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viernes, 10 de julio de 2015

Bolivia y la política del Vivir Bien


ENTREVISTA ESPECIAL

Cristina Fontenele
Adital
Bolivia se ha destacado, en los últimos años, en el escenario latinoamericano por la participación creciente de los movimientos sociales en la política y por las transformaciones implementadas en ese país, desde que Evo Morales asumió la Presidencia de la República, en 2006.
Fernando Huanacuni trabajó durante siete años en la Diplomacia de la República de Bolivia, asesorando al gobierno de Morales y orientando las políticas públicas para implantar la diplomacia entre los pueblos. A partir de la cosmovisión andina del "vivir bien” buscó fomentar el diálogo entre las organizaciones y generar nuevos mecanismos de integración nacional.
Él dejó las actividades en el gobierno en 2014, y ahora trabaja realizando conferencias alrededor del mundo, difundiendo la filosofía de los pueblos indígenas originarios - el Buen Vivir/Vivir Bien, título de su libro, lanzado en 2010.
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Para Fernando Huanacuni, ex-asesor del gobierno de Evo Morales, Bolivia está viviendo una época económicamente poco común, con una estabilidad y un crecimiento macroeconómico importante.



En su paso por Brasil, Huanacuni concedió esta entrevista exclusiva a Adital. El filósofo aymará boliviano analiza el contexto social y político de su país, comentando lo que evolucionó en las políticas públicas en los últimos años y de que forma la filosofía del Bien Vivir ha transformado a la sociedad boliviana.
Adital: ¿Cómo evalúa usted el contexto social de Bolivia? ¿Cuáles son los avances y desafíos del país?
Fernando Huanacuni: Bolivia ha pasado por transformaciones importantes a partir de 2006, cuando asumió como presidente Evo Morales, un hermano indígena, que cambió toda su historia. Antes de 2006, los presidentes anteriores decían que Bolivia era inviable, que moría, y aplicaran políticas económicas muy duras, alentadas por los organismos internacionales. Entonces, cuando llegó el presidente Evo Morales, cambió la política. Primero, comenzamos a organizar internamente la economía, los gastos y, después, al hacer una nueva Constitución política del Estado, eso permitió recuperar los recursos del país. Recuperamos el petróleo, el gas, parte de la minería. Esto permitió mantener una estabilidad en Bolivia. El país está viviendo una época económicamente poco común.
Hay estabilidad económica y un crecimiento macroeconómico muy importante, y hay políticas sociales que también son muy importantes para el pueblo. Por ejemplo, los beneficios pagados a las madres gestantes y a los niños que estudian; y la jubilación para todos los ancianos que trabajaron o no. Esas políticas fueron importantes para recuperar la vitalidad del país. Hubo una reducción significativa de la pobreza, porque en Bolivia había más del 40% de pobres. Todas esas políticas económicas, considerando que el Estado fue un buen administrador, recuperó, nacionalizó, permitiendo que los recursos y los servicios básicos más importantes quedaran bajo la administración del Estado. La nacionalización del gas y del petróleo, por ejemplo, permitió que el crecimiento económico fuese muy importante, siendo distribuido en todos los sectores sociales. Eso permitió que la pobreza fuese reducida bastante.
Adital: ¿Los movimientos sociales han encontrado más espacio en la política nacional?
FH: Ahora sí. Hay dos sectores importantes –movimientos sociales y movimiento indígena originario. Los movimientos sociales son los de trabajadores, obreros, mineros. Los movimientos indígenas son diferentes. Las propuestas del Estado Plurinacional, la actual estructura de la constitución política del Estado, fue plantada por el pueblo indígena originario y con apoyo de los movimientos sociales. Toda la estructura, todo el dibujo es de la cosmovisión indígena originaria. Por ejemplo, el Estado Plurinacional, como es el nombre ahora, significa que, en mi país, no vive solamente una nación, sino muchas naciones. Aymará, Quechua, Guaraní, somos 36 naciones que vivimos en Bolivia. No solamente es un reconocimiento, sino también un pluralismo económico, jurídico. Hay diferentes formas de interacción social y económica, de salud, de educación. Hay currículos diferenciados para cada lugar, porque antes era solamente una economía, un solo sistema jurídico, un solo sistema de salud, un solo sistema educativo. Ahora hay diversas formas para cada pueblo, para cada región.
