbana con 8
modelos de edificios y sirve para el entrenamiento de tropas en
operaciones de paz, como las que realizan los cascos azules de la ONU
en Haití y Somalia. Claudio Zanetti, director del Centro Conjunto de
Operaciones de Paz de Chile, dijo que militares de Argentina, Perú y
Brasil serán entrenados por las fuerzas de su país en Fuerte Aguayo
para operaciones patrulladas, comunicaciones, apoyo de helicópteros, y
ayuda humanitaria. Sin embargo, las primeras fotos mostraban un
ejercicio de simulación en el que el personal militar sometía a
estudiantes dentro de las instalaciones de Fuerte Aguayo [1]. Ante la
polémica y el descontento que esto generó en la opinión pública, la
Armada de Chile y el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon
Panetta, tuvieron que desmentir que las instalaciones sirvieran para
entrenamiento militar de carabineros contra la población civil y que el
personal militar norteamericano estuviera encargado de la capacitación.
No hay que olvidar que en 2011 el movimiento estudiantil chileno
alcanzó grandes proporciones en su lucha por la democratización de la
educación. Las primeras manifestaciones paralizaron Santiago, la
capital del país, con movilizaciones de más de 15 mil estudiantes
universitarios y posteriormente el movimiento se extendió con toma de
universidades y colegios de todo el país, radicalizando sus demandas.
Instalaciones para la asistencia humanitaria y por desastres naturales
Otro tipo de instalaciones recientemente inauguradas en América Latina
son pequeños centros que tienen como objetivo la ayuda humanitaria y
las operaciones de paz. En el caso de Perú, desde 2009 se han
multiplicado los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (COER),
financiados por el Comando Sur como parte de su Programa de Asistencia
Humanitaria. Según la embajada estadounidense en Perú, esta inversión
asciende a 6 millones y medio de dólares, es decir, más de medio millón
de dólares por cada instalación. Hasta mediados del pasado mes de
abril, se contabilizaban diez centros, varios Almacenes Regionales, y
un Polígono de entrenamiento -que complementan las instalaciones del
COER- distribuidos en las ciudades de Arequipa (2009), Junín (2009),
Lambayeque (2009, ampliado en 2013), La Libertad (2014), Piura (2014),
Puno (2014), San Martín (2012), Tacna (2013), Tumbes (2011) y Uyacali
(2012). En conjunto, forman una red de respuesta en caso de
emergencias. En general, estos centros se establecen en cooperación con
los gobiernos regionales quienes aportan el terreno y el equipamiento;
mientras el diseño, la construcción y la ulterior capacitación corren
por cuenta del Comando Sur.
De acuerdo con los gobiernos
regionales y los representantes del Comando Sur, los COER tienen como
objetivo el monitoreo de peligros o desastres naturales y la atención
de emergencias derivadas de estos. Para dar respuesta a este tipo de
situaciones, los centros tienen capacidad para albergar hasta 70
personas. Los edificios cuentan con un cuarto de control, un centro de
radio y comunicaciones, un dormitorio, un cuarto de medios y espacio
para oficinas. Todos tienen una cisterna subterránea y un generador
para operar de forma autónoma luego de un desastre. Además, cuentan con
un helipuerto y pista de entrenamiento.
En 2013, en Lambayeque
entró en operaciones el primer Polígono de Entrenamiento para capacitar
a los técnicos de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, bomberos y
brigadas de Defensa Civil en la búsqueda y rescate de personas ante
desastres o emergencias. Además de la infraestructura, el Comando Sur
se ocupará del equipamiento y la capacitación. El polígono tiene
capacidad para entrenar a 100 efectivos a la vez.
No obstante,
de acuerdo con el banco de proyectos del Ministerio de Economía y
Finanzas de Perú, no se identificaron riesgos de desastres en
Lambayeque, Arequipa, Junín, Tumbes, San Martín; y en lo que se refiere
a La Libertad y Piura fueron calificados como medios y bajos los
niveles de peligro ante desastres como sismos, inundaciones, vientos
fuertes y erosiones. Cabe destacar que todos los centros se localizan
en zonas urbanas, sin embargo, la población que cubren se dedica, en
buena parte, a actividades agrícolas.
Es así que las misiones
de mantenimiento de paz y de ayuda frente a desastres naturales
garantizan el establecimiento de puestos de vigilancia y control de
poblaciones y estados aliados y, por supuesto, significan un
entrenamiento sistemático para soldados estadounidenses en territorio
latinoamericano. Así, huracanes y terremotos se han convertido en el
boleto de entrada del Comando Sur en América Latina y el Caribe. Como
prueba de ello, al terremoto en Haití en 2010 le siguió la ocupación
militar estadounidense, liderada por el Comando Sur, subordinando a la
misión de la ONU y tomando el control de las comunicaciones y del
funcionamiento de todo el país, quien posee una localización
estratégica en el continente.
