Para los gobiernos
de Estados Unidos e Inglaterra, Venezuela no es un país soberano, sino
un cofre lleno de lingotes de oro, del que es necesario apoderarse por
el bien de la humanidad, utilizando para ello todas las posibles
herramientas que tengan a la mano. Ante las visibles dificultades, con
las que ahora se enfrenta el distinguido presidente estadunidense,
considerado como el mejor mandatario que ha tenido ese país, de acuerdo
con las acertadas declaraciones del propio señor Trump, se hace
necesario por ahora, que sea el jefe del gobierno británico quien tome
el mando de las operaciones que puedan ser necesarias para hacerse del
tesoro. Para ello, ese gobierno ha dado su primer paso: Desconocer al
gobierno de Nicolás Maduro y afirmar en nombre del imperio británico,
que el gobierno legítimo de ese país es un señor de apellido Guaidó,
electo democráticamente (aunque bien a bien, aún no se sabe por
quiénes).
Las declaraciones del gobierno de Londres no debieran ser tomadas a
la ligera, dada la historia de belicosidad que ha caracterizado a
Inglaterra en tiempos pasados, ganando por ello el título de
pérfida Albión; no es difícil recordar la pequeña guerra que inició contra Argentina en 1982, cuando este país trató de recuperar el archipiélago de las Islas Malvinas, ubicadas en su mar territorial. El ataque de la marina británica no se hizo esperar y en menos de un mes, los argentinos tuvieron que aceptar su derrota. El actual conflicto es desde luego diferente por varias razones, consistiendo la primera de ellas en las dimensiones del botín mismo: Las mayores reservas mundiales de petróleo, las cuales fueron recuperadas y nacionalizadas por el gobierno del presidente Hugo Chávez en 2009, luego de su explotación por parte de empresas de origen estadunidense e inglés, siendo importante mencionar que Hugo Chávez de ascendencia militar, llegó al poder en 1999, a partir del descontento del pueblo venezolano, por los niveles de miseria en que vivía la mayor parte de la población del país.
Desde luego los conflictos que ha tenido el gobierno venezolano con
los grupos políticos que anteriormente dirigían el país y permitían la
explotación de los trabajadores por parte de las empresas extranjeras,
tanto estadunidenses como inglesas y holandesas, los cuales fueron
permanentes durante el gobierno de Hugo Chávez y lo han seguido siendo
en los tiempos del presidente Nicolás Maduro, todo ello con el apoyo
principalmente de Estados Unidos, pero también de algunos países
europeos, entre los que se encuentra Inglaterra. Las estrategias
utilizadas hasta ahora han sido diversas, incluyendo las de su
ayuda humanitaria al pueblo venezolano, ante los escenarios de falta de alimentos, medicinas y productos básicos, causados por el bloqueo comercial de los mismos gobiernos de Estados Unidos, de Inglaterra y de otros países europeos. ¿En qué consistió la supuesta ayuda humanitaria enviada por el gobierno estadunidense? En armas y pertrechos de guerra, enviados a mercenarios introducidos subrepticiamente a Venezuela, con el objetivo de sabotear las actividades de los diferentes programas del gobierno del presidente Maduro.
La situación actual de este conflicto me lleva a recordar los tiempos
en los que Estados Unidos pretendía derribar al régimen de Fidel Castro
asentando en la isla a un supuesto gobierno que fuese reconocido como
legítimo por el propio gobierno estadunidense, enviándole armas y
recursos para sostenerse, a lo cual tuvo que desistir el presidente
Kennedy, ante el apoyo popular de los pueblos latinoamericanos y
particularmente del gobierno de México, respaldado por el ex presidente
Lázaro Cárdenas. En ese tiempo la posibilidad de salir a la calle a
manifestar la solidaridad con el pueblo de Cuba y a respaldar al general
Cárdenas constituyeron un factor importante para los cubanos y su
gobierno; hoy ante la pandemia del Covid-19 difícilmente el pueblo de
Venezuela podrá contar con este tipo de apoyo de los pueblos de las
naciones latinoamericanas y de nuestro país en particular, y esto tanto
los ingleses como los gringos lo saben y no dudo que pretendan
aprovecharlo, aunque es posible que los gobiernos de otras naciones,
como Irán y Rusia, puedan intervenir y detener la agresión.
En tiempos pasados, los sucesivos gobiernos del imperio británico
hicieron uso de sus recursos para involucrar a otras naciones en sus
diversos conflictos, (como fue el caso del Congo Belga), el tamaño del
botín que está en juego no es para menos. Por su parte, si bien el
gobierno de Estados Unidos es sin duda el más interesado en apoderarse
nuevamente del petróleo venezolano, el problema central de su actual
presidente es lograr el triunfo en las elecciones de noviembre próximo,
por lo que difícilmente podría embarcarse en una nueva aventura, ajena a
su actual ambición personal.
¿Cuáles serán las actitudes y acciones de nuestro gobierno para
apoyar a Venezuela en este conflicto? Seguramente lo sabremos pronto,
unos días después de la reunión de López Obrador con el primer ministro
de Canadá y el mitotero jefe de la Casa Blanca.
*Director del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE)
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