Plurinacionalidad significa un cambio estructural del Estado. La República era un Estado-nación, que decía que en Bolivia había una sola nación –los bolivianos. Pero en el estado Plurinacional viven muchas naciones, 36 naciones indígenas originarias. No es solamente el reconocimiento de los pueblos originarios, es también crear nuevos espacios de economía, jurídico, de salud, educación. Se abrió una visión no solamente occidental, sino también de los pueblos indígenas originarios.
Adital: ¿Cuáles son los avances en los derechos de los pueblos indígenas?
FH: Los pueblos indígenas originarios han buscado algo fundamental, no sólo los derechos en el sentido humano, sino los derechos de la Madre Tierra. Esto es lo más importante. El Estado Plurinacional cuida de los seres humanos y, sobre todo, cuida de la vida, de la Madre Tierra, que no puede ser objeto de explotación, no puede ser depredada, destruida. Por lo tanto, los derechos de la Madre Tierra son fundamentales, no existen en ninguna parte del mundo, no existe en Brasil. Ciertamente, existen leyes ambientales, pero no los derechos de la Madre Tierra, lo que es muy diferente. La Madre Tierra, en la cosmovisión de los pueblos indígenas, es una entrada para cuidar de la armonía y no destruirla. Por lo tanto, la minería, la explotación del gas y del petróleo tiene que cuidar de la Madre Tierra. Es una exigencia de los pueblos indígenas. Nosotros entendemos que la Pacha Mama (Madre Tierra) no es igual al planeta o al medio ambiente. Planeta es algo inerte, sin vida. El sistema jurídico occidental cree que la Madre Tierra no tiene vida, pero nosotros creemos que la tiene. Entonces, la relación no sería de sujeto a objeto, sino de sujeto a sujeto.
Adital: ¿Las mujeres han tenido más derechos y participación en la política?
FH: Tenemos por ley que toda institución necesita tener el 50% de mujeres en la administración, incluyendo el gabinete. Por eso, creo que es uno de los pocos gabinetes que tienen más mujeres en relación con gabinetes de otros pueblos. Y, los ministerios, cualquier sector de la administración pública deben tener el 50% de hombres y 50% de mujeres. Estamos aprendiendo, porque el machismo, como existe en Brasil y en otros países, es ostensivo. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a ver autoridades solamente masculinas y no autoridades femeninas, pero se está buscando un equilibrio. Va a pasar mucho tiempo hasta que nos acostumbremos. Las personas necesitan acostumbrar, así como demoró que la gente se acostumbrara a ver un indígena en Bolivia, gobernando. Fue muy difícil porque sectores de derecha, que siempre tuvieron el poder, no querían ver a un indígena en el poder, incluso siendo Bolivia mayoritariamente indígena.
La población de Bolivia tiene un 50% de mujeres y un 50% de hombres, equilibrado en casi todo el país. Entonces, no se puede negar a las mujeres el derecho también a la administración. El presidente Evo Morales es uno de los que está incentivando las políticas de equilibrio de los derechos de la mujer. Primero, en la administración pública, y también en algo muy importante, que es la defensa de la mujer, porque la violencia es muy fuerte. Estamos saliendo de un sistema machista muy fuerte. Existen los femicidios, es casi constante el abuso de la mujer. Por lo tanto, fueron creadas leyes, pero es preciso cambiar la mentalidad, porque el machismo piensa que los hombres son superiores a las mujeres. Eso es parte de un sistema educacional y estamos ajustando muchos aspectos. Ya comenzamos, pero falta mucho todavía.
