Las protestas continúan en las ciudades más importantes de Brasil y el gobierno brasileño garantizó plena seguridad pese a los incidentes de los últimos dos días, derivados por manifestaciones de docentes e indígenas.
Sectores como la Policía Federal, los docentes, los choferes y
cobradores, grupos de indígenas, Movimiento Sin Tierra y Movimiento Sin
Techo, y los manifestantes que la prensa local denomina como anti
Mundial representados en algunas oportunidades mediante el grupo los
Black Block, protagonizaron protestas que en algunos casos, derivaron
en huelgas alterando la normal actividad.
En esa línea, una paro de choferes de colectivos afecta este jueves
a cuatro ciudades de Brasil, de las cuales dos -Río de Janeiro y
Salvador de Bahía- están entre las 12 sedes del Mundial.
La situación más grave es la de la capital del estado de Bahía,
donde los 2,8 millones de habitantes viven el tercer día de caos a raíz
del paro de los trabajadores, que demandan un aumento salarial del 12
por ciento y rechazan la oferta del nueve por ciento presentada por los
propietarios de las empresas.
En Río de Janeiro, la tercera huelga de choferes convocada en lo que
va del mes -en demanda de un aumento salarial del 40 por ciento- tuvo
hoy baja adhesión y según la secretaría de Transportes de la ciudad y
la asociación de los propietarios de las empresas de ómnibus, el 90 por
ciento de la flota está circulando normalmente, citó la agencia DPA y
el diario Folha do Sao Paulo.
Paros similares se realizan en la norteña ciudad de Sao Luis
-capital del estado de Maranhao- y en la capital del estado de Santa
Catarina, Florianópolis.
Además, el sindicato de los empleados del subte de San Pablo-mayor
metrópolis del país y sede de la inauguración del Mundial- convocó una
huelga de 24 horas para el próximo 5 de junio, una semana antes del
partido entre Brasil y Croacia que abrirá el evento en la Arena
Corinthians.
El paro depende ahora de la reunión con la patronal que se realizará el 4 de junio, con mediación de la Justicia Laboral.
Los funcionarios del subte paulista demandan también un aumento
salarial del 35,47 por ciento, reivindicación rechazada por la empresa
estatal que administra el sistema.
Las huelgas cobran fuerza a medida que se acerca el inicio del
Mundial, que también genera protestas diarias contra los gastos del
gobierno para preparar el evento y en demanda de mejores servicios
públicos de educación, salud y transporte.
En San Pablo, epicentro de las protestas que se masificaron el año
pasado durante la Copa de las Confederaciones, el Movimiento de los
Trabajadores Sin Techo (MTST) amenazó con paralizar la ciudad el mismo
12 de junio, para exigir inversiones públicas en la construcción de
viviendas populares.
“O el dinero para construir casas aparece ahora, o el junio de la
Copa se convertirá en un junio rojo. Si no aceptan nuestras
reivindicaciones, la ciudad se paralizará el 12 de junio”, advirtió el
dirigente del MTST Guilherme Boulos, quien comandó a los 4.000 sin
techo que desde hace semanas ocupan un terreno baldío vecino a cuatro
kilómetros de la Arena Corinthians, en un asentamiento denominado “Copa
del Pueblo”.
Por otro lado, anoche una protesta anti Mundial reunió a unas 2.500
personas cerca del Estadio Nacional de Brasilia, entre ellas indígenas
que demandan cambios en el modelo económico y rapidez en el deslinde de
sus reservas.
La manifestación llevó los organizadores de la gira de la Copa
Mundial por Brasil a suspender las visitas al trofeo, exhibido en el
estadio porque, además, durante esa protesta, se produjeron incidentes
entre policías y manifestantes, cuando los agentes lanzaron bombas de
gas lacrimógeno para dispersar a la multitud, que reaccionó lanzando
piedras.
Según las autoridades, un policía resultó levemente herido en la pierna por una flecha disparada por un indígena.
En ese marco, la presidenta Dilma Rousseff reiteró hoy que su gobierno garantizará la seguridad durante el Mundial de fútbol.
“No va a ocurrir en la Copa del Mundo lo que pasó en la Copa de las
Confederaciones”, de junio de 2013, cuando hubo cientos de miles de
manifestantes en las calles y se registraron violentos enfrentamientos
con la policía, prometió Rousseff.
Previamente, el lunes en Río de Janeiro la selección brasileña que
viajaba en un micro fue cercada por manifestantes, lo que había
irritado a Rousseff y la empujó a cambios en el esquema de seguridad
previsto para recibir a las delegaciones extranjeras, citó la agencia
Brasil247.
Tras el incidente, la mandataria pidió explicaciones y determinó que
el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y el general José Carlos
de Nardi, jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas,
viajasen a Río de Janeiro.
A pesar de asegurar oficialmente que las medidas de seguridad
planeadas fueron ejecutadas y no hubo riesgos para la selección
brasileña, el Ministerio de Defensa indicó en una nota enviada al medio
Globo que “ante los acontecimientos, otras medidas serán adoptadas para
evitar que hechos de esa naturaleza ocurran”.
La seguridad del Mundial está dividida en tres niveles: Defensa;
Seguridad Pública, coordinada por la Policía Federal, con apoyo de la
seguridad pública local; e Inteligencia, liderada por la Agencia
Brasileña de Inteligencia (Abin).
La primera selección que participará en el Mundial, Australia, llegará hoy Brasil.
Telam
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