Este
es el segundo artículo y último de una serie que se inició la semana
pasada. Revisábamos una entrevista concedida por el profesor Michael
Hudson, de la Universidad de Missouri (en Kansas), sobre el flujo de
dólares de todo el mundo hacia EEUU. “Si usted echa un vistazo a las
balanzas de pagos de los países que son llamados ‘paraísos fiscales’,
fuera de EEUU, encontrará pasivos que se deben a EEUU. Si se detiene
podrá ver la enorme cantidad de acciones norteamericanas, de bonos
norteamericanos y de depósitos bancarios norteamericanos que vienen de
esos llamados ‘paraísos’. Hudson concluye que es “la magnitud gigantesca
de esos depósitos que mantiene a flote al dólar”.
El Congreso de
EEUU maneja muy bien la lógica financiera. En la década de 1960 entendió
que los delincuentes chicos y grandes y de todas las nacionalidades son
la gente que dispone de la mayor liquidez en el mundo. Según Hudson,
“esos delincuentes no quieren amarrar sus fortunas a propiedades. Las
propiedades saltan a la vista, son de perfil alto, muy visibles. En
cambio, las finanzas en la balanza de pagos se conocen como el
invisible. Si usted es un delincuente, quiere que sus finanzas sean
invisibles para poder mantenerlas a salvo. La inversión más segura es la
compra de bonos del Tesoro de EEUU”.
Hudson afirma que el
Congreso de EEUU “sabía que el grueso de los extranjeros tenedores de
bonos del Tesoro eran delincuentes. Los congresistas concluyeron que
necesitaban el dinero de los delincuentes, así que no legislaron para
hacer retenciones y no gravaron fiscalmente a los tenedores de fortunas
producto del crimen. Al contrario, convirtieron el crimen en una
actividad libre de impuestos. Así fue que no se hacen preguntas sobre
los activos de delincuentes camuflados en cuentas fiduciarias en los
bancos norteamericanos”.
Hudson asegura que “fue bajo presión de
EEUU que se configuró el actual sistema bancario internacional, a fin de
facilitar el blanqueo de dinero procedente del capital acumulado en el
tráfico de drogas. La causa de que norteamericanos y canadienses no
figuren particularmente en los registros del buffete de Mossack
y Fonseca (M&F) es que sus clientes no son norteamericanos”. El
sistema fiscal panameño de territorialidad – que no le cobra impuestos a
quienes desde Panamá hacen negocios en el extranjero - es considerado
por Hudson como “un robo legal a la hacienda pública”.
Hudson
propone una solución al lavado de dinero: “Hay que gravar fiscalmente a
las empresas de EEUU conforme a sus ingresos a escala planetaria. Si
usted sabe que una compañía como Exxon ingresa a EEUU mil millones de
dólares, se le aplica el gravamen no importa dónde declaran los
ingresos”. El profesor de Economía tendría que agregar que, en el caso
de Panamá, este país estaría obligado a cobrar impuestos a sus
nacionales no importa donde están ubicados sus negocios.
EEUU y
Panamá comparten un problema. Washington tendría que gravar fiscalmente a
Apple por todos los ingresos que tiene en Irlanda, jurisdicción que le
permite evadir los impuestos que le debe al fisco norteamericano. Según
Hudson, esto provocaría un choque de intereses entre monopolios y
gobierno. Algo parecido pasaría en Panamá, a otra escala. Para financiar
el presupuesto nacional habría que comenzar a gravar las ganancias de
panameños obtenidas en el exterior. Además, cobrar impuestos de
herencia, de depósitos bancarios y de bienes raíces urbanos.
Hudson
cree que no hay condiciones políticas en EEUU para lograr ese objetivo.
Tampoco es probable que en las condiciones actuales se produzcan
cambios en Panamá. “Washington podría perseguir al pequeño ‘mequetrefe’
que se cuela por los grandes sumideros fiscales creados por la industria
petrolera hace un siglo. Pero es muy difícil perseguir a los pequeños
evasores fiscales sin capturar a los peces gordos. Y los peces gordos
son nada menos que las mayores empresas transnacionales de EEUU”.
Hudson
concluye que “no se resolverá el problema del lavado de dinero ni del
tráfico de ilícitos, porque EEUU quiere sostener el dólar por la vía de
atraer hacia su sistema bancario todo el dinero de origen criminal”.
Hudson asegura que “el conjunto del sistema financiero de EEUU se ha
hecho criminal para poder subsidiar sus pesados presupuestos militares.
Por un lado, financian su presupuesto militar lavando el dinero de la
‘clase criminal’ mundial. Por el otro, deja libres de impuestos a las
grandes compañías transnacionales, desde Apple hasta Exxon. Es
evidente”.
26 de mayo de 2016.
- Marco A. Gandásegui,
hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador
asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena
(CELA)
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