Por Odalys Troya
San Salvador, 15 mar (PL) Alegría, tristeza, zozobra, incertidumbre, tensión y sobre todo ratificación de la voluntad popular fueron emociones que los salvadoreños vivieron esta semana, luego de las elecciones presidenciales del domingo donde el FMLN triunfó.
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La segunda ronda comicial tan ansiada, pues definiría al futuro gobierno del país, se concretó el 9 de marzo en un ambiente pacífico, y en un proceso de total transparencia, apegado a las normativas que establece el Código Electoral, según argumentaron observadores internacionales.
Tras el cierre de las mesas, comenzó el conteo voto por voto con la presencia equiparada de representantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y de Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Luego de la revisión de cada sufragio de manera pública, comenzó la transmisión de datos que se reflejaba en la web del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en la misma medida en que iban llegando. Toda una expectación.
Al finalizar, el FMLN obtuvo el 50,11 por ciento de los votos y el derechista Arena, 49,89 por ciento.
El presidente del TSE, Eugenio Chicas, no declaró a ningún partido ganador dado el estrecho margen y porque, como manda la ley, solo después del escrutinio definitivo se dan por sentados los datos.
Sin embargo, en esta segunda ronda comicial se gana, como señala la normativa, por mayoría, y por lo general las cifras preliminares de una elección en El Salvador, suelen coincidir con las definitivas.
El candidato de Arena, Norman Quijano, se vio ganador, apeló a un discurso beligerante y dijo estar en pie de guerra y que la Fuerza Armada podría intervenir. Azuzó a sus bases.
Partidarios y simpatizantes de Arena trataron de importar acciones de la oposición venezolana con cierre de calles, quema de llantas y la exhibición de carteles con frases como S.O.S El Salvador, así como alguna que otra manifestación exacerbada por medios de prensa.
Esas declaraciones y comportamiento de Arena, provocaron un rechazo generalizado de buena parte de la población, los observadores internacionales y organismos como Naciones Unidas.
Asimismo, la Fuerza Armada de El Salvador aclaró que respetaría la decisión del soberano, que no se prestaría a la manipulación de persona o grupo que pretendiera influenciarla para objetivos contra la voluntad del pueblo y reafirmó el total respeto y lealtad al presidente de la república y su comandante general.
En tanto, el FMLN celebró. Los resultados ya le favorecían desde la primera vuelta electoral del 2 de febrero, cuando se levantó con 10 puntos sobre Arena.
El futuro presidente, Salvador Sánchez Cerén, agradeció a todos los que votaron por su partido, y aseguró que junto a Oscar Ortiz, gobernará para todos los salvadoreños.
El Frente y sus bases esperaron con calma el escrutinio definitivo, mientras Arena trató de boicotearlo al abandonar las mesas de conteo. El magistrado Chicas dio un ultimátum. Arena regresó.
No obstante, en su intento de generar más incertidumbre, el partido de derecha hizo todo por dejar para el final a los departamentos donde el FMLN había triunfado.
Pero el tiempo solo fue un aliado momentáneo de Arena. Al filo de la medianoche el ciento por ciento de las actas se escrutaron. El FMLN ratificó el triunfo.
Los resultados definitivos corroboraron la robustez del proceso electoral y del TSE, vilipendiado por Arena y alabado por los observadores internacionales.
Ahora, solo se espera resolver unos recursos como conteo voto por voto, nulidad del proceso, y otros presentados por Arena, de los que se dice carecen de fundamento para impedir que el TSE declare a Sánchez Cerén y a Ortiz como presidente y vicepresidente electos.
Hoy sábado, el redondel Masferrer, en esta capital, se pintará de rojo con los seguidores y miembros del FMLN que festejarán el triunfo con el llamado a la paz y la unidad de todos los salvadoreños hecho por los próximos gobernantes de El Salvador.
rc/otf
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