Por Héctor Bernardo *
Buenos
Aires (PL) Un cable revelado por Wikileaks muestra que el presidente
interino de Brasil, Michel Temer, a quien Dilma Rousseff definió como
"el jefe de los conspiradores", era informante de la Agencia Central de
Inteligencia de Estados Unidos (CIA).
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De acuerdo con la información en su momento confidencial, Temer se
reunía periódicamente con los representantes de la Embajada de Estados
Unidos y les brindaba información que él mismo calificaba como
"sensible" y "solo para uso oficial".
El cable difundido por
Wikileaks, que habría sido emitido en 2005, fue enviado desde Sao Pablo
al Comando Sur (con sede en Miami) y señala:
"El diputado
Federal Michel Temer, presidente nacional del Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB), cree que la desilusión pública con el
presidente Lula y el Partido de los Trabajadores (PT) proporciona una
oportunidad para que el PMDB presente su propio candidato a las
elecciones presidenciales de 2006".
Otra parte del cable
revelado por Wikileaks, asegura: "Al ser preguntado sobre el programa
del partido, Temer indicó que el PMDB apoya políticas que favorecen el
crecimiento económico.
[El partido] no tiene ninguna objeción al
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) [y] preferiría ver al
Mercosur fortalecerse con el fin de negociar con el ALCA como bloque,
pero la tendencia parece ser la contraria".
El cable confirma,
una vez más, el nivel de injerencia que el gobierno de Estados Unidos
ejerce en la región a través de sus Embajadas, servicios de
inteligencia, y sus redes de fundaciones y OGNs.
En un artículo
publicado en el diario Página/12, el sociólogo Atilio Borón señaló: "En
su momento Barack Obama envió como embajadora en Brasil a Liliana
Ayalde, una experta en promover â��golpes blandosâ�Ö porque antes de
asumir su cargo en Brasilia, en el cual se sigue desempeñando,
seguramente que de pura casualidad había sido embajadora en Paraguay, en
vísperas del derrocamiento â��institucionalâ�Ö de Fernando Lugo. Pero
el imperio no es omnipotente, y para viabilizar la conspiración
reaccionaria en Brasil suscitó la complicidad de varios gobiernos de la
región, como el argentino, que definió el ataque que sus amigos
brasileños estaban perpetrando en contra de la democracia como un
rutinario ejercicio parlamentario y nada más".
No llama la
atención, en este contexto, que el primer gobierno en saludar la llegada
de Temer a la presidencia de facto sea el de Mauricio Macri, cuya jefa
de política exterior es Susana Malcorra, quien también ha sido
denunciada por sus vínculos con la CIA.
MACRI EN LA EMBAJADA
Según
señala el periodista Santiago Oâ�ÖDonnell en su libro Argenleaks, el
propio presidente Macri tenía una clara dependencia de la Embajada de
Estados Unidos. Oâ�ÖDonnell, afirma en su libro que en el año 2007 Macri
mantuvo una reunión con miembros de la Embajada de Estados Unidos en
Argentina.
En aquel encuentro -según se detalla en el cable
enviado por el cónsul político estadounidense, Mike Matera- Macri
aseguró que su fundación Crecer y Crecer trabajaba "con el Instituto
Republicano de Estados Unidos (y también con la fundación Konrad
Adenauer de Alemania) en la formación de nuevos liderazgos",
instituciones estrechamente vinculadas a la agencia de inteligencia
norteamericana.
La actitud del presidente argentino fue
extremadamente opuesta a la de su par venezolano, Nicolás Maduro. Cuando
se supo que el golpe parlamentario en Brasil era un hecho, el líder
bolivariano aseguró: "Hoy se consumó la primera fase de un golpe de
Estado para acabar con una era de fuerza y liderazgo popular, para
dividir al Brasil. Desde el norte tienen claro que Brasil es muy
importante para el rumbo de América latina, para el rumbo del mundo
(â��) los Estados Unidos quieren impedir que en Latinoamérica continúen
los gobiernos progresistas y revolucionarios elegidos democráticamente
para bienestar de los derechos fundamentales del pueblo".
En
Venezuela los hombres de la oposición vinculados a la CIA son numerosos,
por solo nombrar algunos, Henrique Capriles Radonski y Leopoldo López.
Los planes de la Casa Blanca para desestabilizar al gobierno bolivariano
han sido innumerables y no se han detenido.
Como si se tratase
del juego de Tácticas y Estrategias de Guerra (TEG), el gobierno de
Barack Obama distribuye sus fichas por el tablero de la región. La
derecha, comandada desde la Casa Blanca, ya se quedó con Argentina y
también acaba de tomar el gobierno en Brasil. Ahora, antes de que el
gobierno de Obama llegue a su fin (en noviembre), va por Venezuela.
*Analista político argentino quien colabora con Prensa Latina.
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