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lunes, 6 de octubre de 2014

Probable victoria de Dilma Rousseff fortalecerá gobiernos progresistas en América Latina



Marcela Belchior
Adital
Dos días antes de que los brasileros y brasileras vayan a las urnas para elegir a su próximo Presidente de la República, Adital pone en debate algunos de los movimientos políticos en torno de los tres principales candidatos: la actual presidente, Dilma Rousseff (del Partido de los Trabajadores - PT), sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva, que intenta la reelección; Aécio Neves (del Partido de la Social Democracia Brasilera - PSDB), representante de los sectores más elitizados y conservadores del país; y Marina Silva (del Partido Socialista Brasilero - PSB), ex-ministra del Gobierno de Lula, que rompió con el ex-presidente y, después de la muerte de Eduardo Campos, logró la posibilidad de intentar, por segunda vez, asumir el comando el país.

Nicolas Chernavisky analiza escenario electoral entre los principales candidatos a la Presidencia



Para analizar el contexto de la campaña electoral de la 1ª vuelta y señalar perspectivas para una eventual 2ª vuelta, el periodista y analista político Nicolás Chernavsky evalúa los fenómenos de "petismo” y de "antipetismo” que circundan a la candidatura de Dilma, la controvertida y criticada postura política de Marina y las posibilidades de Aécio en la disputa.
Productor de la página de análisis político nacional e internacional culturapolitica.info, Chernavsky es articulista de Adital, columnista en otros medios de comunicación on-line y, en 2002, recibió el Premio Vladimir Herzog de Amnistía y Derechos Humanos por el documental "Mucho más allá de la razón”, producido en grupo por cinco integrantes. En esta entrevista, él diferencia el rumbo que puede tomar la política brasilera a partir de la construcción de cada candidatura y como ellas dialogan con la sociedad brasilera.
ADITAL - La candidata Marina Silva (PSB) es vista por muchos como una alternativa a la política polarizada –entre la izquierda de Dilma Rousseff (PT) y la derecha de Aécio Neves (PSDB). ¿Como evalúa usted ese posicionamiento de la ex-ministra de Medio Ambiente? Ella, de hecho, ¿puede ser situada en ese término medio político?
Nicolas Chernavsky - No, Marina Silva no es, de ninguna manera, equidistante política entre Dilma Rousseff y Aécio Neves, como un término medio. Esto ocurre porque, si ella es electa presidenta, ella formaría una coalición en el parlamento que incluiría prácticamente a todo el espectro político conservador, incluyendo un poco del espectro político progresista, situación muy semejante a un gobierno de Aécio Neves. Por lo tanto, Marina Silva y Aécio Neves formarían gobiernos conservadores.
Por su parte, Dilma Rousseff formaría una base en el Parlamento, incluyendo prácticamente a todo el espectro político progresista, y un poco del espectro político conservador. Así, Dilma Rousseff formaría un gobierno progresista.
Si Marina tuviese otro perfil de candidatura, con otros aliados, otro discurso, otro posicionamiento político, etc., podría tal vez intentar ser sí un término medio entre Dilma y Aécio y, en ese caso, ella tendría que formar una base en el Parlamento que incluyera la mayor parte del espectro conservador y la mayor parte del espectro progresista del Parlamento, dejando una pequeña parte tanto del espectro conservador como del espectro progresista fuera de la base aliada del gobierno.
Como esa alternativa incluiría al PT como partido dentro de esa base de gobierno, vemos que esa opción es prácticamente inviable, ya que, en una eventual disputa en la segunda vuelta entre Dilma y Marina, los sectores conservadores apoyarían en masa a Marina, forjando alianzas y, hasta por la dinámica polarizadora de la segunda vuelta, inviabilizarían la entrada del PT como partido en su base de gobierno.
Por lo tanto, si Dilma formaría un gobierno progresista, y Marina y Aécio formarían gobiernos conservadores, la candidatura de Marina Silva es mucho más cercana políticamente a la candidatura de Aécio que a la candidatura de Dilma, estando así la candidatura de Marina muy lejos de ser equidistante, como un término medio.
ADITAL - Marina Silva ha sido clasificada como representante de una "derecha disfrazada". ¿Cómo analiza eso?
NC - Para responder a esa pregunta es preciso diferenciar la persona de la candidatura. La candidatura de Marina Silva representa un intento de los sectores más conservadores de Brasil de triunfar sobre los sectores más progresistas liderados por el PT, ya que el PSDB de Aécio Neves tendría mucha dificultad para ganar, especialmente por la apreciación relativamente mala que la población hace de los ocho años de gobierno de Fernando Henrique Cardoso en comparación con los gobiernos de Lula y Dilma.
Así, Marina, en la disputa con Dilma, tiene el apoyo de la gran mayoría de los medios de comunicación conservadores de Brasil, de los sectores ultraconservadores religiosos, de los intereses externos que no quieren que Brasil aumente su influencia en el mundo y, en general, de las fuerzas políticas claramente conservadoras de Brasil.
La persona Marina Silva tiene una historia, en la cual estuvo muchos años en el PT, como senadora y ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula. Sin embargo, ya en las elecciones de 2010, ella presentó un perfil más conservador, pero no tanto como ahora, en 2014. Por lo tanto, sería una ilusión creer, no sólo que la Marina Silva de 2014 es la Marina Silva de 2004, por ejemplo, sino también creer que su gobierno estaría influenciado sólo por ella, sin reconocerse que hay una gigantesca coalición política y social por detrás de un gobierno.

