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miércoles, 18 de mayo de 2016

¿Por qué Rusia da por muerta a la OPEP?


Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada

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La agencia Moody’s rebajó el sábado pasado la calificación crediticia de Arabia Saudita debido a la caída prolongada de los precios del petróleo. En la imagen de archivo, un obrero trabaja en una construcción en la ciudad saudita de YedaFoto Ap

Ahora que anduve de gira durante dos semanas en Ámsterdam, Milán, Beirut y Damasco me percaté de la profundidad de la devastación financiera que provocó el abrupto desplome del barril del petróleo en el gran Medio Oriente.
Líbano, que lleva casi dos años sin poder elegir a un presidente, sufre los embates en su sector turístico, pero mantiene en forma antigravitatoria la cotización de la libra libanesa frente al dólar, gracias a un sector bancario muy poderoso cuan creativo y al eficiente manejo de Riad Salameh, quizá el mejor banquero centralbanquista del planeta, dadas las circunstancias bélicas circundantes y lo exiguo del país de los cedros inmarcesibles.
No se puede decir lo mismo de Siria, donde el régimen de Bashar al Assad sufre una tremenda guerra geoeconómica/geofinanciera: con una grave crisis en los insumos de primera necesidad y una reciente abrupta devaluación de su divisa (libra siria) por más de 20 por ciento –que lleva un total agregado de 92 por ciento devaluado frente al dólar desde el inicio de su guerra civil.
Me llamó mucho la atención, en el lapso de un año, la profundización de la iranización de Líbano, en contrapartida al repliegue tanto de Arabia Saudita como del resto de las petromonarquías árabes.
Una constante de mi conversación a los más altos niveles en Líbano, con dos de los punteros candidatos a la presidencia, el general Michel Aoun (http://goo.gl/4oH3Yr) y el general Chamel Rukoz (http://goo.gl/HWZzX7), fue la temática del cada vez menos subrepticio embate geofinanciero que se cocina contra Arabia Saudita.
A mis interlocutores externé mi temor de que para que Estados Unidos (EU) pague su adeudo a Irán, alrededor de 150 mil millones de dólares, pues sencillamente se los despojará a Arabia Saudita, que cometió el grave error de colocar sus cuantiosas reservas de divisas, unos 660 mil millones de dólares (la cuarta reserva global), en las arcas de EU, que difícilmente se los devolverá, sin contar los cuantiosos Bonos del Tesoro que compraron a EU, en lugar de haber diversificado sus haberes.
En forma ominosa, ayer el Senado de EU aprobó una enmienda que permite a las víctimas del 11-S demandar a Arabia Saudita (http://goo.gl/fNoxOH), mientras el Congreso deja pendiente su espada de Damocles geofinanciera: la publicación escalofriante de las 28 páginas faltantes de la Comisión del 11-S sobre la autoría de los atentados.
Mis fuentes muy creíbles en Beirut me comentaron que fue el cónsul en ese entonces de EU en Yeda quien concedió las visas a los presuntos terroristas sauditas. Naturalmente, esto jamás será indagado por el Congreso estadunidense.
En forma estridente, nada menos que el poderoso director de la petrolera estatal rusa Rosneft, Igor Sechin, muy cercano al zar Vlady Putin, en una entrevista a la agencia británica Reuters, sentenció la muerte de la OPEP y el fin de su influencia en el mercado petrolero (http://goo.gl/7SLozE).
Es probable que la necropsia de la OPEP por Sechin se deba a la falta de acuerdo de la OPEP –en lo interno, por la colisión entre Arabia Saudita e Irán: este último ni siquiera asistió a la reunión– y al exterior, con Rusia, durante la fracasada cita en Doha del 17 de abril para congelar la producción y detener la caída del oro negro, que, por cierto, ha rebotado en forma espectacular hasta alcanzar 50 dólares por barril en la variedad Brent.