En febrero de 2014, fue
inaugurado el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y el Depósito
de Suministros de Emergencia, en Santa Rosa del Aguaray, esto en el
departamento de San Pedro, Paraguay. Luego de cinco años de haber
suspendido la cooperación militar, el Comando Sur y el Ministerio de
Defensa paraguayo celebraron la apertura de esta instalación para
responder a desastres en los cuatro departamentos del norte del país
(San Pedro, Concepción, Amambay, y Canindeyú), tres de ellos se
encuentran en la frontera con Brasil, entre los ríos Paraguay y Paraná.
Al igual que en Perú, la construcción del centro y la logística son
tarea del Comando Sur, los medios materiales y los recursos humanos son
paraguayos. Se prevé que las acciones médicas y de obras realizadas en
el COE de Santa Rosa del Aguaray sirvan como entrenamiento a las tropas
que serán enviadas a Haití.
La presencia militar en esta zona
no es casual. Por un lado, el Departamento de Estado ha señalado a San
Pedro y Concepción por la presencia activa de miembros del Ejército del
Pueblo Paraguayo (EPP) un grupo calificado como terrorista. Según
Country Reports on Terrorism 2014, la triple frontera (Argentina,
Brasil, y Paraguay) continúa siendo un área importante para el tráfico
ilegal de armas, narcóticos, de seres humanos, piratería y de lavado de
dinero; todas estas, fuentes potenciales de financiamiento a las
organizaciones terroristas. El gobierno de Horacio Cartes reafirmó su
colaboración con Washington al aprobar en agosto de 2013 una ley
antiterrorista que permite el despliegue de las tropas militares para
el combate de “cualquier forma de agresión externa e interna que ponga
en peligro la soberanía, la independencia y la integridad territorial
del país” (Ley 1337/97, 2013). Según el mismo reporte, desde la
aprobación de la ley las fuerzas militares paraguayas se han internado
en los departamentos de San Pedro, Concepción y Amambay.
A esto
hay que agregar que esta zona es también rica en recursos naturales y
en resistencias campesinas. En efecto, en Santa Rosa del Aguaray se
localiza la reserva natural Laguna Blanca, concesionada casi en su
totalidad a empresarios privados, pero que sirve de reserva al sistema
acuífero guaraní. La zona de la triple frontera es “la bisagra que une
en una franja transversal a los ricos yacimientos y corrientes de agua
de la zona con la región petrolera y gasífera de Bolivia y el norte de
Argentina” (Ana Esther Ceceña y Carlos Motto, Paraguay: Eje de la dominación del Cono Sur,
2005). Por otro lado, las tomas de tierras por campesinos para
recuperarlas de manos de ganaderos, empresarios, y multinacionales en
esta zona se han acelerado desde los años noventa.
Este tipo de
emplazamientos son parte de una redefinición del uso de las
instalaciones militares y quien paga por ellas. Por una parte, se busca
sustituir los enormes almacenes de vehículos, armas y municiones por
una red de stocks más pequeños, específicos para cada teatro de
operaciones. De esta manera, las unidades podrán transportar para cada
operación a los efectivos con su equipo personal de armas ligeras, ya
que todo el material bélico pesado estará cerca de los lugares de la
futura operación. Por otra parte, las tropas aliadas que utilizan ese
equipo pagan por él, lo que disminuye la carga financiera para el
ejército estadounidense, en un contexto de restricciones
presupuestarias.
Pero más allá de la disminución en la carga
fiscal, el establecimiento de estos centros de entrenamiento militar
para el mantenimiento y ayuda en caso de desastres, forman parte de una
red más amplia de dominio militar. Esta red se compone de instalaciones
militares de diferentes escalas; se combina con ejercicios militares
sistemáticos (en costas, tierra, ríos) en todo el continente americano
y se refuerza con leyes antiterroristas y acuerdos militares. En
conjunto, se trata del establecimiento de una serie de mecanismos de
disciplinamiento de las fuerzas armadas y de las poblaciones en
resistencia.
Nota:
[1] Para estos ejercicios de capacitación, la industria hollywoodense se ha
puesto al servicio del aparato militar. El sitio web Strategic
Operations ofrece las instalaciones MOUT, así como “la magia de
Hollywood” para los ejercicios de simulación y la “fuerza opositora”
(hombres y mujeres entrenados, armados y vestidos apropiadamente para
cada misión. Los actores de rol replican indígenas y sus costumbres),
<http://www.strategic-operations.com/about-us>
Sandy E. Ramírez Gutiérrez, Observatorio Latinoamericano de
Geopolítica. Trabajo realizado en el marco del proyecto
Territorialidad, modos de vida y bifurcación sistémica (PAPIIT
IN301012).
Artículo publicado en la revista América Latina en Movimiento, No. 495 (mayo 2014) con el título “Reordenando el continente”. http://www.alainet.org/publica/495.phtml
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