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lunes, 25 de julio de 2016

La salvación soy yo: Trump



Arturo Balderas Rodríguez
La Jornada 
No podía ser de otra manera. Donald Trump convirtió el máximo acto político de su partido en un gran espectáculo mediático al que pudo haber llamado Yo Trump, el salvador. Hizo de la convención en la que se formalizó su candidatura, una edición especial de su show El Aprendiz, o mejor aún, del concurso de Miss Universo. Aunque en este caso fueron su familia y adeptos los que desfilaron en la pasarela, ante miles de sus admiradores.
Cada cuatro años cuando los partidos ungen a sus candidatos, el folclore, la chabacanería y el drama son los ingredientes indispensables. En esta ocasión, en una convención poco común, el drama y las sorpresas superaron todo lo previsto. Fuera del ritual, su esposa y cuatro de sus hijos tuvieron participaciones en las que ensalzaron las cualidades del esposo y padre.
La no menos sorpresiva presencia de Ted Cruz quien, en una arriesgada jugada y con la mira puesta en 2020, se negó a respaldar la candidatura de Trump, lo que le valió el repudio de los convencionistas que abarrotaban el lugar. Pero todo eso es anécdota. Lo que no es anécdota es lo poco que queda del Partido Republicano, como se le conocía. Parafraseando lo que escribió el comentarista conservador David Brooks en su columna del New York Times: el partido ha muerto, viva el partido. Los republicanos deberán encontrar su nuevo perfil.
Trump intentó delinear los que debieran ser ideales del partido y, por extensión, las coordenadas en las que se fundamentará la transformación del país: aislacionismo, proteccionismo y nacionalismo a ultranza, como sus ejes fundamentales. En contradicción abierta con los republicanos, de su proyecto se deriva la necesidad de un gran gobierno, el incremento en los servicios y la ampliación de la deteriorada infraestructura del país, y en especial, la derogación de los tratados de libre comercio, políticas que están. Reiteró su proyecto de reducir impuestos y establecer un régimen en el que predomine el orden y la ley. Por supuesto, no adelanto cómo hará para que propuestas tan disímbolas cuadren.
Distopía, desaliento, oscuridad y caos fueron adjetivos que repitieron varias veces quienes, encabezados por Trump, hablaron durante la convención. Lo cierto es que a contracorriente de esa imagen, existe una realidad que poco tiene que ver con ese sombrío panorama: la economía se ha recuperado paulatinamente, se redujo el déficit fiscal, el desempleo ha llegado a su nivel más bajo en varias décadas, los servicios sociales se han incrementado, el crimen se ha reducido año con año, y la tolerancia ha crecido en amplios sectores sociales.
Entre los republicanos persiste la parte más oscura y retrógrada de su política conservadora. Una muestra está contenida en algunos capítulos de la plataforma que hace unos días die- ron a conocer: permitir y promover expresiones religiosas en el sistema público y privado de enseñanza, respeto a la familia tradicional encabezada por un hombre y una mujer, en ese orden; privilegiar el uso del carbón como energético y la implícita negación del cambio climático, construcción de una gran muralla en la frontera con México; incrementar los castigos a las personas acusadas de usar drogas y alcohol.
Después de esta turbulenta semana, no está del todo mal augurar una mejor para la que se inicia.

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