Los tres principales candidatos a la Presidencia en debate por televisión, de izquierda a derecha: Aécio Neves, Marina Silva y Dilma Rousseff
ADITAL - Percibimos en Brasil fenómenos políticos de "petismo” y "antipetismo”. ¿Votar a la candidata Dilma representa votar por el petismo? ¿O su campaña sigue otras representaciones además de los sentidos que involucran al partido?
NC - Votar a Dilma no significa, necesariamente, votar por el petismo. Votar a Dilma, en rigor, significa votar para que Brasil tenga un gobierno progresista y no conservador. Eso ocurre porque de las tres candidaturas con chances de victoria, la de Dilma, la de Marina y la de Aécio, Dilma formaría un gobierno progresista, y Marina y Aécio formarían un gobierno conservador. Inclusive, la candidatura de Dilma es apoyada por muchos partidos, no sólo por el PT. Eso no significa que no haya una gran parte del electorado que vota a Dilma que está votando por el petismo.
Votar por el petismo sería votar a Dilma en la primera vuelta, aunque el PT compitiera solo, sin alianzas. El voto por el petismo es mucho más claro, por ejemplo, en las elecciones a diputados y diputadas, que la persona que tiene, prácticamente, infinitas opciones y elige a alguien del PT.
ADITAL - En lo que se refiere al fenómeno petismo/antipetismo, ¿esta polarización se refleja también en las clases sociales, como entre pobres y ricos/clase media? ¿Esto puede decidir la elección?
NC - El patrón observado en las últimas tres victorias del PT a nivel presidencial indica, en forma general, que en la clase media la disputa es bastante equilibrada, mientras que entre los pobres, la victoria del PT es por un amplio margen. Es bueno recordar que, numéricamente, o sea, en términos de número de votos, los ricos de Brasil tienen un porcentaje muy pequeño y, por lo tanto, son los pobres y la clase media los que, numéricamente, deciden la elección.
Por eso, a pesar de que el antipetismo es más fuerte en los ricos, en términos de análisis electoral, es el antipetismo en los pobres y en la clase media el que debe ser más analizado. Así, los resultados electorales muestran que el antipetismo es menor en los pobres que en la clase media, especialmente porque la mejora del patrón de vida de los pobres fue extraordinaria desde que Lula asumió en 2002, tanto que gran parte de ellos dejó de ser pobre.
El patrón de vida de la clase media también mejoró bastante, pero no tanto como el de los pobres, y por eso todavía hay más antipetismo en la clase media, antipetismo insuflado especialmente por los medios de comunicación más conservadores, muchos de los cuales se estructuraron durante la dictadura militar.
La cuestión del antipetismo puede decidir la elección, pero favoreciendo la reelección de Dilma, pues el antipetismo es cada vez más, otro sentimiento desgastado y minoritario en la sociedad brasilera, ya que el desempeño del PT en el gobierno va derribando los preconceptos construidos a lo largo de décadas en relación con el partido.
ADITAL - En el caso de una victoria de Dilma, ¿Brasil tenderá a seguir una política cada vez más progresista?
NC - Sin duda, especialmente porque cuanto más es el tiempo que pasa, más internet va consolidándose como un importantísimo medio de comunicación en Brasil y en el mundo. Inclusive, en los próximos años, internet va a superar a la televisión como el medio de comunicación más influyente de Brasil.
Ya que son los medios de comunicación fuera de internet los que estructuran la opinión pública de los sectores más conservadores de Brasil, el aumento de influencia de internet va a favorecer a los sectores más progresistas del país y del mundo. Además, Dilma pretende estimular, específicamente, la universalización de internet en Brasil, lo que acentuaría aún más ese proceso.
Otro factor que puede impulsar el progresismo de un segundo gobierno de Dilma es el buen desempeño en las elecciones para cubrir los asientos en el Parlamento por parte del PT, del PCdoB [Partido Comunista de Brasil] y de los partidos más progresistas que formarían la base de gobierno de Dilma. La tendencia es un fortalecimiento del progresismo en el Parlamento, dando a Dilma posibilidades para avanzar más en la resolución de los problemas del país.

