Adital
El sacerdote chileno Fernando Karadima,
castigado en 2010 por el Vaticano por los delitos de pedofilia y abuso sexual,
fue denunciado recientemente por estar celebrando misas y por intentar entrar
en contacto con la extinta Unión Sacerdotal, sociedad del clero diocesano antes
controlada por él. A pesar de las transgresiones, la respuesta del Vaticano no
fue la esperada y causó disgusto.
En carta emitida por el Movimiento También
Somos Iglesia, de Chile, el coordinador Enrique Orellana lamenta el modo como
la Congregación para la Doctrina de la Fe habría actuado. Esto porque el
intento de Karadima de entrar en contacto con la Unión Sacerdotal le rindió
sólo una "amonestación canónica”, o sea, un "llamado de atención”.
Lo mismo ocurrió cuando el Vaticano tomó
conocimiento de que Karadima continuaba celebrando misas en la capilla de su
lugar de confinamiento, el Convento de las Siervas de Jesús de la Caridad. Una de sus víctimas tuvo
acceso a las fotos y, a comienzos de este año, denunció las imágenes referentes
al 4 de diciembre de 2013, en el que se vía claramente al sacerdote celebrando.
A fines de febrero de 2014, Ricardo Ezzati,
arzobispo de Santiago fue informado sobre el hecho, quien realizó una serie de
investigaciones y, el 19 de marzo último, remitió los resultados a la
Congregación para la Doctrina de la Fe. Para disgusto general, el 26 de mayo,
la respuesta obtenida fue de que "la misa en cuestión no podía ser considerada
una celebración pública”. Siendo así, no hubo ningún tipo de medida punitiva.
"Una vez más, el Arzobispo manifiesta su cercanía de pastor a quienes se
han visto dañados o escandalizados por estos nuevos episodios y vuelve a
expresar su firme compromiso de hacer todo cuanto esté a su alcance para que
situaciones lamentables como la señalada, no se vuelvan a repetir”,
manifestó en un comunicado el Departamento de Comunicación de la Arquidiócesis
de Santiago.
El Movimiento También Somos Iglesia, que tuvo
dos de sus integrantes excomulgados por celebrar la eucaristía, cuestiona la
decisión. "Entonces, ¿cómo debe ser considerada la celebración de misas por el
sacerdote Karadima?”
La pareja Martha y Gert Heizer realizaba
celebraciones eucarísticas en su casa, en una pequeña comunidad donde no había
sacerdote. Al convertir las celebraciones en un hecho de conocimiento público
fueron expulsados de la Iglesia. Sin embargo, así como en el caso del sacerdoteKaradima,
las celebraciones no eran abiertas al público. Por eso cuestionan quién debería
ser excomulgado.
"¿De qué se trata esta incongruencia de parte de las
jerarquías de nuestra Iglesia? ¿Basta diferenciar entre lo público y lo privado
cuando hay delitos como los sancionados al sacerdote Karadima? ¿Qué hay de lo
íntegro en lo público y lo privado, para todos los cristianos, y más aun para
quienes ejercen cargos relevantes y causan mucho mayor daño con sus escándalos?
¿Qué nos está diciendodiariamenteFrancisco, de los acercamientos y
alejamientos entre lo público y lo privado en la necesidad de cambios que
necesita la Iglesia de hoy? Entonces, es necesario y urgente que los
cambios no solamente alcancen a las personas, sino también el Derecho Canónico”,
demanda el Movimiento en un comunicado público.
Hace una semana, el
08 de julio, el Papa Francisco se reunió con seis víctimas de abuso sexual por
miembros del clero y pidió perdón por los delitos cometidos en su contra.
Francisco también pidió perdón por el pecado de omisión por parte de los
líderes de la Iglesia, que no respondieron adecuadamente a las denuncias realizadas
por las familias.
Traducción: Daniel
Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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