Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

sábado, 8 de marzo de 2014

ALEPH: “Yo ya no quería vivir”

“Hola, tengo 18 años y dos de estar en el último albergue de protección. Conmigo está mi hermana, tres años menor que yo. Somos huérfanas de madre y padre. Yo nací en Honduras, mi mamá era de allá, conoció a mi papá, estuvieron juntos un tiempo y luego se separaron. Mi mamá se vino para Guatemala, acá conoció a mi padrastro, el papá de mi hermana menor. Mi mamá vivió un tiempo con él, pero él le pegaba mucho; me recuerdo que una vez él llegó bien bolo a la casa, y comenzó a pegarle a mi mamá, ella estaba toda ensangrentada, le gritaba que la iba a matar, entonces mi mamá salió corriendo para la casa de un familiar de mi padrastro y allí nos escondimos.

Carolina Escobar Sarti

Recuerdo que a mi mamá le quedó la cara desfigurada de la paliza que le dio mi padrastro. Yo ya no quería vivir con él porque a nosotras también nos pegaba mucho, aunque no como a mi mamá, que le pegaba casi todos los días. Ella tuvo otra hija con él, y recuerdo que al poco tiempo que mi mamá tuvo a la bebé comenzó a sentirse mal. Fue al hospital y al poco tiempo murió. Los doctores nos dijeron que estaba infectada de VIH-SIDA. Poco después murió también mi hermanita de meses de nacida, y los doctores dijeron que estaba infectada. De último murió mi padrastro de lo mismo, porque él había sido el que se lo había pegado a ellas. Yo tenía entonces 7 años y mi hermana 4.

Como toda mi familia estaba en Honduras y no conocía a nadie en Guatemala, fueron los familiares de mi hermana menor quienes se hicieron cargo de las dos. Cuando yo tenía 8 años, me sentía siempre muy triste porque la señora que nos cuidaba nos pegaba mucho; yo me sentaba entonces en la orilla de un pozo, dispuesta a tirarme y mi hermanita me decía que no lo hiciera. Yo ya no quería vivir, pensaba que había nacido para arruinarlo todo, ella me decía que no lo hiciera y yo pensaba que si lo hacía ella se iba a quedar sola y no tendría quien la cuidara. Por eso no lo hice.

A partir de los 8 años, nos mandaron a las dos a Hogares Temporales. Por épocas nos sacaban, nos íbamos a vivir con los familiares de mi hermana, pero después nos volvían a mandar a instituciones, porque nos seguían tratando mal y yo me defendía; decían que éramos unas rebeldes y que no nos podían tener en la casa. En el 2012 entramos a un lugar de protección y abrigo que comenzó a cambiar mi vida y la de mi hermana. Comenzamos a estudiar, a ponernos metas, hicimos nuestro plan de vida, y periódicamente vamos al cementerio a visitar la tumba de mi mamá y hermana. A mi hermana y a mí nos gusta ir porque esto mantiene vivo el recuerdo de ellas dos.

No tengo familiares cercanos como para irme a vivir con ellos, por eso quiero terminar mis estudios y graduarme de bachiller. Ahora estoy estudiando también un curso de cultora de belleza, así que me veo trabajando en un salón de belleza porque quiero ganar mi propio dinero y así ser recurso para mi hermana. Quiero que vivamos juntas y que salgamos adelante. Yo he cambiado mucho, ya no me enojo tanto, me llevo mejor con las personas, me gusta vivir y sentir que tengo la oportunidad de tener una vida diferente, junto a mi hermana”.

Los cuerpos de las mujeres han sido el lugar donde la violencia patriarcal se ha inscrito por siglos. Nadie querría tantas niñas y adolescentes lastimadas en albergues y tampoco a sus madres golpeadas, silenciadas o muertas. Pero ¿adónde van las niñas y adolescentes que no tienen adónde ir? ¿Vuelven a los mismos lugares donde son abusados sus cuerpos y sus vidas por las personas adultas que supuestamente habrían de enseñarles a confiar? El 71% de las mujeres del mundo ha sufrido violencia física a manos de sus parejas u hombres de su entorno, en algún momento de sus vidas (OMS). Por eso, este 8 de marzo no cambiamos golpes por flores; más bien celebramos en la calle y en la casa la vida de miles de niñas y adolescentes que cuidaremos, porque tienen ganas de vivir.

cescobarsarti@gmail.com

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