Su asesinato terminó
con la vida del soñador, no del sueño de igualdad y justicia. Hace 50
años, el 4 de abril de 1968, fue ultimado Martin Luther King, en
Memphis, Tenesí. Un francotirador le disparó certeramente y segó la vida
del líder que sacudió conciencias y estructuras en la sociedad
estadunidense.
Para comprender a Martin Luther (Martín Lutero) King es necesario
adentrarse en sus raíces religiosas. Su abuelo materno, Adam Daniel
Williams, hijo a su vez de un esclavo y predicador, fue pastor bautista
y en la Biblia encontró inspiración para involucrarse en el activismo
social. El padre, Martin Luther King, sucesor de su suegro en el
pastorado de la iglesia bautista Ebenezer, en Atlanta, heredaría al hijo
no nada más el nombre, sino también la pasión por un ministerio
eclesiástico profundamente identificado con las necesidades de la
comunidad. Martin Luther King hijo fue pastor, a partir de 1960, de la
misma iglesia en que sirvieron su abuelo y su padre. La madre, Alberta
Williams King, era desde joven organista del coro de la iglesia bautista
Ebenezer.
Existe una larga tradición de lectura libertaria de la Biblia en las
comunidades afroestadunidenses. Mientras algunos sectores protestantes
blancos encontraron en la Biblia justificaciones para el supremacismo y
la práctica de la esclavitud, los esclavos afroestadunidenses se
inspiraron en pasajes bíblicos que afirman la dignidad de hombres y
mujeres de todos los orígenes étnicos. Así como los antiguos hebreos
anhelaban ser liberados del régimen esclavista en Egipto, los
afroestadunidenses buscaban reproducir en su contexto la esperanza
liberadora narrada en el libro bíblico del Éxodo. El itinerario
bíblico/teológico de tal acercamiento lector lo ha descrito bien Allen
Dwight Callahan, en The Talking Book: African Americans and the Bible (El libro parlante: afroestadunidenses y la Biblia), publicado por la Universidad de Yale en 2008. El prólogo comienza con líneas clarificadoras:
Los afroestadunidenses son los hijos e hijas de la esclavitud en Estados Unidos. Y la Biblia, como ningún otro libro, es el libro de los hijos de la esclavitud.
Como sus antepasados, Martin Luther King hizo de la lectura bíblica
centro de convicciones y prácticas. Fue sobresaliente expositor bíblico
que cultivó una predicación que atrapara la mente, incendiara el corazón
y movilizara los pies. Es decir, comunicaba argumentos para persuadir a
su auditorio. En este proceso sacudía las conciencias y emociones,
para, finalmente, movilizar a la audiencia y lograr de ella compromisos
prácticos en distintos terrenos.
Martin Luther King era un predicador cautivante. Decía de sí mismo
que procedía de un linaje en el cual “él era hijo de un predicador
bautista, nieto de un predicador bautista y bisnieto de un predicador
bautista […] La Iglesia es mi vida y le he entregado mi vida a la
Iglesia”. Para él la actividad eclesiástica necesariamente debía
fermentar lo social y político. Era meticuloso en la preparación de las
exposiciones bíblicas. Sus sermones se caracterizaban por una pedagogía
contextual de lo leído en la Biblia. Por lo mismo siempre incorporaba
sucesos y acontecimientos que afectaban a las comunidades
afroestadunidenses. Mervyn A. Warren ha desmenuzado el fondo y forma de
la predicación del personaje en King Came Preaching: The Pulpit
Power of Dr. Martin Luther King Jr. (King vino predicando: El poder del
púlpito del doctor Martin Luther King Jr.), InterVarsity Press, 2001.
Su discurso más conocido, (I have a dream (Tengo un sueño),
en el que con elocuencia habla del fin de las barreras racistas y de la
injusticia que cercena los derechos de la población oprimida, es un
eslabón más de la extensa cadena de sermones que Luther King predicó
durante su ministerio pastoral. La pieza oratoria fue dada el 28 de
agosto de 1963, en las escalinatas del monumento a Abraham Lincoln, en
Washington, DC. Esta liga contiene la transcripción del discurso y el audio original. En aquella ocasión Martin Luther King fue presentado como líder moral de la nación estadunidense.
Ocho años antes de I have a dream, el pastor Martín Lutero
King había destacado en la organización del boicot a los autobuses en
Montgomery, Alabama. El movimiento se desató a partir de un pequeño acto
de desobediencia por parte de Rosa Parks. El primero de diciembre de
1955 ella no quiso levantarse del asiento para que fuera ocupado por un
blanco, tal y como lo mandaban las leyes de Montgomery. Fue arrestada y
el caso desencadenó que Martin Luther King y otros liderazgos
afroestadunidenses convocaran a un boicot contra el sistema de
transporte público. El movimiento se prolongó por un año y obtuvo una
contundente victoria cuando el 20 de diciembre de 1956 la Suprema Corte
de Justicia declaró inconstitucional la segregación en los autobuses.
El sueño de Luther King se convirtió en pesadilla para los
supremacistas blancos. La lucha que encabezó por la reivindicación de
los derechos civiles igualitarios para todos, y dado que le eran negados
a los afroestadunidenses, le costó represión y múltiples
encarcelamientos. Padeció varios atentados. Finalmente, el 4 de abril de
1968 cayó abatido tras haber bregado incansablemente por alcanzar el
sueño de la paz fruto de la justicia. Por esto el sueño sigue hasta
trastocar el orden establecido. Él, como el profeta Isaías, visualizaba
un horizonte distinto al ominoso del racismo, por lo cual en I have a dream mencionó:
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán valles, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados(Isaías 40:4).
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