Por Manuel Robles Sosa (Prensa Latina *)
Lima, (PL) Dos expresiones de insatisfacción o descontento ante el modelo económico neoliberal se enfilan a dirimir la segunda vuelta de las elecciones generales peruanas, el próximo 5 de junio.
En ellas competirán por la Presidencia el candidato de Gana Perú, Ollanta Humala, y la aspirante de la agrupación Fuerza 2011, Keiko Fujimori.
Con un discurso sencillo y moderado de cambio sin sobresaltos y de medidas de beneficio popular directo y concreto, como la mejora de los salarios, la educación y la salud, la reserva del gas natural del país para el mercado interno y la rebaja de los precios de los combustibles, Humala superó holgadamente a sus oponentes.
A punto de terminar el cómputo de todas las actas electorales, el candidato del bloque progresista Gana Perú, rechazado por los partidos neoliberales, alcanzaba casi 32 por ciento de los votos, más de ocho puntos por encima de su principal oponente, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.
La candidata más joven en competencia, por su parte, conquistó el respaldo de 23 por ciento de los ciudadanos, con críticas a los partidos tradicionales y promesas de mejoras sociales mediante el asistencialismo que caracterizaba al gobierno de su padre (1990-2000), hoy encarcelado por crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Humala no logró la mitad más uno de los votos con los que hubiera accedido directamente a la presidencia, la que tendrá que disputar el 5 de junio ante Keiko Fujimori, en una contienda que él plantea como un dilema entre la democracia y el retorno del régimen de corrupción generalizada y violaciones de derechos humanos del gobierno de Alberto Fujimori.
Los partidos del frente neoliberal se frotan las manos esperando repetir lo sucedido en 2006, cuando Humala ganó la primera vuelta pero su candidatura fue literalmente demolida en la segunda por una campaña política y mediática que, con mentiras y distorsiones, según el analista Raúl Wiener, sembró el miedo y la desconfianza y consiguió que ganara por escasa diferencia el actual presidente Alan García,
Para ello, anota Wiener, han echado a andar otra vez una campaña para que la población tenga miedo al cambio propuesto por Humala, y la que adelantaron en la última fase de la segunda vuelta, sin poder impedir el ascenso del candidato en las preferencias ciudadanas y su triunfo.
Entretanto, los dos rivales han empezado una contienda en la que lanzan puentes a los derrotados, que se encuentran, según afirman, en el dilema de defender el modelo económico frente a la supuesta amenaza de Humala, o evitar los peligros que, según Gana Perú, representa el fujimorismo para la democracia, habida cuenta de lo vivido bajo su gobierno.
Sectores empresariales se inclinan por Keiko como garantía de intangibilidad de la política económica, pero los partidos derrotados tienden a tomar posiciones, con discusiones internas incluidas, ante el dilema, según los seguidores de Humala, de decidir entre democracia y retorno a prácticas dictatoriales y corruptas.
Tanto Humala como Fujimori toman iniciativas para ganar apoyos, los que solamente asoman, con diálogos más o menos discretos y afinidades sugeridas entre uno de los candidatos y determinadas fuerzas.
En lo político, a Perú Posible, partido del expresidente Alejandro Toledo le resulta muy difícil apoyar a Fujimori, teniendo en cuenta que esa organización surgió como oposición a la administración de los años 90.
Similar actitud mantienen agrupaciones reunidas en la Alianza por el Gran Cambio, aunque el excandidato de este frente conservador, Pedro Kuczynski, un empresario peruano-estadounidense, ha sido acusado por Toledo de promover un pacto multipartidario de estabilidad como forma de apoyar a Keiko, lo que el denunciado niega.
En función de ese pacto, Keiko Fujimori ha aceptado que su padre cometió errores al no combatir debidamente la corrupción y al hacerse reelegir por segunda vez en 2000, proyecto terminado en el fracaso.
Humala, por su parte, insiste en el compromiso con los electores firmado días antes de los comicios, el cual moderó significativamente el programa de Gana Perú, en aras de un consenso que el candidato busca para la segunda vuelta y para poder gobernar, si triunfa.
Ni el ex oficial del ejército ni Fujimori cuentan con mayoría parlamentaria propia, lo que plantea un duro desafío para ambos.
(*) El autor es corresponsal de Prensa Latina en Perú.
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