Marcela Belchior
Adital
Dos días antes de que
los brasileros y brasileras vayan a las urnas para elegir a su próximo
Presidente de la República, Adital pone en debate algunos de los
movimientos políticos en torno de los tres principales candidatos: la actual
presidente, Dilma Rousseff (del Partido de los Trabajadores - PT), sucesora de
Luiz Inácio Lula da Silva, que intenta la reelección; Aécio Neves (del Partido
de la Social Democracia Brasilera - PSDB), representante de los sectores más
elitizados y conservadores del país; y Marina Silva (del Partido Socialista
Brasilero - PSB), ex-ministra del Gobierno de Lula, que rompió con el
ex-presidente y, después de la muerte de Eduardo Campos, logró la posibilidad
de intentar, por segunda vez, asumir el comando el país.
Nicolas Chernavisky analiza escenario
electoral entre los principales candidatos a la Presidencia |
Para analizar el
contexto de la campaña electoral de la 1ª vuelta y señalar perspectivas para una
eventual 2ª vuelta, el periodista y analista político Nicolás Chernavsky evalúa
los fenómenos de "petismo” y de "antipetismo” que circundan a la candidatura de
Dilma, la controvertida y criticada postura política de Marina y las
posibilidades de Aécio en la disputa.
Productor de la página
de análisis político nacional e internacional culturapolitica.info, Chernavsky es articulista de Adital, columnista en otros medios de
comunicación on-line y, en 2002, recibió el Premio Vladimir Herzog de Amnistía
y Derechos Humanos por el documental "Mucho más allá de la razón”, producido en
grupo por cinco integrantes. En esta entrevista, él diferencia el rumbo que puede
tomar la política brasilera a partir de la construcción de cada candidatura y
como ellas dialogan con la sociedad brasilera.
ADITAL - La
candidata Marina Silva (PSB) es vista por muchos como una alternativa a la política
polarizada –entre la izquierda de Dilma Rousseff (PT) y la derecha de Aécio
Neves (PSDB). ¿Como evalúa usted ese posicionamiento de la ex-ministra de Medio
Ambiente? Ella, de hecho, ¿puede ser situada en ese término medio político?
Nicolas Chernavsky
- No, Marina Silva
no es, de ninguna manera, equidistante política entre Dilma Rousseff y Aécio
Neves, como un término medio. Esto ocurre porque, si ella es electa presidenta,
ella formaría una coalición en el parlamento que incluiría prácticamente a todo
el espectro político conservador, incluyendo un poco del espectro político
progresista, situación muy semejante a un gobierno de Aécio Neves. Por lo tanto,
Marina Silva y Aécio Neves formarían gobiernos conservadores.
Por su parte, Dilma
Rousseff formaría una base en el Parlamento, incluyendo prácticamente a todo el
espectro político progresista, y un poco del espectro político conservador.
Así, Dilma Rousseff formaría un gobierno progresista.
Si Marina tuviese otro
perfil de candidatura, con otros aliados, otro discurso, otro posicionamiento
político, etc., podría tal vez intentar ser sí un término medio entre Dilma y
Aécio y, en ese caso, ella tendría que formar una base en el Parlamento que
incluyera la mayor parte del espectro conservador y la mayor parte del espectro
progresista del Parlamento, dejando una pequeña parte tanto del espectro
conservador como del espectro progresista fuera de la base aliada del gobierno.
Como esa alternativa
incluiría al PT como partido dentro de esa base de gobierno, vemos que esa
opción es prácticamente inviable, ya que, en una eventual disputa en la segunda
vuelta entre Dilma y Marina, los sectores conservadores apoyarían en masa a Marina,
forjando alianzas y, hasta por la dinámica polarizadora de la segunda vuelta,
inviabilizarían la entrada del PT como partido en su base de gobierno.
