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jueves, 17 de julio de 2014

Rusia, aliada de América Latina contra EEUU

Por Rasul Gudarzi

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, realizó una gira por América Latina en medio de la escalada de tensiones entre Moscú y Occidente, originadas por la crisis en Ucrania. Las sanciones impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos contra Moscú, además de su expulsión del G8, han motivado a este país a recurrir a otros mercados, para minimizar el impacto de tales medidas.

¿Por qué América Latina?

A medida que entramos en una nueva era, la de la globalización, y resultan más complicadas las relaciones a nivel internacional, un país por sí solo no es capaz de satisfacer sus necesidades a nivel económico, político y social; por lo tanto, se ve obligado a incorporarse a organizaciones o entidades internacionales, o aumentar sus lazos con otros países, para lograr sus objetivos. En este sentido, existe una serie de factores comunes entre los países que contribuyen al éxito de las relaciones entre sus pueblos y gobiernos, algunos de ellos son la ideología, la cultura, las tradiciones, la religión y la política exterior.

Desde el año 2002, en la región de América Latina, se produjo un giro político que devino en la llegada al poder de partidos izquierdistas: Lula Da silva en Brasil, Tabaré Vásquez en Uruguay, Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y lo más importante, el fortalecimiento de la posición de Hugo Chávez como líder de los izquierdistas en la región. Para todos, el principal objetivo era luchar contra el imperialismo, lo que puso de relieve que el continente latinoamericano se estaba movilizando hacia un nuevo orden mundial que se empeña por reducir la influencia de los Estados Unidos y las potencias hegemónicas en su región, así como la creación de un mundo multipolar.

Teniendo en cuenta los puntos mencionados, nos percatamos que Rusia, para evitar las consecuencias de las políticas hegemónicas de Occidente, necesita orientarse hacia otras regiones, como América Latina, que dado su inmenso potencial y su ideología antimperialista puede ser un socio fiable y beneficioso para Moscú.

En ese mismo sentido y en concordancia con la política de los países socialistas latinoamericanos contra la influencia de EEUU en las ecuaciones regionales e internacionales, a través de una entrevista concedida a la agencia Itar-Tass, Putin declaró que ya ha llegado el momento de que las naciones se unan para contrarrestar la influencia Washington y sus aliados en el mundo.

El mandatario ruso, para poder acelerar el proceso de acercamiento con los países de Latinoamérica en su gira, recurrió a una serie de medidas que beneficiaron tanto a su país como a sus contrapartes.

Con Cuba, Putin rubricó un acuerdo de exploración de petróleo frente a la costa norte de la isla caribeña y condonó el 90 % de las obligaciones de La Habana, en su mayoría antiguos préstamos de la era soviética, con Moscú, decisiones estas que figuran entre las medidas rusas para desafiar el cerco estadounidense que, en los últimos 52 años, ha impedido a muchas empresas occidentales negociar con la isla.

La visita a Argentina, también, fue de gran importancia; este país pertenece al G20 y es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, así que ambos Estados pueden desempeñar un papel trascendental en las ecuaciones internacionales, especialmente ahora que el país sudamericano está bajo presión desde el exterior por su deuda externa, es decir el caso de los “fondos buitre”.

Debido a las sanciones, por un lado, Rusia necesita encontrar nuevos mercados para sus productos y tecnología, y por otro, Argentina depende más que nunca de la inversión extranjera para salir del dilema de las deudas. Así que, durante la visita, se suscribieron convenios bilaterales en materia nuclear, gasífera y petrolífera.

Putin, realizó además una visita sorpresa a Managua, Nicaragua, que se llevó a cabo en el marco del esfuerzo para extender los lazos con Rusia, tras varios años de relaciones congeladas, a causa de la derrota electoral sandinista en 1990 y la caída de la Unión Soviética.

La vista se produjo, luego de que Ortega se pronunciara a favor de la postura del Kremlin ante la crisis en Ucrania. Este viaje muestra la seriedad de Rusia a la hora de extender su influencia en el continente Latinoamericano, lo que significaría una advertencia para los Estados Unidos y la Unión Europea por las sanciones impuestas contra ese país.

Además, Putin participó en la cumbre de dos días del bloque de los países BRICS, donde firmaron un acuerdo para crear un banco de desarrollo y uno de reservas de emergencia, un paso importante para un grupo diverso que se ha hecho notar más por su retórica antioccidental que por sus acciones coordinadas.

El mandatario ruso, durante el evento, presionó a los países del grupo para tomar medidas efectivas ante las sanciones acosadoras de Estados Unidos contra aquellos países que se oponen a sus políticas.

La gira de Putin por América Latina coincidió con otro evento que, también, motivó la preocupación de Washington y de sus aliados, es decir la cumbre BRICS-Unasur. Los mandatarios del BRICS, grupo formado por Brasil, Rusia, La India, China y Sudáfrica, se reunieron con sus pares de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en una cumbre que refleja el interés del grupo de economías emergentes, en especial de China y Rusia, por estrechar sus relaciones económicas con la región. Un reflejo de ello fueron las palabras de Putin en su reunión con su homóloga brasileña, Dilma Rousseff, donde expresó su deseo de "analizar fórmulas de cooperación" entre el bloque de la Unión Económica Euroasiática y Unasur.

El encuentro tuvo muy buena acogida por parte de los miembros de Unasur, y de esa forma, los países emergentes eurasiáticos serán aquellos que desempeñen un rol importante en el continente latinoamericano, posibilitando la reducción de la influencia de EE.UU. en esa zona. Además, Rousseff no descartó la posibilidad de que otros países fuera del grupo pudieran beneficiarse del apoyo económico del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y del Acuerdo Contingente de Reserva (ACR).

Teniendo en cuenta este cambio de orientación del BRICS y el deseo de los países latinoamericanos de mantener lazos con el bloque, al parecer, Rusia se puede afectar a corto plazo por las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea, pero a largo plazo, la situación podría ser diversa, pues será el sancionador quien se vea perjudicado, debido al acercamiento de Moscú a otros países, en específico de América Latina, además de reducir su dependencia del mercado europeo.

hn

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