El Programa Bolsa Familia, que sacó a 36 millones de personas de la miseria, es el buque insignia del Gobierno del PT



ADITAL - Una política brasilera progresista, en el caso de un segundo mandato de la presidente Dilma, ¿señala una mayor ingerencia de Estados Unidos en Brasil?
NC - Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, compartió el poder mundial con la Unión Soviética, en una polarización que exacerbó el conservadurismo del país norteamericano. Después del fin de la Guerra Fría, Estados Unidos asumió solo el poder en el mundo, y el poder militar interno gestado durante la Guerra Fría terminó generando un conservadurismo casi que estructural en la relación de Estados Unidos con el resto del mundo.
A pesar de esto, conforme pasan los años, y ya pasó un cuarto de siglo desde el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos va gradualmente cambiando su papel en el mundo, saliendo de una situación de poder único hacia una multipolaridad con India, Brasil, China, la propia América Latina, los BRICS, la Unión Europea, el sudeste asiático, etc., funcionando como nuevos polos de poder en un sistema que tiene que ser organizado por la ONU [Organización de las Naciones Unidas].
Como éste es un proceso lento, Estados Unidos todavía puede intentar influir en la política brasilera durante algún tiempo, especialmente si ganara allá las elecciones un gobierno conservador, probablemente el Partido Republicano. Mientras el Partido Demócrata permanezca en el poder en Estados Unidos, especialmente con gobernantes con el perfil de Barack Obama, la influencia de Estados Unidos en la política brasilera será relativamente moderada.
ADITAL - ¿Cuáles serían las perspectivas para los movimientos sociales, en el caso de un segundo mandato de Dilma?
NC - Los movimientos sociales son importantísimos para que el gobierno de Dilma sea el más progresista posible, porque los políticos, todos ellos, necesitan tener una base social: si no fueran los movimientos sociales, van a ser los intereses más conservadores. O sea, los movimientos sociales tendrían que relacionarse fuertemente con el gobierno de Dilma, con el PT, con el PCdoB y con otros partidos de la base que apoya al gobierno de Dilma, a fin de atraer al gobierno lo máximo posible hacia políticas progresistas, para que se continúe mejorando, acentuadamente, la vida del pueblo brasilero.
Esto no quiere decir que los movimientos sociales tienen que subordinarse al gobierno. La relación tiene que ser de igual a igual, de colaboración. Al final, los políticos no surgen de la nada, y los movimientos sociales tienen que acostumbrarse a generar candidatos para todos los cargos, porque sin la política, se hace mucho más difícil toda la actividad de los movimientos sociales.
ADITAL - ¿Cómo podemos evaluar el gobierno del PT en Brasil en relación con otras gestiones de izquierda de América Latina?
NC - En Brasil, a veces no se ve tan claro, pero el hecho es que Brasil es actualmente, en la práctica, el país líder de América Latina. Si el conservadurismo gana en Brasil, las consecuencias para los países de América Latina, políticamente, serán avasalladoras, con la victoria de innumerables gobiernos conservadores.
A la inversa, una victoria del gobierno liderado por el PT en Brasil incentivaría a los sectores y gobiernos progresistas de América Latina a continuar consiguiendo mayorías electorales y seguir mejorando la vida de los latinoamericanos que desde que los gobiernos progresistas de esparcieron por el continente, viene mejorando su patrón de vida en términos de indicadores sociales, siendo un ejemplo para el mundo, en relación con la reducción del hambre, de la miseria y de la pobreza, además del mantenimiento, en forma casi generalizada, de la democracia y de la paz.

La presidente Dilma Rousseff entre algunos presidentes latinoamericanos considerados progresistas: Evo Morales (Bolivia), Cristina Fernández (Argentina), José Mujica (Uruguay) y Nicolás Maduro (Venezuela), de izquierda a derecha.