Por lo tanto, si Dilma
formaría un gobierno progresista, y Marina y Aécio formarían gobiernos
conservadores, la candidatura de Marina Silva es mucho más cercana políticamente
a la candidatura de Aécio que a la candidatura de Dilma, estando así la
candidatura de Marina muy lejos de ser equidistante, como un término medio.
ADITAL - Marina
Silva ha sido clasificada como representante de una "derecha disfrazada".
¿Cómo analiza eso?
NC - Para responder a esa pregunta es
preciso diferenciar la persona de la candidatura. La candidatura de Marina
Silva representa un intento de los sectores más conservadores de Brasil de
triunfar sobre los sectores más progresistas liderados por el PT, ya que el
PSDB de Aécio Neves tendría mucha dificultad para ganar, especialmente por la apreciación
relativamente mala que la población hace de los ocho años de gobierno de
Fernando Henrique Cardoso en comparación con los gobiernos de Lula y Dilma.
Así, Marina, en la
disputa con Dilma, tiene el apoyo de la gran mayoría de los medios de
comunicación conservadores de Brasil, de los sectores ultraconservadores
religiosos, de los intereses externos que no quieren que Brasil aumente su
influencia en el mundo y, en general, de las fuerzas políticas claramente
conservadoras de Brasil.
La persona Marina
Silva tiene una historia, en la cual estuvo muchos años en el PT, como senadora
y ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula. Sin embargo, ya en las
elecciones de 2010, ella presentó un perfil más conservador, pero no tanto como
ahora, en 2014. Por lo tanto, sería una ilusión creer, no sólo que la Marina
Silva de 2014 es la Marina Silva de 2004, por ejemplo, sino también creer que su
gobierno estaría influenciado sólo por ella, sin reconocerse que hay una
gigantesca coalición política y social por detrás de un gobierno.
Los tres principales candidatos a la
Presidencia en debate por televisión, de izquierda a derecha: Aécio Neves,
Marina Silva y Dilma Rousseff |
ADITAL - Percibimos
en Brasil fenómenos políticos de "petismo” y "antipetismo”. ¿Votar a la
candidata Dilma representa votar por el petismo? ¿O su campaña sigue otras
representaciones además de los sentidos que involucran al partido?
NC - Votar a Dilma no significa,
necesariamente, votar por el petismo. Votar a Dilma, en rigor, significa votar
para que Brasil tenga un gobierno progresista y no conservador. Eso ocurre
porque de las tres candidaturas con chances de victoria, la de Dilma, la de
Marina y la de Aécio, Dilma formaría un gobierno progresista, y Marina y Aécio
formarían un gobierno conservador. Inclusive, la candidatura de Dilma es
apoyada por muchos partidos, no sólo por el PT. Eso no significa que no haya
una gran parte del electorado que vota a Dilma que está votando por el petismo.
Votar por el petismo
sería votar a Dilma en la primera vuelta, aunque el PT compitiera solo, sin
alianzas. El voto por el petismo es mucho más claro, por ejemplo, en las
elecciones a diputados y diputadas, que la persona que tiene, prácticamente,
infinitas opciones y elige a alguien del PT.
ADITAL - En lo que
se refiere al fenómeno petismo/antipetismo, ¿esta polarización se refleja
también en las clases sociales, como entre pobres y ricos/clase media? ¿Esto
puede decidir la elección?
NC - El patrón observado en las últimas
tres victorias del PT a nivel presidencial indica, en forma general, que en la
clase media la disputa es bastante equilibrada, mientras que entre los pobres,
la victoria del PT es por un amplio margen. Es bueno recordar que, numéricamente,
o sea, en términos de número de votos, los ricos de Brasil tienen un porcentaje
muy pequeño y, por lo tanto, son los pobres y la clase media los que, numéricamente,
deciden la elección.
Por eso, a pesar de
que el antipetismo es más fuerte en los ricos, en términos de análisis
electoral, es el antipetismo en los pobres y en la clase media el que debe ser
más analizado. Así, los resultados electorales muestran que el antipetismo es
menor en los pobres que en la clase media, especialmente porque la mejora del
patrón de vida de los pobres fue extraordinaria desde que Lula asumió en 2002,
tanto que gran parte de ellos dejó de ser pobre.