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En Bolivia, por ley, toda institución necesita tener un 50% de mujeres en la administración. En la foto, Gabriela Montaño elegida este año presidenta de la Cámara de Diputados.



Adital: ¿Cuáles son los actuales desafíos en las políticas públicas?
FH: Para que Bolivia siga en este proceso de transformación que emprende, con muchos buenos resultados, necesitamos aliados. Es un país muy pequeño dentro del contexto latinoamericano y mundial. Las transformaciones también precisan ocurrir a su alrededor, porque nosotros podemos cuidar a la Madre Tierra, pero si Brasil no la cuida, también va igualmente a afectarnos a todos. Es por esto que las articulaciones precisan ser entre los Estados, que necesitan despertar para cuidar la vida y los derechos de la Madre Tierra. ¿Por qué surge la inseguridad? Por el dolor del ser humano. El bien vivir dice que el Estado tiene que cuidar de la familia, y para eso necesita instrumentos legales, mecanismos, economía, educación, no solamente derechos individuales como afirma Occidente. Tiene que emerger un nuevo sistema jurídico.
Nosotros, los pueblos indígenas, creemos que llegó un nuevo tiempo para resolver la vida y eso viene de una cosmovisión ancestral de la cultura de la vida. Eso nos permitirá resolver aspectos importantes como la economía de los Estados pero, sobre todo, de la vida. Creo que llegó un tiempo importante, sabemos que tener más no es vivir bien, trae más problemas. Y el mundo moderno incentiva a tener más, pero ya no vive y no vive bien. Nuestros hijos no pueden seguir ese ritmo de vida, porque no van a ninguna parte, se van a destruir a sí mismos. Precisamos nuevas matrices, y las matrices ancestrales son las respuestas, para nosotros. Bolivia ha demostrado esto. El Fondo Monetario Internacional (FMI) está estudiando a Bolivia porque el país obtuvo éxitos sin sus recomendaciones. Las políticas públicas del FMI, del Banco Mundial, recomendaban y fracasábamos. Pero, ahora sin las recomendaciones, estamos bien. Tenemos crecimiento económico, que no es solamente querer tener crecimiento económico, sin cuidar a la Madre Tierra. No es solamente generar clases que pueden comprar más, con más dinero, sino gente que sea conciente de la vida. Eso es lo que va a generar un nuevo sistema educativo. Va a demorar generaciones, ciertamente, pero tenemos que comenzar por algo.
Adital: ¿Cómo evalúa la visión de otros países sobre Bolivia hoy?
FH: Existe poca información. Tal vez, si tuvieran más información, podrían ir en ese rumbo también. Bolivia está teniendo una transformación muy, muy importante. Yo vengo de sectores indígenas, no venimos de la clase media, y por muchos años estuvimos sumergidos en la pobreza. Hoy, tenemos oportunidad. Y creo que la oportunidad es para todos. Y eso depende del Estado, de la economía, del sistema jurídico. Los organismos internacionales están dándose cuenta de que no queremos romper con el sistema, en el sentido de separarnos de los demás. Tal vez, los Estados precisen mirar con un poco más de detalle hacia Bolivia, para poder aprender y articularse. Bolivia está unida a Brasil, Perú, Argentina, Chile, en realidad, a toda la América Latina, porque nuestras economías dependen unas de las otras. Ahora, importa mirar hacia nosotros mismos, lo que quiere decir escucharnos, articularnos e integrarnos verdaderamente.
Adital: ¿Cómo están las negociaciones con Chile sobre la salida de Bolivia al mar?
FH: Muy bien. Ajustamos la diplomacia de los pueblos. Hay una diplomacia oficial, hablan los presidentes, los cancilleres, hablan los estados a través de los mecanismos regulares de las cancillerías. Pero nosotros, los pueblos indígenas originarios, del Estado Plurinacional, tenemos otra forma de hacer diplomacia también, la diplomacia de los pueblos. Los mineros hablan con los mineros, los obreros con los obreros, los indígenas hablan con los indígenas de Chile, y entonces ganamos muchísimo. Explicamos que, en un verdadero proceso de integración de los pueblos, no puede haber desarmonía. Brasil necesita de Bolivia, proveemos gran parte del gas a los territorios brasileros. Brasil también nos ayuda con muchos otros productos. A la Argentina, por ejemplo, le proporcionamos gas a precios muy baratos. A Chile podemos abastecer también.
