Si queremos colocar a Nicaragua en el contexto histórico latinoamericano, es necesario tomar en cuenta las luchas por la liberación de los pueblos del ultimo siglo. Nicaragua por su particular historia es diferente a todas las demás naciones y pueblos.
Todas las naciones y pueblos latinoamericanos en distintos momentos en los últimos cien años han vivido tiempos de fermento social, de luchas populares en las que han llegado a madurar las condiciones que las colocaban en el preámbulo de una revolución social. La mayoría de ellas han sido bloqueadas por fuerzas contrarevolucionarias internas y foráneas y han incurrido en un aborto histórico, frustrando este paso gigante hacia la liberación. Solamente Cuba en el 1959, Nicaragua en el 1979 y Venezuela en 1999 han coronado este parto histórico, donde las mayorías empobrecidas han llegado al gobierno, cambiando así los equilibrios de poder y los paradigmas de dominación. En estas tres revoluciones y en el caso especifico de Nicaragua, este paso ha inyectado una dosis imponente de dignidad en nuestro pueblo, una dignidad a veces no explicita, pero si sentida y presente en el inconsciente colectivo de cada generación desde aquel 1979.
Nicaragua en el contexto global
Tomando como punto de partida lo anterior, podemos colocar entonces a Nicaragua en la actualidad en un periodo de transición entre el Neoliberalismo en una crisis sistémica, ética y moral sin precedentes y una etapa histórica de transición Posneoliberal. Etapa en la que se están fraguando en nuestro país, nuevas formas de organización social y comunitaria, de gobierno plural y participativo, con un fuerte liderazgo al frente del proceso y con una masiva participación popular en sus bases.
Esta transición histórica entre Neoliberalismo y Posneoliberalismo a nivel centroamericano en primer lugar y continental luego, se puede colocar en un más amplio escenario mundial, en una transición geopolítica de nuevos equilibrios y ecuaciones económicas, entre el unipolarismo monolítico de los últimos 25 años y un multipolarismo incipiente, por la perdida de poder y legitimidad de los Estados Unidos y Europa y un creciente protagonismo político y económico de Rusia y China, además de nuevos actores y grupos en el escenario global como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el G77+China y otros.
A su ves y más en detalle, Nicaragua se encuentra al centro de dos triángulos de poder con fuerzas contrapuestas. Por un lado, la que empuja hacia la segunda independencia, triangulo formado por el Alba, Petrocaribe y la Celac con todos sus aliados y mecanismos de integración.
Y de signo contrario, un triangulo formado por la Alianza del Pacifico (Chile, Colombia, México, Perú), el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TPP) que incluyen los países de Asia y la Asociación de Inversión y Comercio (TTIP) conformada por las naciones europeas que estas últimas, junto a los Estados Unidos, intentan hasta el momento sin éxito, empujar el Sistema Mundo hacia el gobierno mundial, en donde el complejo militar industrial de la mano del sistema financiero, se conviertan en los dueños del mundo, apoyados por su brazo armado la OTAN y por el control y la legitimidad que les pueda proporcionar la industria mediática a sus servicios.
¿Qué pasa en Nicaragua?
Nicaragua se encuentra entre los 7 primeros países a nivel global con una participación real de las mujeres en la política, con grandes proyectos como el Gran Canal Interoceánico y en el camino hacia la autosuficiencia energética y la soberanía alimentaria, a la vez que posee índices incomprensibles para algunos analistas y expertos que desde afuera no logran comprender las transformaciones que se están gestando en nuestro país.
Para comenzar, como podemos hallar la respuesta justa para explicar porque siendo uno de los países más pobres de Nuestra América, tiene los índices mas bajos de criminalidad, trafico de drogas, de infiltración del crimen organizado en la policía, en el ejercito, el gobierno y en el tejido comunitario. En una región en la que existe una fractura entre estado de derecho y política, que tiene su retaguardia histórica en la impunidad, sobre todo en los países del triangulo del norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).
La respuesta se puede encontrar en el hecho histórico que el Ejercito de Nicaragua y la Policía Nacional son de cuna Sandinista, de cuna revolucionaria, engendradas en ese despertar histórico que fue la Revolución y que tuvo su inicio hace 80 años con el antiimperialismo, internacionalismo y nacionalismo de Augusto Cesar Sandino y encuentra su continuidad en el Frente Sandinista con una orientación socialista y con un modelo de democracia representativa, participativa y comunitaria, promoviendo y protegiendo los derechos humanos.
Saber dar nuevo significado a la dignidad de un pueblo inspirados en el legado de Sandino a casi un siglo de distancia es un arte y un merito de nuestro gobierno y de nuestro pueblo. Que a su vez, se encuentra en oposición al sistema, que alimenta la competitividad, el individualismo y el éxito personal, acompañado por la desmovilización de la conciencia y la memoria histórica.
La batalla de ideas es en todos los campos, promoviendo los valores de la familia y la comunidad, el protagonismo de los jóvenes y el empoderamiento de las mujeres, los ancianos y los niños. Así como el respeto a la Madre Naturaleza y sobre todo, cimentando nuevas formas de construcción de lo común. Construyendo nuevas formas de comunicar en familia y con la comunidad, nuevas formas de sentir alegría, y nuevas formas de libertad.
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