El patrón de vida de
la clase media también mejoró bastante, pero no tanto como el de los pobres, y
por eso todavía hay más antipetismo en la clase media, antipetismo insuflado
especialmente por los medios de comunicación más conservadores, muchos de los
cuales se estructuraron durante la dictadura militar.
La cuestión del
antipetismo puede decidir la elección, pero favoreciendo la reelección de Dilma,
pues el antipetismo es cada vez más, otro sentimiento desgastado y minoritario
en la sociedad brasilera, ya que el desempeño del PT en el gobierno va derribando
los preconceptos construidos a lo largo de décadas en relación con el partido.
ADITAL - En el caso
de una victoria de Dilma, ¿Brasil tenderá a seguir una política cada vez más
progresista?
NC - Sin duda, especialmente porque cuanto
más es el tiempo que pasa, más internet va consolidándose como un
importantísimo medio de comunicación en Brasil y en el mundo. Inclusive, en los
próximos años, internet va a superar a la televisión como el medio de
comunicación más influyente de Brasil.
Ya que son los medios
de comunicación fuera de internet los que estructuran la opinión pública de los
sectores más conservadores de Brasil, el aumento de influencia de internet va a
favorecer a los sectores más progresistas del país y del mundo. Además, Dilma
pretende estimular, específicamente, la universalización de internet en Brasil,
lo que acentuaría aún más ese proceso.
Otro factor que puede
impulsar el progresismo de un segundo gobierno de Dilma es el buen desempeño en
las elecciones para cubrir los asientos en el Parlamento por parte del PT, del
PCdoB [Partido Comunista de Brasil] y de los partidos más progresistas que
formarían la base de gobierno de Dilma. La tendencia es un fortalecimiento del
progresismo en el Parlamento, dando a Dilma posibilidades para avanzar más en
la resolución de los problemas del país.
El Programa Bolsa Familia, que sacó a 36
millones de personas de la miseria, es el buque insignia del Gobierno del PT |
ADITAL - Una
política brasilera progresista, en el caso de un segundo mandato de la
presidente Dilma, ¿señala una mayor ingerencia de Estados Unidos en Brasil?
NC - Estados Unidos, después de la
Segunda Guerra Mundial, compartió el poder mundial con la Unión Soviética, en
una polarización que exacerbó el conservadurismo del país norteamericano.
Después del fin de la Guerra Fría, Estados Unidos asumió solo el poder en el
mundo, y el poder militar interno gestado durante la Guerra Fría terminó
generando un conservadurismo casi que estructural en la relación de Estados
Unidos con el resto del mundo.
A pesar de esto, conforme
pasan los años, y ya pasó un cuarto de siglo desde el fin de la Guerra Fría,
Estados Unidos va gradualmente cambiando su papel en el mundo, saliendo de una
situación de poder único hacia una multipolaridad con India, Brasil, China, la
propia América Latina, los BRICS, la Unión Europea, el sudeste asiático, etc.,
funcionando como nuevos polos de poder en un sistema que tiene que ser
organizado por la ONU [Organización de las Naciones Unidas].
Como éste es un
proceso lento, Estados Unidos todavía puede intentar influir en la política
brasilera durante algún tiempo, especialmente si ganara allá las elecciones un
gobierno conservador, probablemente el Partido Republicano. Mientras el Partido
Demócrata permanezca en el poder en Estados Unidos, especialmente con
gobernantes con el perfil de Barack Obama, la influencia de Estados Unidos en
la política brasilera será relativamente moderada.
ADITAL - ¿Cuáles
serían las perspectivas para los movimientos sociales, en el caso de un segundo
mandato de Dilma?
