Se cumplió un año de la muerte
del comandante Hugo Chávez Frías y el imperio yanqui y su colera, la oligarquía
venezolana, no han cejado en sus intentos de derrocar la Revolución
Bolivariana.
Muchos opinan acerca del proceso
revolucionario. Muchos, haciendo alarde de su sapiencia, desde la seguridad de sus
poltronas académicas, lo cuestionan. Unos, los que lo fustigan diametralmente,
opinando que la Venezuela de la IV República, la de los presidentes y
funcionarios entreguistas, la del caracazo,
la de las casas de cartón que denunciaba en sus cantos Alí Primera, era
mejor que la nueva de Chávez y Maduro. Por lo tanto, que hay que volver a ese
paraíso para los gringos y los locales quienes eran los que concentraban y
gozaban de sus riquezas mientras el pueblo se sumía en la miseria y la
ignorancia. Otros, los tibios, entre los que se cuentan los socialdemócratas y
socialcristianos, de que es muy radical; que es necesario armonizar con el
capital. que es necesario hacer un pacto, similar al de punto fijo, donde la oligarquía vuelva tomar el control con
pantalla de gobierno revolucionariop. Uno que reparta víveres y cobre más
barato en las clínicas populares, pero dejando los grandes negocios, como el
del petróleo, por ejemplo, de nuevo en manos de la iniciativa privada. Y, por
supuesto, los iluminatti de izquierda.
Esos, que con los libros de Marx bajo el brazo, el pelo largo y la hoz y el
martillo en las solapas o la foto del Che en sus camisetas, espetan a los
dirigentes de la Revolución de que ésta es demasiado blanda, demasiado burguesa. Que debería radicalizarse
rápidamente, esperando una expropiación y colectivización de los medios de
producción a lo soviético. Obviando, todas, la realidad concreta del contexto
geográfico, histórico, político y social en que se desenvuelva no solo el país
sino la región entera.
Soslayan por tanto, estos
glamorosos intelectuales de la templanza y el extremismo, algo tan elemental en
el análisis de quien desee profundizar en cualquier escenario, como es el
proceso histórico.
La Bolivariana Venezuela que
fundó Hugo Chávez está atravesando una de las arremetidas más fuertes,
engañosas y violentas desde la desaparición de su líder, aprovechando según sus
“golpistas actores” la inexperiencia y blandura de Nicolás Maduro a quien no se
cansan en descalificar por “obrero y sindicalista”. Porque no posee el carisma
de Chávez, porque no posee las conexiones que aquel tenía con las fuerzas
armadas.
Aprovechando, según ellos, esa
debilidad, han lanzado toda la carne al asador. Han afinado la maquinaria
mediática y de financiamiento a grupos de la prostituida “sociedad civil”
conformada por señoritos de las clases y capas altas y medias, envenenados con
las consignas fascistas y facinerosas de la destrucción y el caos; un lumpen
que no conoce el respeto a los demás y por tanto no está de acuerdo con el
orden que la revolución ha impuesto pues con ello se han desmoronado sus
negocios ilícitos de drogas, prostitución, armas u otros que mantienen a la
sociedad envilecida y en zozobra; y, como corolario, a agentes extranjeros
fogueados en el asesinato y la barbarie, por lo mismo, sin escrúpulos, como son
los paramilitares y sicarios, provenientes de Colombia y otros países. Todos
ellos, en una simbiosis de odio, aunados solamente por el dinero de su paga, son
los protagonistas de las protestas “pacíficas” que han provocado destrucción y
muerte.
Y, para lanzar al mundo el
mensaje que esa composición heterogénea es una oposición genuina y sufrida, se
suma la plana mediática local cuyos dueños son los otrora funcionarios y
hombres fuerte de la IV República, la cual es liderada por el consorcio
transnacional de la CNN, quien después de ser expulsada de Venezuela por el
presidente Maduro, arreció desde Atlanta su cobertura de mentiras y engaño. Su
veneno e inquina son más que evidentes. Toda la nómina de sus presentadores,
que no periodistas, tienen el mandato de difamar, tergiversar, construir
falsedades sobre lo que realmente pasa en Venezuela. Incluso, sin corroborar
informaciones, se atreven a lanzar al aire, como un grito de alarma, notas y
chismes que, supuestamente desde Venezuela les envían sus corresponsales que no
son más que los mismos que están metidos hasta el cuello en la conspiración
contra la revolución. ¡Que profesionalismo! ¡Que objetividad!
Eso se puede comprobar cuando la
CNN lanza alguna nota de última hora y al buscarla en otros medios serios a
nivel internacional, incluso al otro día, estos ni siquiera la tienen entre sus
breviarios; y, si existe, la captan de manera diferente. No a la manera de la
CNN y sus medios genuflexos, con histeria y tergiversación. Alharaca y farsa.
El pueblo de Chávez, que ha
salido airoso de varias de estas confabulaciones; ha derrotado golpes de
Estado, conspiraciones y paros patronales. Por tanto, está nuevamente en
capacidad, por su experiencia de calle y en sus organizaciones de masas, de
derrotar esta nueva andanada de mentiras y violencia. Esta guerra económica,
este ataque mediático y de violencia callejera. Con sabiduría, con fraternidad,
con amor y sacrificio.
Ese será el mejor homenaje al
Comandante Eterno en esta nueva jornada por el Socialismo y una nueva época. El
mismo al que ayer la prostituta CNN afirmaba que, según el cúmulo de llamadas
que había recibido de sus televidentes, no había dejado ningún legado.
Evidentemente, no se dieron
cuenta los mediocres de Atlanta que desde Vietnam, China pasando por Irán,
Rusia, Bielorrusia, España, Alemania, Palestina, etcétera, toda Latinoamérica y
el Caribe, los homenajes a este gigante fueron numerosos y sobrados. ¿Quién se
acordaría de alguien si no hubiera dejado huella? Hasta en lo más obvio la CNN
mete la pata y se tropieza con su propia lengua. ¡Que fiasco!
¡Viva la Revolución Bolivariana en Venezuela! ¡Viva Chávez!
Colectivo de Acción y Reflexión “La Gotera”
Guatemala, 06 de
marzo de 2014
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