Fuentes: Rebelión
Aunque nadie sabe cuándo será el pico planetario más alto
de los contagios de COVI19, al momento, más de 10 millones de personas
están contagiados con dicho virus, y cerca de medio millón de personas
perdieron la vida.
La comunidad internacional, muy a pesar de la globalización moderna,
fue incapaz de activar una estrategia global para afrontar la pandemia
globalizada por la interconexión mundial. Gobiernos de cada país, hacen
lo que pueden o lo que quieren… buscando salvaguardar los intereses de
las élites globales y locales.
Al momento, el epicentro de la pandemia es el Continente de
Abya Yala. En especial, los países más poblados…. El virus viaja de las
ciudades principales hacia las zonas del área rural. No discrimina
biológicamente, todo ser humano es o puede ser víctima en potencia. La
diferencia es a nivel social. Sufren y padecen más los sectores empobrecidos y
excluidos por el sistema. COVID19 socialmente es discriminatorio.
Así como no existió estrategias coordinadas de contención a
nivel internacional, tampoco existen estrategias coordinadas para la
“desescalada” planetaria.
Después de estar “encerrados” ya más de 100 días, suenan voces
por todas partes, exigiendo volver a la normalidad. Incluso algunos “representantes”
de movimientos indígenas exigen a los gobiernos levantar las medidas de
restricción y “volver a la normalidad” para ejercer los derechos restringidos
en tiempos de pandemia.
¿Por qué los pueblos
indígenas no deberíamos pedir volver a la normalidad?
Los pueblos indígenas, y todos los sectores subalternos o
explotados por el sistema hegemónico neoliberal, lo que menos debemos pedir es
“volver a la normalidad”.
En la normalidad “añorada” lo normal para los pueblos indígenas
fue subsistir sin derechos cargando a cuestas obligaciones. Lo normal en la
“deseada” normalidad fue y es discriminación sistemática, no sólo por
cuestiones raciales. Lo normal fue y es negación constante de derechos.
Lo normal en la normalidad era y es reprimir y asesinar a
cuantos defienden derechos. Lo normal en la normalidad fue y es que los machos
maltraten y asesinen impunes a las mujeres por ser mujeres. Lo normal en la
normalidad fue y es saquear territorios… entregar los bienes comunes a los
privados… Ésta es parte de la gráfica de la normalidad del sistema mundo en el
que subsistíamos y subsistimos.
En la “reclamada” normalidad lo normal fue y es la corrupción
pública. Es normal que los gobiernos corruptos hipotequen a nuestros hijos con
deudas externas impagables… Es normal que destruyamos a nuestra Madre Tierra
persiguiendo satisfacer nuestros deseos activados maliciosamente por el
mercado.
Por estas y otras razones nos resistimos volver a la
normalidad anterior a la pandemia. Las condiciones de encierro o auto encierro
en el que subsistimos como familias, comunidades o pueblos, en estos tiempos de
pandemia, son difíciles de sobrellevar. Sobre todo cuando hay hambre. Pero,
también son tiempos fecundos que nos deben afianzar en nuestro compromiso con
nuestras propuestas de la “nueva normalidad” post pandemia que propugnamos.
Una nueva normalidad con una humanidad reconciliada con la
Madre Tierra. Una nueva normalidad donde el humano encuentre su plenitud y
felicidad en la felicidad del resto de los miembros de la comunidad cósmica.
Sabemos que los tiempos que vienen no serán nada fáciles. La
disputa por los territorios, por las cuencas de agua, por los bienes públicos,
…, serán más recargadas y posiblemente más violentas…. Pero, muy a pesar de
esta certeza no debemos exigir volver a la normalidad que normalizó nuestra
condición de subalternidad colonizada.
Ollantay Itzamná. Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos.
Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/
@JubenalQ
No hay comentarios:
Publicar un comentario