Los últimos datos oficiales sobre el desempleo en Estados Unidos no muestran mejoras, mientras el país atraviesa duros recortes sociales en diferentes regiones.
La crisis iniciada durante la administración de George W. Bush continúa manifestándose y, al igual que en ese gobierno, el gasto militar va en aumento, pese a las necesidades sociales internas.
Si las críticas a Bush apuntaban a sus invasiones militares en Afganistán (2001) e Irak (2003), donde el dinero era drenado de forma masiva para implantar “nuevas democracias”, en estos día la guerra de agresión contra Libia remite a épocas que el actual presidente Barack Obama había prometido dejar en el pasado.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales (OEL), en el tercer mes del 2011 la cifra de desocupados, que afecta a 13,5 millones de personas, y la tasa de desempleo, ubicada en 8,8%, apenas tuvieron modificación, con respecto a febrero, donde se situaba en 8,9%.
Si bien la nómina de empleos no agrícolas aumentó en 216.000 durante marzo, la tendencia sigue en niveles decrecientes al perder 416.000 puestos laborales en los últimos dos años.
Recortes
Hasta el momento la administración Obama no ha concretado las promesas de su campaña electoral, donde la propaganda vendió cambios que nunca llegaron, ni en el panorama económico ni en el ámbito militar, como queda comprobado con el caso de Libia.
Con respecto al presupuesto para el año fiscal 2011 presentado por el Ejecutivo, los congresistas demócratas y republicanos mantienen posturas diferentes con respecto a los recortes que sufrirá.
Los legisladores del partido Republicano buscan una reducción de 61.000 millones de dólares más, que se sumaría al anunciado por el gobierno.
Mientras tanto, los gobiernos de los Estados norteamericanos siguen la cruzada de más recortes, pese a las demostraciones masivas de rechazo encabezadas por diferentes sectores de la población.
La semana pasada se conoció que el Parlamento de Ohio aprobó la limitación los derechos de los sindicatos, similar a las impulsadas en Indiana, Utah, Wisconsin, New Hampshire y Oklahoma.
Al ataque directo a los gremios, en su mayoría vinculados al Partido Demócrata, se suman medidas para paliar el déficit fiscal, traducidas en recortes en los gastos sociales, principalmente de educación y salud.
También se informó que los legisladores republicanos del Estado de Maine promueven dos proyectos de ley que eliminarían partes de las normas de trabajo infantil.
Con la iniciativa se permitiría a los empleadores pagarles a los trabajadores menores de 20 años 2,25 dólares menos por hora que el salario mínimo por sus primeros 180 días en el puesto.
En el marco de la avanzada republicana, los legisladores del Partido proponen además retirar bonos de alimentación a los hogares con un miembro de la familia vinculado a alguna huelga de trabajo.
Con este panorama, donde la protesta social se profundiza, la administración Obama no ha dado señales claras de intervenir para que los daños de la crisis no afecten a los ciudadanos.
Por el contrario, la Reserva Federal (FED) autorizó a algunos bancos a aumentar dividendos y ampliar recompras de acciones para paliar la situación, por lo cual el diario The New York Times explicó que mientras esto sucede, los contribuyentes, las pequeñas empresas y los ahorristas ven cada vez más frenadas sus economías.
El matutino reveló que las deudas de los grandes bancos rozan los 120.000 millones de dólares, respaldadas por el gobierno bajo un programa cuyos subsidios vencen a finales de 2012.
Días atrás, el economista Jeffrey Sachs reconoció que si el Ejecutivo no toma la decisión de aumentar los impuestos a las clases más ricas, Estados Unidos puede enfrentarse a una “revolución” y a una “segunda Gran Depresión”.
El especialista alertó sobre la brecha entre los “súper ricos” y el resto de los ciudadanos, donde la influencia de los primeros ha creado un “engaño” que conducirá al país hacia la “ruina”.
Farrell denunció a Wall Street por haber perdido el 20% de los fondos para la jubilación de muchos ahorradores estadounidenses en la última década, bajo el mecanismo de forzar al inversor a tomar decisiones que absorben su dinero.
Como ejemplo, el economista manifestó que fue en 1929, justo antes de la llamada Gran Depresión, la última vez que la brecha entre los estadounidenses más adinerados y el 99% restante de los ciudadanos fue tan pronunciada.
El derroche permanente de la guerra
Luego de los primeros días de agresión contra Libia se conocieron algunas cifras del dinero gastado por Estados Unidos en la aventura de una nueva invasión, que se suman a los miles de millones utilizados para Afganistán e Irak, donde las tropas norteamericanas desde hace tiempo siguen estancadas y sin avances en sus objetivos.
Según la BBC, en la semana inicial que los ataques sobre territorio libio, la Casa Blanca destinó unos 600 millones de dólares.
El Centro para Valoraciones Estratégicas y Presupuestarias (CVEP) difundió que la zona de exclusión área en Libia podría representar para Estados Unidos gastos de entre 30 y 100 millones de dólares semanales.
El CVEP agregó que en la “etapa inicial” de la invasión, las fuerzas imperiales podrían tener un gasto de entre 400 millones y 800 millones de dólares.
En Estados Unidos, del total de los impuestos recaudados, de cada dólar 2 centavos van destinados a educación mientras que 26,5 al gasto militar, un ejemplo que demuestra la unión directa entre demócratas y republicanos a la hora de desatar guerras de agresión que reactivan el sector por excelencia en el país: el complejo militar-industrial.
AVN
No hay comentarios:
Publicar un comentario