NC - Los movimientos sociales son
importantísimos para que el gobierno de Dilma sea el más progresista posible,
porque los políticos, todos ellos, necesitan tener una base social: si no fueran
los movimientos sociales, van a ser los intereses más conservadores. O sea, los
movimientos sociales tendrían que relacionarse fuertemente con el gobierno de
Dilma, con el PT, con el PCdoB y con otros partidos de la base que apoya al
gobierno de Dilma, a fin de atraer al gobierno lo máximo posible hacia políticas
progresistas, para que se continúe mejorando, acentuadamente, la vida del
pueblo brasilero.
Esto no quiere decir
que los movimientos sociales tienen que subordinarse al gobierno. La relación tiene
que ser de igual a igual, de colaboración. Al final, los políticos no surgen de
la nada, y los movimientos sociales tienen que acostumbrarse a generar
candidatos para todos los cargos, porque sin la política, se hace mucho más
difícil toda la actividad de los movimientos sociales.
ADITAL - ¿Cómo
podemos evaluar el gobierno del PT en Brasil en relación con otras gestiones de
izquierda de América Latina?
NC - En Brasil, a veces no se ve tan
claro, pero el hecho es que Brasil es actualmente, en la práctica, el país
líder de América Latina. Si el conservadurismo gana en Brasil, las
consecuencias para los países de América Latina, políticamente, serán avasalladoras,
con la victoria de innumerables gobiernos conservadores.
A la inversa, una
victoria del gobierno liderado por el PT en Brasil incentivaría a los sectores
y gobiernos progresistas de América Latina a continuar consiguiendo mayorías
electorales y seguir mejorando la vida de los latinoamericanos que desde que
los gobiernos progresistas de esparcieron por el continente, viene mejorando su
patrón de vida en términos de indicadores sociales, siendo un ejemplo para el
mundo, en relación con la reducción del hambre, de la miseria y de la pobreza, además
del mantenimiento, en forma casi generalizada, de la democracia y de la paz.
La presidente Dilma Rousseff entre algunos
presidentes latinoamericanos considerados progresistas: Evo Morales (Bolivia),
Cristina Fernández (Argentina), José Mujica (Uruguay) y Nicolás Maduro
(Venezuela), de izquierda a derecha. |
ADITAL - En la
campaña electoral de la 1ª vuelta, notamos una discusión más centrada en los
candidatos y menos en los proyectos políticos, con estrategias de campaña enfocadas
mucho en ataques personales. En el caso de una eventual 2ª vuelta, ¿habrá
espacio para debatir propuestas?
NC - En general, en la segunda vuelta
presidencial hay más espacio para debatir propuestas, porque la existencia de
dos candidaturas sólo hace que quede mucho más claro hacia qué candidatura
tienden fuertemente los sectores progresistas y hacia que candidatura tienden
fuertemente los sectores conservadores. O sea, aumenta la claridad política en
la segunda vuelta.
Así, creo que en el
segunda vuelta el pueblo va a darse cuenta más claramente, más allá de las
características personales, qué programas gubernamentales están más vinculados
a qué candidaturas, o sea, que la candidatura de Dilma está más vinculada al
programa Mi Casa Mi Vida, al ProUni, al Beca-Familia, al aumento del salario
mínimo, etc., y que la candidatura de Marina o Aécio están más vinculadas al
establecimiento de mandatos fijos para el Banco Central, a la reducción de la
influencia de los bancos estatales en la economía, a un aumento a ritmo menor
del salario mínimo, etc.
ADITAL - Con la
muerte de Eduardo Campos y la ascensión de Marina Silva como candidata por el
PSB, el candidato Aécio Campos ha ocupado un espacio más ausente del debate. ¿El
PSDB aún tiene fuerza política en esta elección?
NC - Una considerable fuerza política,
por lo menos en la elección presidencial, el PSDB todavía la tiene. Creo que
conforme se solidifique la percepción, inclusive por las encuestas electorales,
que Marina perdería en la segunda vuelta con Dilma, el electorado más
conservador puede inclinar su voto hacia Aécio, pues votar a Marina no sería ya
más una garantía de derrota del PT. Por lo tanto, Aécio Neves es un candidato
que tiene chances reales de llegar a la segunda vuelta.
