Por Miguel Lozano
Madrid,
2 may (PL) A una semana del inicio de la campaña oficial para las
elecciones regionales y municipales, España muestra hoy un panorama
voluble en el que lo más cierto es la pérdida de espacio de los dos
partidos principales.
Según los sondeos, los partidos Popular (PP) y Socialista Obrero
Español (PSOE) que gobiernan desde la década de 1980, se abocan a la
pérdida de su predominio para dar paso a un contexto de mayor diversidad
luego de la votación del 24 de mayo.
Sin embargo, lo más
significativo de la vida política española esta semana vino del partido
Podemos, que tras un inicio explosivo enfrenta su primera crisis con la
salida de una de sus principales figuras y un estancamiento en las
encuestas e incluso descensos.
La formación apuntaba a replicar
en España el éxito de Syriza en Grecia como receptor del descontento
provocado por la crisis y las políticas neoliberales de la Unión
Europea, con propuestas cercanas a la de la izquierda tradicional, de la
cual se desvinculó desde el inicio.
Sin embargo, en una carta
pública previa a su renuncia el pasado jueves, Juan Carlos Monedero,
considerado el tercer hombre de Podemos, afirmó que la organización se
apartó de sus orígenes radicales.
Según su valoración, la nueva
formación comenzó a parecerse "a lo que queremos sustituir", es decir, a
los partidos políticos tradicionales considerados una casta por el
principal dirigente de Podemos, el profesor universitario Pablo
Iglesias.
Para Monedero, al adentrarse en la carrera electoral
la dirección perdió vinculación con las bases pues "deja de tener tiempo
para reunirse con un pequeño círculo, porque es más importante un
minuto de televisión".
Pero la salida de quien fuera considerado
el ideólogo de la nueva fuerza no vino sola, sino precedida de otras
deserciones de militantes disgustados con la deriva de posiciones desde
actitudes radicales hasta más cercanas a la socialdemocracia.
Según esos críticos, las indefiniciones en busca de atraerse a los
votantes de centro le restó el respaldo de aquellos sobre los que
surgió, los llamados indignados apuntados a las propuestas de cambio y
partidarios de izquierda atraídos por el discurso novedoso.
Reuniones de los líderes de Podemos con funcionarios del Fondo Monetario
Internacional y el rey Felipe VI y un discurso más apacible sobre la
deuda y otros temas no gustaron a lo sectores atraídos por las
posiciones originales de Iglesias.
Ello se sumó a un ataque
graneado de los grandes medios de difusión contra los recién llegados y
acusaciones contra Monedero por recibir cerca de medio millón de dólares
de fuentes extranjeras sin cumplir con los requisitos fiscales.
Entre las versiones sobre la salida del número tres de Podemos está la
necesidad de desvincularlo del partido ante las acusaciones, pero
también abordan una disputa interna con la corriente favorable a
suavizar las posiciones originales del Partido.
Sea alguna de
esas razones u otra, las encuestas que llegaron a darle a Podemos el
primer lugar en opción de voto, reflejan una caída que ubica ahora a esa
fuerza como tercera o cuarta.
En el caso de Madrid, un sondeo
de Metroscopia para el diario El País, indica que hoy -aunque con un
considerable descenso- el PP sería el más votado en la Comunidad y la
Alcaldía de la capital, con Podemos relegado al cuarto lugar.
En
la Comunidad de Madrid el PP obtendría 36 diputados (de 72 en la
actualidad), seguido del PSOE con 29 (de 36), el partido catalán de
derecha recientemente lanzado al plano nacional Ciudadanos con 29,
Podemos con 28 e Izquierda Unida con siete.
En el municipio -en
cuyas elecciones no participará Podemos- lidera el PP con 22 concejales
(de 31 en la actualidad), delante de la coalición Ahora Madrid con 15,
el PSOE con 10 y Ciudadanos con 10.
Esta perspectiva confirma la
tendencia de los últimos meses que coloca la política española al fin
de una era de dominio bipartidista e inicio de una época de alianzas
para gobernar, cuando todavía el reacomodo de fuerzas dista mucho de ser
definitivo.
rc/ml
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