Guatemala
En Guatemala, la
política, al igual que los otros factores determinantes del país, está
pensada y construida para que las y los excluidos/despojados no puedan
ejercerla, mucho menos como derecho. Guatemala es un país donde sólo los
ricos y/o urbanos pueden crear partidos políticos, y ganar elecciones.
Pero, esta vez, al parecer, ese mito político se diluye.
El próximo
16 de junio, 27 partidos políticos (de estilo tradicional) y un
instrumento político (Movimiento para la Liberación de los Pueblos MLP)
competirán para elegir un binomio presidencial, 160 diputados
nacionales, 20 diputados al Parlacen, y 340 alcaldes con sus
corporaciones.
De dónde y por qué nace el Movimiento para la Liberación de los Pueblos
Hace
tres años atrás (2016), centenares de comunidades indígenas y
campesinos en resistencia, en su mayoría articulados en el movimiento
social plurinacional denominado Comité de Desarrollo Campesino (CODECA),
ante la incapacidad de la izquierda tradicional de incorporar las
agendas sociales en sus narrativas ideológicas, y ante el avance
violento del sistema neoliberal, decidieron en asambleas crear su propia
organización política.
A finales del pasado año, luego de un
apoteósico trabajo de hormigas, lograron inscribir en el Tribunal
Supremo Electoral (TSE) el Movimiento para la Liberación de los Pueblos
(MLP), al que denominan instrumento político. No hubo financiamiento
externo. Mucho menos asesoramiento o asistencia técnica de la
“envejecida vanguardia revolucionaria” nacional. Fue todo un suceso
inédito en casi dos siglos de República. Pero, no hubo tiempo para
celebrar dicho acto histórico.
Así, lograron salir airosos de la
primera contienda, venciendo nada menos que a la arquitectura
legal/electoral minuciosamente pensada por los ricos, para los ricos.
Aún es fresco en la retina los mal augurios de muchos actores
neoliberales al referirse a aquel atrevimiento: “Éstos no pasan de
asambleas comunitarias”, “Éstos no inscribirán su binomio presidencial”,
“Éstos no tienen gente capaz”…
Candidatas indígenas en un país racista
En
la asamblea nacional extraordinaria de MLP, el pasado 7 de marzo,
indígenas y campesinos nuevamente sorprendieron a propios y extraños al
proclamar (por aclamación) a la indígena mam, Thelma Cabrera, como su
candidata a la presidencia de la República para las elecciones generales
del próximo 16 de junio.
Cabrera, es una reconocida defensora de
derechos, casi auto didacta, forma parte del núcleo central del
movimiento plurinacional CODECA. Conocida por sus “heréticas”
afirmaciones como: “En Guatemala los pueblos indígenas no tenemos
Estado”. “Nuestra casa llamada Guatemala está corroída por completo,
urge un proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional para construir
una casa nueva con todos/as y para todos/as”…
Además, en dicha
asamblea MLP anunció que Vicenta Jerónimo, otra defensora mam, será
quien encabece el listado nacional de diputados.
Si el crear una
organización política propia ya era un atrevimiento indocampesino en un
país racista. El proclamar a mujeres indígenas como candidatas a la
presidencia de la República criolla es una apostasía al régimen
patriarcal. Mucho más en sociedades amantes de títulos o rótulos
académicos.
Una propuesta post neoliberal y post República criolla
Si
bien el método organizativo de MLP, y el perfil de sus representantes,
son ya evidencias de otro modo de hacer otro tipo de política en un país
acostumbrado a la chabacanería electorera, sin embargo lo que más
desafía a la izquierda y derecha neoliberales son las propuestas de esta
organización política.
“No vamos a ganar elecciones. Vamos a
crear un Estado Plurinacional, y a nacionalizar todas las empresas y
servicios que han privatizado”, sentenciaba con vehemencia y convicción
firme Thelma Cabrera en la Asamblea Nacional constitutiva de MLP, en
diciembre pasado.
Y así es. Entre los objetivos públicamente
planteados por MLP están: recuperación de las empresas y servicios
privatizados (mediante auditoría de los contratos), creación del Estado
Plurinacional desde las autonomías territoriales, proceso de Asamblea
Constituyente Popular y Plurinacional, entre otros. Tiene como horizonte
declarado el Buen Vivir. Éste es el marco teórico, y narrativa
ideológica de esta organización política.
Todo un atrevimiento
intelectual y político en un país donde el único horizonte ideológico
posible es el sistema neoliberal y su Estado nación criollo. ¡Casi
ningún académico o intelectual de izquierda o de centro se atreven a
desafiar al totémico sistema neoliberal, ni al Estado fallido criollo!
Pero, indígenas y campesinos sí lo hacen, y con propuestas, para mal que
pese a los “tanques de pensamiento nacional”.
Ahora, el sendero
libertario está abierto para los pueblos de Guatemala. La meta no son
las elecciones próximas, pero éstas serán una prueba de fuego para esa
otra política que emerge en la penumbra política electorera nacional.
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