Laura
Zúñiga Cáceres, hija de la luchadora social asesinada en su casa a
comienzos de Marzo, en Honduras, se encontraba junto a su compañero
Camilo Bermúdez y otra amiga italiana en una Gasolinera en las salidas
de Tegucigalpa, capital del país, cargando combustible cuando se dieron
cuenta que estaban siendo vigilados.
Un hombre de estatura media, gorra gris,
camisa verde con rayas blancas, pantalón jean y de tex trigueño oscuro,
según el relato que hicieron, miraba a los tres jóvenes con mucho
detenimiento, como si los conociera.
A pesar de que algunas personas que
entraron al lugar, saludaron al hombre como si lo conocieran, éste se
mantuvo fijo en los jóvenes, siguiendo cuidadosamente todo movimiento
que ellos hicieran.
Una vez terminado el trámite de la carga de combustible, este hombre comenzó a comunicarse con alguien más por teléfono.
La Red Nacional de Defensoras de
Derechos Humanos en Honduras emitió una alerta al respecto de este
sospechoso encuentro, y pidió amplia difusión del episodio a la
comunidad nacional e internacional, que fue tan conmocionada por el
asesinato de Berta.
Laura, su hija, se trasladó a Honduras y
desde allí ha asumido una denuncia frontal de los responsables de la
muerte de su madre, señalando principalmente a la Empresa Hondureña de
Desarrollos Energéticos DESA, constructora que desde el 2010 intenta
construir la represa hidroeléctrica conocida como Agua Zarca, sobre el
Río Gualcaque, en cuya defensa Berta fue uno de los pilares, junto a la
comunidad originaria lenca.
“Crecí en un hogar dirigido sólo por mi
mamá y desde temprano ella trabajo en la defensa de los derechos
humanos. A mi madre le tocó vivir dictaduras, golpes de Estado y hasta
hoy me motiva para continuar esta lucha”
A menos de cumplirse un mes del
asesinato de su madre, Laura denunció en Washington, Estados Unidos,
haber sufrido al menos 4 incidentes de hostigamiento desde que ella y su
hermana, Berta Isabel regresaron para instalarse en Honduras de manera
indefinida.
Entonces alertó que hombres armados las
han seguido y que desconocidos han llegado a fotografiar la casa de su
abuela, donde reside buena parte de su familia. Laura y su hermana Berta
se encontraban en la capital estadounidense, para intentar lograr que
ese gobierno ejerza una presión efectiva sobre el hondureño, para que se
conforme un grupo de investigación de expertos independientes similar
al que actuó, hasta esta semana, en el caso Ayotzinapa.
Foto: Berta y Laura Zúñiga, hijas de Cáceres // Alba movimientos
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