Evaluación de los efectos diferenciales del coronavirus. El peligro de una mayor precarización y flexibilización laboral
La
única posibilidad de controlar la crisis sanitaria de manera más
eficiente es recuperando espacios de coordinación regional. No es
posible pensar en una gestión adecuada solo aplicando políticas
nacionales porque el virus va a circular de cualquier forma. Es una
buena ocasión para retomar una visión integracionista al momento de
diseñar medidas concretas para la recuperación económica a nivel
regional.
Mónica Bruckmann, profesora de la Universidad
Federal de Río de Janeiro, afirma que “es ilusorio pensar que el cierre
de fronteras sea una medida sustentable en el tiempo”.
Diversas estimaciones comparan los efectos socioeconómicos que dejará la pandemia del coronavirus con los provocados por el crac del ‘29. Cash dialogó con la investigadora Mónica Bruckmann, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, quien comparó los efectos diferenciales de esta crisis en América latina, Estados Unidos y Europa.
Evaluó además el impacto de la covid-19 en el mercado de trabajo
mundial y advirtió sobre la necesidad de una salida coordinada y
cooperativa entre los países de la región.
Crisis
En
vistas de los efectos económicos que ha provocado la covid-19, ¿cómo se
imagina la recuperación de la crisis sanitaria y económica?
- Todo indica que la crisis de 2020-2021 será más profunda y larga que la crisis del 2008. Muchos la comparan con la gran crisis de 1929.
Por su parte, el Banco Mundial (BM) prevé una caída del PIB mundial del
5,2 por ciento. De hecho, según estas previsiones, las economías
avanzadas sufrirán una caída del 7,0 por ciento en el 2020, mientras que
en los países emergentes la caída será mucho menor (cercana al 2,5 por
ciento) y en los emergentes del sudeste asiático, apenas de 0,5. Se
estima un crecimiento en China del 1,0 por ciento del PIB para el 2020
frente a una proyección de caída para América latina del 7,2 para el
mismo período.
¿Asia sería el motor económico de la recuperación?
- China y otros países del sudeste asiático serían los impulsores de la recuperación de la economía mundial, con efectos importantes para el sistema mundial durante los próximos años.
La
previsión de caída en Estados Unidos varía considerablemente según la
estimación que se tome y dependerá, en gran medida, de las iniciativas
que impulse el gobierno.
- La economía en Estados Unidos
tuvo una caída interanual de casi el 5 por ciento el primer trimestre
de este año. Más importante aún, los datos llevan a pensar que la crisis será muy larga y que empezaremos a ver una recuperación económica hacia 2021 o 2022, según miremos las economías avanzadas o las emergentes, aunque estimo que las emergentes saldrán de la crisis más rápidamente. A este escenario se agrega una gran incertidumbre respecto de lo que ocurre con el sector público de los países.
¿Lo dice en relación con el gasto público de los gobiernos para afrontar la crisis sanitaria provocada por la covid-19?
- Sí, me refiero a las políticas de emergencia de los principales países de Europa, Estados Unidos y varios de América latina.
Las remesas, las inversiones y el gasto implementado para combatir las
consecuencias sanitarias, humanitarias y económicas generadas por la
covid-19, redundan en un crecimiento gigantesco de la deuda pública a nivel mundial.
Estados
¿Quiénes fueron los primeros beneficiarios del rescate de los Estados?
-En
Estados Unidos, las primeras dos medidas que se tomaron en el mes de
marzo significaron 4,3 billones de dólares de transferencia desde el
Estado. Los principales beneficiarios de esta ayuda colosal fueron los bancos, para socorrer a las empresas privadas;
por ejemplo, las compañías aéreas. Apenas el 2,3 por ciento de este
valor se destinó al sector de la salud, mientras que el otro 53 por
ciento estuvo dirigido a un conjunto de empresas, por un lado, y a los
gobiernos estaduales, por el otro.
¿Cuánto representa ese monto para la economía estadounidense?
-
Esos 4,3 billones son equivalentes a poco más del 20 por ciento de su
PIB, que se suman a su deuda pública acumulada equivalente a 110 por
ciento del Producto. También la Unión Europea se está endeudando, tanto
los países que la integran como el bloque en su conjunto. En América
latina, Perú ha destinado el equivalente a 7 por ciento de su PIB a
medidas para combatir la Covid; Chile, el 5,9; Brasil, el 5,8. A la
incertidumbre que significa el profundo endeudamiento de las economías
para salvar al sector financiero y las empresas privadas, se suma un proceso muy acelerado de precarización de las condiciones de trabajo.
¿Existe una alternativa a la intervención de los Estados para afrontar la actual crisis sanitaria y económica?
-
Es una gran contradicción. Por un lado, no vemos otra salida que el
Estado reasumiendo un papel fundamental para enfrentar una crisis de
varias dimensiones, que tiene su origen en el problema sanitario pero
que impacta sobre otros ámbitos de la vida social y económica. Por otro
lado, no podemos obviar que gran parte de las medidas para atender las
consecuencias de la pandemia suponen transferencias masivas de recursos del sector público hacia el privado (medianas y grandes empresas) y el sector financiero.
¿Y los bancos qué hacen con los recursos?
-
Por ejemplo, en Brasil, la tasa de interés media de los títulos
públicos ha bajado del 3,75 al 3,00 por ciento y, al mismo tiempo, los
bancos recurren a los fondos públicos para otorgar préstamos a las
empresas que están en crisis, con tasas superiores al 5,5 por ciento.
Mientras se proponen drásticas reducciones salariales y de jornadas laborales,
se asiste a una clara transferencia de recursos del Estado hacia el
sector privado. Y esto se pone de manifiesto sobre todo si analizamos lo
que ocurre en el sector salud.