En relación con el
PSDB, en general, como partido, la situación es peor que la de Aécio, con menos
perspectiva. Yo diría que, aún con Aécio teniendo muchas dificultades en la
elección presidencial, él todavía es prácticamente la única esperanza del PSDB
de recuperarse políticamente. Si Aécio no fuera a la segunda vuelta, ahí sí el
PSDB perderá mucho más su fuerza política.
ADITAL - Encuestas
electorales señalan resultados dispares sobre la votación del próximo domingo 5
de octubre. ¿Qué podemos esperar en las urnas?
NC - El significado de las encuestas es
bastante poco comprendido en general. En primer lugar, es preciso evaluar su
confiabilidad. En repetidas elecciones, en las últimas décadas, pudimos
observar que muchas encuestas simplemente se alejaron mucho de la realidad del
voto, incluso cuando estaban hechas un día antes de la votación.
Así, es preciso
siempre preguntarse por su confiabilidad, en términos hasta de manipulación
intencional. Eso no quiere decir que todas las encuestas sean así, pero es un
hecho a considerar en la evaluación. Poniendo la cuestión de la confiabilidad
en términos de manipulación intencional, se debe evaluar hasta qué punto el
electorado que responde a la encuesta va a aumentar su grado de consciencia
para la elección hasta el día de la votación.
Por ejemplo,
candidatos que disputan una elección por primera vez, como el candidato del PT
al Gobierno de San Pablo, Alexandre Padilha, tienden a crecer acentuadamente sobre
el final. Padilha tiene un porcentaje bajísimo de votos en las encuestas y, por
eso, sería extremadamente didáctico si el elector recordara el porcentaje que
le dan ahora las encuestas, menos del 10%, y comparar con la votación del 5 de
octubre. Se aprendería mucho sobre las encuestas con eso.
De manera general, las
encuestas son solamente un dato más, que tiene que ser analizado conjuntamente
con muchos otros datos para prever, mínimamente, el resultado de una elección,
que es algo dificilísimo.
ADITAL - En una
eventual segunda vuelta, ¿qué temas van a ser más abordados en la campaña
electoral?
NC - La segunda vuelta es una elección
más acotada, en el sentido de que no hay elección para diputados estaduales,
diputados federales, senadores y muchos gobiernos estaduales. Básicamente, es la
segunda vuelta presidencial y la de gobernadores en algunos estados. Como la
elección presidencial va a ser la que va a atraer más atención, creo que el
tema de la crítica al antipetismo puede emerger, incluso sorprendentemente.
Mucho se dijo en los
últimos años en relación con el rechazo al PT, pero poco se dijo en relación
con el rechazo al antipetismo. El hecho es que los resultados de los gobiernos
liderados por el PT en términos de reducción del hambre, de la miseria y de la
pobreza son tan extraordinarios, incluso en términos mundiales, que el PT tiene
sí un triunfo muy fuerte para presentar al electorado, y la segunda vuelta
puede acabar discutiendo fuertemente ese asunto.
Al final, ¿valió la
pena haber votado a un gobierno liderado por el PT en 2002, 2006 y 2010? ¿O era
mejor haber elegido a [José] Serra o a [Geraldo] Alckmin? Y, ahora, ¿valdría la
pena volver al PSDB con Aécio? ¿Valdría la pena elegir a Marina para que ella
gobierne con el PSDB, el DEM [Demócratas], tal vez teniendo en sus ministerios a
políticos como FHC, y dejando al PT fuera de la base del gobierno?
¿Fue o no fue un
avance histórico impresionante y extremadamente progresista la salida de 36
millones de personas de la pobreza y la ascensión de 40 millones de personas a
la clase media en los gobiernos liderados por el PT, de 2002 a 2014? Creo que
esas cuestiones van a ser abordadas mucho más en una eventual segunda vuelta.
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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