Una nueva propuesta
de legisladores del Partido Demócrata busca rediseñar la economía de
Estados Unidos. Ha recibido el nombre en inglés de Green New Deal, que se traduce como el
Nuevo trato verdey renvía al paquete de política económica que introdujo Franklin Roosevelt en 1933 para enfrentar la Gran Depresión.
Esta propuesta ya genera un gran debate en Estados Unidos, polémica
que ya hacía falta en un país que se ha inclinado tanto a la derecha que
la palabra socialista se ha convertido en insulto. Por ese
motivo el Partido Republicano no tardó en atacar la propuesta como un
proyecto para llevar a Estados Unidos al socialismo. Y los dirigentes
del Partido Demócrata, con Nancy Pelosi a la cabeza, han preferido
adoptar una postura de precaución, sin apoyar abiertamente la propuesta
del Green New Deal. No sorprende su cautela, pues esa jerarquía
del Partido Demócrata ha estado desde Clinton cercana a los grandes
intereses económicos que la nueva propuesta va a afectar.
El Nuevo Trato Verde (NTV) es un paquete de política macroeconómica y
sectorial para responder a los retos económicos, sociales y ambientales
del capitalismo estadunidense. Pretende alcanzar tres objetivos:
enfrentar el cambio climático y otros problemas ambientales, reducir la
desigualdad social y relanzar la economía por una senda de crecimiento
sostenido. La referencia a Roosevelt recuerda que se necesitará una gran
movilización de recursos para alcanzar los objetivos planteados.
El Nuevo Trato Verde incluye importantes programas de inversión en
infraestructura y para la transición energética. Uno de los ejes
medulares del NTV es la transición energética para reducir a cero las
emisiones de gases de efecto invernadero y transitar hacia un perfil 100
por ciento dependiente de energías renovables. Otra vertiente del NTV
consiste en proporcionar servicios de salud gratis a todos los miembros
de la sociedad.
Desde luego, la principal objeción de la derecha a este paquete de
políticas ha sido su pretendida falta de realismo. La pregunta que se
utiliza para atacar la propuesta se disfraza de rigor económico: ¿de
dónde va a salir todo el dinero para financiar este programa? Es una
interrogante mal intencionada. Detrás de ella se esconde la hipocresía
de quienes nunca cuestionaron el costo astronómico de los rescates para
el sistema financiero. Es la misma pregunta que encubre la duplicidad de
los que hace un año aprobaron la reforma fiscal de Trump, que condujo a
un explosivo incremento del déficit fiscal.
Pero a pesar de ser utilizada como ariete para la ofensiva en contra
de la propuesta, la pregunta es válida. Y los legisladores del Partido
Demócrata han estado tratando de responder con una referencia a la
teoría monetaria moderna, que ha sido promovida por importantes economistas heterodoxos como Randall Wray y Stephanie Kelton. Ésta ofrece una respuesta a la pregunta sobre el origen del dinero muy diferente a la que propone la teoría económica convencional. Esta última es absurda y sostiene que el dinero surge natural y espontáneamente en respuesta a las dificultades que enfrentan las transacciones por medio de trueques. Por el contrario, la teoría monetaria moderna sostiene que el dinero se origina por la acción deliberada del Estado, que al emitir la moneda con la que se pueden pagar impuestos crea el medio de pago generalizado.
La teoría monetaria moderna está siendo sometida a un fuerte debate
académico, pero una de sus implicaciones es que el Estado posee un
enorme poder de financiamiento y no tiene por qué preocuparse por su
endeudamiento: al Estado soberano nunca se le acaba el dinero, pues
siempre puede imprimir/emitir nuevos medios de pago. En última
instancia, la teoría monetaria moderna sostiene que el dinero tiene
valor porque el Estado así lo determina. Para los defensores del NTV, el
atractivo de la teoría monetaria moderna es que permite hacer frente a
las necesidades de financiamiento porque el endeudamiento público no
sería un problema.
Esta postura no es la más adecuada, toda vez que la teoría monetaria
moderna no acaba de afinar el análisis en varios puntos delicados que
son objeto de debate. Uno de ellos tiene que ver con la inflación y otro
con la relación entre ahorro e inversión. Este último tema requiere
todavía un análisis más serio sobre el circuito monetario en el contexto
del corto y largo plazos. Por esta razón los promotores del NTV
cometerán un error si descansan exclusivamente en este planteamiento
teórico como respuesta al tema del financiamiento. Hay otras fuentes de
recursos, pero también siguen siendo temas tabú. Algunos precandidatos
demócratas a la presidencia ya han manifestado la necesidad de
incrementar los impuestos para los estratos de mayores ingresos, pero el
recorte al gasto militar, que cada año es superior a 740 mil millones
de dólares, sigue siendo un tema proscrito. Mientras la cara militar del
imperialismo no sea objeto de una crítica profunda, no habrá nuevo trato.
Twitter: @anadaloficial
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