Adital
Movimientos sociales, sindicatos, pastorales sociales,
entidades de la sociedad civil organizada e importantes personalidades
políticas brasileras se aliaron para promover la Campaña de Solidaridad con
Haití, que exige el retiro inmediato de las tropas de ocupación que desde hace
10 años impiden el libre desarrollo y la autodeterminación del pueblo haitiano.
Esta alianza convoca a colectivos, entidades y personas que creen que Haití
necesita solidaridad –y no militarización– para que se sumen a la construcción
de esta Campaña de Solidaridad y participen en el seminario nacional los días 22
y 23 de mayo en San Pablo.
En este evento, se realizará el planeamiento para la Campaña, con el objetivo
de establecer una serie de actividades de denuncia, convivencia, formación,
presión sobre centros de poder y producción de informaciones para 2015. La idea
es aumentar la movilización social contra la presencia de la Minustah en Haití, cuyo mandato
se renueva anualmente por parte el Consejo de Seguridad de la ONU, en general en el mes de
octubre.
"Exigimos respeto a la soberanía de Haití y no aceptamos
que las violaciones de derechos humanos sean cometidas en nombre de la sociedad
brasilera, que jamás fue consultada sobre la decisión de liderar una
intervención destinada a resguardar los intereses imperialistas en la región”,
afirman en una nota los organizadores de la Campaña.
Durante el seminario, se escuchará a los movimientos
sociales haitianos acerca de la realidad que se vive en su país actualmente. El
objetivo es también aumentar los lazos de confianza y lucha común contra las
formas actuales de explotación y opresión en América Latina y el Caribe.
Historial
El 28 de febrero de 2004, un presidente
democráticamente elegido, el sacerdote Jean Bertrand Aristide, fue forzado por
militares estadounidenses a dejar el país más pobre del continente americano
rumbo al exilio forzado. Era el segundo golpe de Estado sufrido por Haití desde
la redemocratización del país, iniciada en 1990, después de estar décadas bajo
la dictadura de los Duvallier, Papa Doc y Baby Doc, François y Jean-Claude, que
aterrorizó a la isla caribeña durante la Guerra Fría. El golpe
de 2004 apuntaba a remover los obstáculos para la actuación del capital
extranjero en Haití, en especial de las corporaciones de Estados Unidos,
Francia y Canadá, que buscaban aprovecharse del bajo costo de materias primas y
mano de obra local. Brasil, que se negó a participar en la primera misión
internacional que ocupó Haití en los años ‘90, esta vez decidió asumir el
comando militar de la operación, que garantizó la consolidación del régimen
golpista a partir de entonces.
Así surgió la Minustah –Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de
Haití-, una fuerza de guerra compuesta por soldados de diversos países que,
bajo el liderazgo brasilero, ocupa desde hace diez años el territorio haitiano,
desde la caída del orden constitucional en 2004. La presencia militar de la Minustah garantiza el
avance de los proyectos del gran capital internacional, asociado a la reducida
elite haitiana, principalmente en las áreas de minería (oro), agricultura
(latifundio monocultor), hotelería (de lujo, para extranjeros) y manufacturas
(‘maquiladoras’ del ramo textil).
Cuando los/las trabajadores/as, sindicatos y
movimientos sociales intentan organizarse para reivindicar sus derechos son
brutalmente contenidos por las fuerzas de represión, incluyendo a las tropas de
la ONU.
Frecuentemente, se vienen denunciando casos de violaciones de
derechos humanos practicados por soldados extranjeros, desde el comienzo de la
operación. Los más graves se refieren a violaciones sexuales de jóvenes
haitianos/as, ejecuciones, encubrimiento de elecciones fraudulentas y, más
notoriamente, la introducción del virus del cólera en el país, causando una
epidemia que costó la vida de más de 8 mil haitianos/as, dejando a otros/as 800
mil enfermos. Esto sucede en una sociedad ya castigada por siglos de
explotación del colonialismo europeo y marcada por fuertes desastres naturales,
como el terremoto de 2010.
Los organizadores de la campaña señalan también que
nunca hubo un debate en Brasil sobre la decisión de liderar la invasión militar
a Haití, practicada en nombre de la ‘comunidad internacional’, así como no hubo
–y no hay- apoyo en la sociedad haitiana para la ocupación, pues el pueblo en
las calles sigue protestando contra las tropas y hasta el Senado de Haití
exigió la salida de los soldados extranjeros.
Recientemente, el influjo creciente de inmigrantes
haitianos ha comenzado a despertar la atención de la sociedad brasilera sobre
las condiciones de vida en el Haití ocupado. "Víctimas de una falsa imagen
vendida sobre Brasil en el exterior, los inmigrantes haitianos que llegan aquí sufren
la actuación de bandas de tráfico de personas, prejuicio, falta de empleo, poco
acceso a la vivienda, racismo y dificultad para sacar documentos, entre otras
discriminaciones. No es raro que terminen sometidos a condiciones de vida
degradantes, sin derechos y forzados a aceptar relaciones de explotación
laboral y hasta incluso ilegales”, resaltan las entidades que firman la nota y la
convocatoria para el seminario. Además, la "experiencia” brasilera adquirida en
el Caribe estaría siendo usada para reprimir a la población pobre y negra de
las favelas de Río de Janeiro, como en los Complejos del Alemán y Maré,
ocupados por las mismas fuerzas armadas involucradas en la ‘estabilización’ de
Haití.
Las inscripciones para el seminario pueden realizarse
en el enlace: http://goo.gl/forms/HQu7QqYM9Jhasta el 18 de mayo de 2015
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