Por Adalys Pilar Mireles
Bogotá,
26 may (PL) A juzgar por los recientes pronunciamientos del Gobierno
colombiano y las FARC-EP, ambas partes parecen estar muy cerca de
conseguir un pacto para silenciar los fusiles y con ello finalizar el
conflicto bélico de más de medio siglo.
En el comunicado conjunto divulgado la víspera, las dos delegaciones
anunciaron que sesionarán de manera permanente con el objetivo de llegar
a acuerdos lo antes posible en los temas restantes de la agenda, claves
para terminar la confrontación.
Según lo previsto, luego de
consultas internas volverán a encontrarse en La Habana el lunes próximo a
fin de dar las últimas puntadas al cese el fuego bilateral y
definitivo, visto como el asunto medular del proceso de paz, y avanzar
en otros no menos decisivos (dejación de armas o desarme de los
guerrilleros y las garantías para su seguridad).
Según los
portavoces de los dos equipos, otro de los temas de prioridad en esta
etapa conclusiva de las conversaciones es la estrategia para combatir a
las bandas criminales, con énfasis en aquellas sucesoras del
paramilitarismo, acusadas de amenazar y aniquilar a defensores de
derechos humanos, líderes comunitarios y activistas políticos.
En el texto divulgado ayer, el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) coincidieron
en calificar de positiva la dinámica de los debates en torno a esos
acápites, contenidos todos en el punto cinco (fin del conflicto), visto
aquí como un mensaje esperanzador.
Desde el pasado 20 de julio,
ese movimiento rebelde decretó una pausa combativa de manera unilateral,
secundada por la orden presidencial de suspender los bombardeos contra
los campamentos de dichos insurgentes.
Analistas afirman que
Colombia vive de facto un cese el fuego bilateral, por lo que resta
oficializarlo con un consenso que deberá incluir los pormenores de los
mecanismos de verificación.
Una misión, coordinada por Naciones
Unidas y compuesta por observadores latinoamericanos y caribeños, será
la encargada de comprobar el cumplimiento de esa fase, estructura a la
que se unirán también voceros del Ejecutivo y de las FARC-EP.
Como resultado de los progresos conseguidos en la capital cubana el
optimismo es tal dentro de algunos sectores, que dirigentes de
plataformas como Marcha Patriótica (MP), congresistas y otras fuerzas
organizan ya una movilización nacional con el propósito de celebrar el
término de la guerra.
La fecha escogida para el festejo fue el
15 de julio, momento cuando el país deberá estar, como mínimo, en el
marco del cese el fuego bilateral, declaró a Prensa Latina el líder de
MP David Flórez.
Está próximo el Acuerdo Final, sin embargo
preocupa el propósito de la reconciliación, alertó el periodista y
politólogo Carlos Lozano, en su columna del semanario Voz.
En su
opinión el establecimiento y las instituciones no están suficientemente
preparados para el salto humanista que significará acabar la
conflagración.
Cada vez que ocurre un avance significativo en La
Habana el fiscal Jorge Fernando Perdomo anuncia investigaciones contra
los dirigentes guerrilleros mientras guarda silencio sobre los procesos
por falsos positivos, parapolítica, que van a paso de tortuga, dijo.
La eficacia de la paz estable y duradera dependerá en buena medida de
dejar a un lado el odio y el resentimiento, subrayó el intelectual, uno
de los biógrafos de los diálogos entre las partes beligerantes.
Así las cosas, los colombianos esperan noticias favorables a partir de
la reanudación de los encuentros en Cuba la semana venidera, sobre todo
porque tanto el presidente Juan Manuel Santos como el asesor jurídico de
las FARC-EP, Enrique Santiago, dejaron entrever la posibilidad de
cerrar satisfactoriamente las pláticas en junio con la firma de la paz.
No obstante y basados en fallidos pronósticos previos, descartaron fijar un día
o plazo fatal, para el cierre del espinoso proceso de conversaciones, que goza de simpatía en la comunidad internacional.
jha/ap
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