Chile necesita darnos un paso hacia el mar, que es, además de todo, un derecho histórico, porque un derecho no se puede sustentar por la fuerza. Es una inconsciencia, una aberración. Un derecho es un acuerdo entre las partes, un buen consenso, si hay superposición de uno sobre el otro no es un buen equilibrio entre los pueblos. Con Chile tenemos una deuda histórica, ellos tienen una deuda histórica con nosotros. Estamos apelando a las cortes internacionales, como la de La Haya, que es un organismo reconocido internacionalmente. Por lo tanto, estamos en el camino también del bien vivir, que es comenzar a dialogar. Vivir mejor sería decir: yo tengo más armas, pues lucho contigo, y te obligo, pero esa no es la idea. El vivir bien significa hablar, dialogar y resolver.
Adital: ¿Cuáles son las expectativas por la visita del Papa en este mes de julio?
FH: Bolivia tiene una gran población católica. Pero no todos son católicos, hay evangélicos, protestantes y también los pueblos indígenas, que no somos católicos. Pero hay un sector católico importante. Ese sector y el Estado están muy felices en recibir a un líder espiritual, no solamente de Bolivia, sino del mundo. Y, obviamente, su presencia marca un fortalecimiento espiritual de aquellos que creen en la religión católica cristiana. Entonces, dentro de la política del bien vivir, por ejemplo, se acepta un diálogo con todos. No es que no se crea en Dios. Los pueblos indígenas tienen otra forma de concebir la vida, lo que no significa que no podemos dialogar con otras formas de creencia espiritual de la vida. Bolivia está preparándose con gran alegría. Hay un movimiento muy importante de sectores de la clase alta, media, pueblos indígenas, movimientos sociales y políticos, todo un movimiento de preparación para la visita del Papa Francisco.
Adital: ¿En su libro Vivir Bien/Buen Vivir habla sobre esto? ¿Qué significa Bien Vivir?
FH: El mundo moderno quiere vivir mejor, pero vivir mejor es tener más y consumir más. El vivir mejor es cuidar el mercado. Para el mercado, no combina que los productos sean durables, sino que duren poco, para seguir vendiendo. El capitalismo se sustenta incentivando al ser humano a consumir cada vez más y propagando la idea de que tener más es vivir mejor. Nosotros, los indígenas, decimos que no queremos vivir mejor, sino que queremos vivir bien. Vivir bien es diferente de vivir mejor. Vivir mejor es la modernidad, el capitalismo, consumir, tener más, destruir, depredar la vida; para nosotros vivir bien es vivir en armonía. Primero, uno tiene que estar en armonía, en armonía con su pareja, con la familia, con la comunidad, en armonía con la Madre Tierra, eso es vivir bien.
Lo que consideramos es que, para vivir bien, hay que estar en armonía con la Madre Tierra. No se puede destruirla, es preciso cuidar de la Madre Tierra, esto es vivir bien. Por lo tanto, ya no alentamos a las generaciones la venta de productos sólo por vender, sino sólo lo necesario, lo que necesitamos realmente. Entonces, es una visión diferente del capitalismo, del progreso y de los procesos de la modernidad. Vivir bien significa cuidar la vida, porque en el mundo indígena pensamos que si desaparece cualquier especie de animal, o un árbol o la montaña, nos afecta a todos. Y creo que hoy en día, a través del cambio climático, estamos viendo lo que es el despertar. De esta forma, los estados deben cuidar la vida, no solamente la economía. La vida necesita ser considerada parámetro para que la economía consiga emerger, para que el sistema jurídico también, y no solamente la economía primero y después la vida. No, la vida es ahora. Pero no solamente la vida del ser humano, sino la vida como sentido de equilibrio de la Madre Tierra.