¿Vamos a la regionalización geoenergética de los hidrocarburos, cuando EU ha capturado los pletóricos yacimientos del Golfo de México –gracias al entreguismo de la corrupta clase gobernante del “México neoliberal itamita” y sus mercenarios partidos paleros–, mientras tiene en jaque el petróleo pre-sal de Brasil y está a punto de propinar el jaque mate a las máximas reservas del petróleo global en Venezuela?
¿Cómo se ajustarán Argelia, Angola y Ecuador, los otros miembros de la OPEP, que todavía lideran las petromonarquías árabes, ante la nueva normalidad del mercado petrolero cada vez más regionalizado?
El geopolitólogo germanoestadunidense F. William Engdhal –a mi juicio, mucho más profundo que Michael Klare, quien al final del día ostenta las tesis del establishment estadunidense, aunque en menor medida que el publicista de la industria petrolera anglosajona Daniel Yergin–, sentencia que el “mercado petrolero angloestadunidense está quebrado (http://goo.gl/2OV4CI)”.
Engdhal da vuelo al acta necrológica de Sechin sobre la OPEP de que ya no puede dictar su voluntad al mercado, a lo cual agrega factores deprimentes, como la política del anterior ministro del petróleo de Arabia Saudita al-Naimi –quien acaba de ser sustituido por Khalid A. Al-Falih– de haber eliminado al gas/petróleo de esquisto que ocasionó mayores pérdidas al presupuesto estatal saudita, que ahora se encuentra en déficit, al unísono de haber creado una inundación superavitaria estimada en 3 mil millones (¡supersic!) de barriles de petróleo que flotan almacenados en algún lugar en los altos mares.
Advierte que los precios no mejorarán hasta que tal mirífica cantidad de petróleo almacenada en los altos mares no haya sido reducida. Si la OPEP pudiese manejar el recorte de la producción por 3 millones de barriles al día, le tomaría casi tres años para disminuir la inundación en el mercado.
Engdhal arguye que el mundo del mercado petrolero hoy se encuentra quebrado, lo cual tendrá enormes, aunque aún poco apreciadas consecuencias políticas, una de las cuales sería la disminución del control del dólar estadunidense en el mercado mundial, ya que el petróleo es de lejos la materia prima más comercializada en el mundo, con la excepción posible de los narcóticos ilegales, sin contar el “colapso del alto costo de la industria del petróleo de esquisto ( shale oil) de EU”: la despedida de al-Naimi es un género de evento del mercado que finiquita el control angloestadunidense del mercado petrolero global.
Como transcendental dato adicional, Engdhal resalta que el mercado comercial del petróleo basado en el rublo ruso, St. Petersburg International Mercantile Exchange (Spimex), está a punto de abrir el petróleo comercial ruso en rublos en lugar de dólares estadunidenses.
En forma interesante, el director de Spimex es nada menos que Igor Sechin (http://goo.gl/NwFVIh).
Era evidente que un precio de 20 dólares el barril, al que lo habían llevado los megaespeculadores de la banca de Wall Street, era insostenible para Rusia: escenario que coqueteaba con una guerra de gran envergadura.
También un precio de 110 dólares era intolerable tanto para EU como para China. Un precio entre 50 y 70 dólares el barril traduciría un tácito acuerdo geopolítico sobre el petróleo –mucho más que el inexistente precio geofinanciero del mercado controlado por Wall Street, cuando el precio geoeconómico de la muy primitiva oferta/demanda ha sido superado (http://goo.gl/NV9U4B)–, lo cual significaría un acomodamiento geoestratégico entre EU y Rusia cuyo corolario pasaría por el acuerdo del nuevo mapa Lavrov-Kerry del Gran Medio Oriente que sustituiría al fenecido acuerdo Sykes-Picot de hace 100 años.
El petróleo es ante todo el hijo mayor de la geopolítica.
Twitter: @AlfredoJalifeR_
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