ADITAL - En la campaña electoral de la 1ª vuelta, notamos una discusión más centrada en los candidatos y menos en los proyectos políticos, con estrategias de campaña enfocadas mucho en ataques personales. En el caso de una eventual 2ª vuelta, ¿habrá espacio para debatir propuestas?
NC - En general, en la segunda vuelta presidencial hay más espacio para debatir propuestas, porque la existencia de dos candidaturas sólo hace que quede mucho más claro hacia qué candidatura tienden fuertemente los sectores progresistas y hacia que candidatura tienden fuertemente los sectores conservadores. O sea, aumenta la claridad política en la segunda vuelta.
Así, creo que en el segunda vuelta el pueblo va a darse cuenta más claramente, más allá de las características personales, qué programas gubernamentales están más vinculados a qué candidaturas, o sea, que la candidatura de Dilma está más vinculada al programa Mi Casa Mi Vida, al ProUni, al Beca-Familia, al aumento del salario mínimo, etc., y que la candidatura de Marina o Aécio están más vinculadas al establecimiento de mandatos fijos para el Banco Central, a la reducción de la influencia de los bancos estatales en la economía, a un aumento a ritmo menor del salario mínimo, etc.
ADITAL - Con la muerte de Eduardo Campos y la ascensión de Marina Silva como candidata por el PSB, el candidato Aécio Campos ha ocupado un espacio más ausente del debate. ¿El PSDB aún tiene fuerza política en esta elección?
NC - Una considerable fuerza política, por lo menos en la elección presidencial, el PSDB todavía la tiene. Creo que conforme se solidifique la percepción, inclusive por las encuestas electorales, que Marina perdería en la segunda vuelta con Dilma, el electorado más conservador puede inclinar su voto hacia Aécio, pues votar a Marina no sería ya más una garantía de derrota del PT. Por lo tanto, Aécio Neves es un candidato que tiene chances reales de llegar a la segunda vuelta.
En relación con el PSDB, en general, como partido, la situación es peor que la de Aécio, con menos perspectiva. Yo diría que, aún con Aécio teniendo muchas dificultades en la elección presidencial, él todavía es prácticamente la única esperanza del PSDB de recuperarse políticamente. Si Aécio no fuera a la segunda vuelta, ahí sí el PSDB perderá mucho más su fuerza política.
ADITAL - Encuestas electorales señalan resultados dispares sobre la votación del próximo domingo 5 de octubre. ¿Qué podemos esperar en las urnas?
NC - El significado de las encuestas es bastante poco comprendido en general. En primer lugar, es preciso evaluar su confiabilidad. En repetidas elecciones, en las últimas décadas, pudimos observar que muchas encuestas simplemente se alejaron mucho de la realidad del voto, incluso cuando estaban hechas un día antes de la votación.
Así, es preciso siempre preguntarse por su confiabilidad, en términos hasta de manipulación intencional. Eso no quiere decir que todas las encuestas sean así, pero es un hecho a considerar en la evaluación. Poniendo la cuestión de la confiabilidad en términos de manipulación intencional, se debe evaluar hasta qué punto el electorado que responde a la encuesta va a aumentar su grado de consciencia para la elección hasta el día de la votación.
Por ejemplo, candidatos que disputan una elección por primera vez, como el candidato del PT al Gobierno de San Pablo, Alexandre Padilha, tienden a crecer acentuadamente sobre el final. Padilha tiene un porcentaje bajísimo de votos en las encuestas y, por eso, sería extremadamente didáctico si el elector recordara el porcentaje que le dan ahora las encuestas, menos del 10%, y comparar con la votación del 5 de octubre. Se aprendería mucho sobre las encuestas con eso.
De manera general, las encuestas son solamente un dato más, que tiene que ser analizado conjuntamente con muchos otros datos para prever, mínimamente, el resultado de una elección, que es algo dificilísimo.
ADITAL - En una eventual segunda vuelta, ¿qué temas van a ser más abordados en la campaña electoral?
NC - La segunda vuelta es una elección más acotada, en el sentido de que no hay elección para diputados estaduales, diputados federales, senadores y muchos gobiernos estaduales. Básicamente, es la segunda vuelta presidencial y la de gobernadores en algunos estados. Como la elección presidencial va a ser la que va a atraer más atención, creo que el tema de la crítica al antipetismo puede emerger, incluso sorprendentemente.
Mucho se dijo en los últimos años en relación con el rechazo al PT, pero poco se dijo en relación con el rechazo al antipetismo. El hecho es que los resultados de los gobiernos liderados por el PT en términos de reducción del hambre, de la miseria y de la pobreza son tan extraordinarios, incluso en términos mundiales, que el PT tiene sí un triunfo muy fuerte para presentar al electorado, y la segunda vuelta puede acabar discutiendo fuertemente ese asunto.
Al final, ¿valió la pena haber votado a un gobierno liderado por el PT en 2002, 2006 y 2010? ¿O era mejor haber elegido a [José] Serra o a [Geraldo] Alckmin? Y, ahora, ¿valdría la pena volver al PSDB con Aécio? ¿Valdría la pena elegir a Marina para que ella gobierne con el PSDB, el DEM [Demócratas], tal vez teniendo en sus ministerios a políticos como FHC, y dejando al PT fuera de la base del gobierno?
¿Fue o no fue un avance histórico impresionante y extremadamente progresista la salida de 36 millones de personas de la pobreza y la ascensión de 40 millones de personas a la clase media en los gobiernos liderados por el PT, de 2002 a 2014? Creo que esas cuestiones van a ser abordadas mucho más en una eventual segunda vuelta.
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com

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