Trabajo
¿A qué se refiere?
-
En el caso de Brasil, mientras se destina apenas un 4 por ciento de los
fondos para combatir la crisis del coronavirus al sistema único de
salud -que es el sistema público-, son significativamente más
importantes las transferencias a la red privada de salud, cuyos
servicios se contratan pagando hasta el doble del valor por día de
internación en camas de cuidado intensivo.
¿Por qué sucede eso?
-
No me explico cuáles son las razones técnicas para duplicar los precios
para internaciones en este momento. En definitiva, queda claro que el
papel del Estado es fundamental, pero, al mismo tiempo, se fortalece al
sector privado, inclusive en el ámbito de salud.
¿Cree
que la tendencia hacia la precarización laboral es la contrapartida de
las transferencias del Estado hacia el sector privado o corren por
caminos diferenciados?
- Brasil se declaró en
estado de calamidad pública, lo que deriva en la posibilidad de
redefinir una serie de procesos administrativos y un conjunto de medidas
que, en condiciones normales, no serían admisibles. En el mundo del
trabajo, esta situación de calamidad pública habilita a las empresas
privadas a aplicar reducciones de las jornadas laborales con rebajas
equivalentes en los salarios -que pueden reducirse hasta en un 70 por
ciento- o concretar despidos unilaterales sin respetar los derechos
laborales. El Estado está asumiendo parte de los seguros de desempleo,
pero eso representa una parte pequeña de lo que serían los ingresos de
los trabajadores en casi todos los sectores de servicio y producción.
¿Las empresas aprovechan para precarizar aún más las relaciones laborales?
-
Creo que esta precarización de las condiciones laborales en Brasil no
se inicia con la situación de emergencia, sino que se inscribe en los
proyectos políticos del sector empresarial y, más aún, en el propio
programa de Jair Bolsonaro, que promovió una precarización de la fuerza
de trabajo y de los derechos laborales desde los inicios de su gobierno.
¿Qué
diferencias o similitudes encuentra en las políticas tomadas en el
ámbito laboral, en este contexto excepcional, entre países de la región
con distintos perfiles políticos?
- Es indudable que la
necesidad de paralizar la circulación de las personas y el aislamiento
social producen un impacto muy grande a nivel económico, lo
cual redunda en niveles altísimos de desempleo. Esto es lo que tal vez
vaya a variar de país a país, dependiendo de las condiciones políticas
en que se gestione la crisis.
O sea, avanza el riesgo del combo precarización con flexibilidad laboral.
-
Creo que el desempleo en la región se va a reducir en la medida en que
las economías logren recuperarse en 2021 y 2022. Desde mi punto de
vista, el peligro reside en que se instalen condiciones de subempleo acompañadas de un cuerpo normativo que se prolongue más allá del período ligado a la crisis de la covid-19. En el caso de Brasil, parece evidente que así será, y creo que allí residirá la diferencia entre los gobiernos de la región. En Perú, por ejemplo, donde las tasas de subempleo son extremadamente altas, la crisis podría
profundizar aún más los niveles actuales de precarización y
flexibilización de la mano de obra, que se han acumulado durante las
décadas de políticas neoliberales.
Fronteras
¿Qué opina de las decisiones de cerrar las fronteras nacionales en los países de la región como medida de aislamiento?
- Parece muy ilusorio pensar que el cierre de fronteras sea una medida sustentable en el tiempo y menos aún que ello logre detener la propagación del virus a nivel regional.
Pero en Argentina esa fue una de las medidas que frenó la propagación del virus.
- Creo que esas son medidas que se pueden implementar en un primer momento para controlar las curvas de contagio, pero es impracticable como medida de mediano y largo plazo.
Hay tal interdependencia económica entre los países de la región y
tanta circulación de personas, que este cierre de fronteras no puede
mantenerse con horizontes de tiempo muy prolongados.
¿En Europa qué pasó?
-
La Unión Europea es un claro ejemplo. Después de negar ayuda financiera
al gobierno italiano en el marco de la crisis, y viendo que el virus se
propagó en Italia y luego alcanzó otros países europeos, en la
actualidad se están implementando políticas de coordinación y cooperación financiera frente a la necesidad de controlar la epidemia en la región.
¿Cree
que es posible tender a mayores niveles de cooperación y coordinación
entre los países de la región para salir de la crisis?
- De hecho, creo que la única posibilidad de controlar la crisis sanitaria de manera más eficiente en el mediano y el largo plazo es
recuperando espacios de coordinación regional. No es posible pensar en
una gestión adecuada solo aplicando políticas nacionales, porque el
virus va a circular de cualquier forma. Hasta que no surja una vacuna o
tratamiento médico eficiente es altamente probable que se produzcan
nuevas olas de contagio y re-contaminación.
¿Le preocupa la situación en los barrios marginados?
-
Estamos viendo cómo se comporta la epidemia en las grandes ciudades
latinoamericanas, que son muy diferentes a las asiáticas y las europeas.
En Brasil, como en otros países de la región, tenemos ciudades con un
gran porcentaje de la población que vive en favelas, con condiciones muy
precarias. Allí veremos con más crudeza el efecto devastador de la
epidemia. Esa es otra razón fundamental que nos obliga a pensar en
formas de controlar la crisis sanitaria desde el nivel regional.
¿Qué propone?
- Solo pensando en la dimensión sanitaria, el problema es imposible de controlar en el mediano y largo plazo si no recurrimos a estrategias de coordinación regional. Incluso, creo que esta situación es una buena ocasión para retomar una visión integracionista al momento de diseñar medidas concretas para la recuperación económica a nivel regional.
Fuente:
https://www.alainet.org/es/articulo/207529
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