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Para los pueblos indígenas originarios, la filosofía del Vivir Bien es estar en armonía con la Madre Tierra (Pacha Mama).



Adital: Ya comentó en declaraciones que estamos viviendo "una crisis de vida”, ¿qué significa eso?
FH: Estamos recuperando las matrices de vida ancestrales. Occidente tiene patrones de vida, que son el individualismo, el machismo, el antropocentrismo, la depredación de la vida y el consumismo. Pero eso es algo antinatural, que no va a traer buenos resultados. Queremos recuperar las matrices ancestrales de la cultura de la vida, que es diferente, es Pacha Mama, cuidar de la vida, cuidar de la armonía, generar nuevas formas en las áreas jurídicas y económicas. Occidente ha implantado varios paradigmas, el individual, que es el capitalismo, y el comunismo, que es el socialismo. Al capitalismo le interesa solamente el dinero, generar riqueza, pero solamente algunos se apropian y millones están sin riqueza. El socialismo dice que hay que seguir generando riqueza, pero es preciso distribuirla bien. Pero los pueblos indígenas decimos que la matriz comunitaria no es solamente generar riqueza, es cómo generar la riqueza.
No se puede generar riqueza destruyendo la vida, a la Madre Tierra. Por eso pensamos que Occidente fracasó, porque no resolvió ni las desigualdades sociales y está destruyendo la vida. El propio comunismo no cuestiona la forma de explotar, sino la forma de destruir la riqueza. En vez de eso, los pueblos indígenas dicen: no hay que explotar, tenemos que cuidar de la vida, y no simplemente explotar por explotar. Para el capitalismo, la montaña es un recurso a explotar. Para el comunismo, es igual. Pero para los pueblos indígenas, es parte del equilibrio de la vida, porque se la destruye, afecta a todos. El capitalismo incentiva vivir mejor, que es tener más. El socialismo busca sólo el bienestar del ser humano, no se interesa por la vaca, por la llama, el árbol, la montaña. Karl Marx nunca dijo Pacha Mama. Los pueblos indígenas se interesan por la vida de todos. Occidente implantó el capitalismo y el socialismo, que siguen generando riqueza y cuestionan sólo la forma de distribución.
Adital: ¿Desea agregar algo más?
FH: Nosotros no podemos seguir bajo los parámetros modernos de vida, como estamos viviendo. Sabemos que vivir mejor no es la respuesta. Todos queremos vivir bien, en el fondo, pero la publicidad, la modernidad, el concepto de éxito en la sociedad hizo que unos quieran vivir mejor, tener más. Pasan la vida trabajando, trabajando y destruyendo y después se dan cuentan de que perdieron la vida y quieren vivir, pero ya es muy tarde, cuando ya están tal vez con 60, 70, 80 años, o cuando ya perdieron la familia y quieren recuperarla. El vivir bien nos dice que nos dimos cuenta, ahora, del valor de la vida. ¿Para qué vinimos? Al final, entre los pueblos indígenas originarios, reflexionando sobre el vivir bien, siempre nos preguntamos para qué vinimos.
Yo no vine para acumular, tener más, no. Vinimos para ser felices, y eso implica no una vida individual, como nos dice la modernidad, sino una vida compartida, que significa parejas, familia. No estamos sabiendo cuidar a la familia, es preciso aprender, pero no es solamente la familia en términos consanguíneos, sino también en el sentido de la Pacha Mama. Es una nueva realidad. Hoy en día la crisis del capitalismo, que es una crisis de vida estructural, está buscando respuestas. Creemos y estamos en lo correcto de que la respuesta es el vivir bien y el mundo lo puede encontrar. Ese vivir bien en todas las culturas, en todos los continentes, se consigue encontrar en Europa, en Asia; éste es el paradigma, ésta es la matriz ancestral, cuidar la vida.

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