DESENREDO
Por: Rosalinda Hernández Alarcón*
En
Guatemala, el próximo domingo será el día de las votaciones para elegir
presidente y vicepresidente, así como 156 representantes del Congreso
de la República. Existen pocas expectativas de que obtenga mayoría de
votos una opción que guíe los cambios sociales que este país necesita,
deje de existir una bancada marginal (menos del 5 por ciento defiende
intereses populares) y se supere la desigualdad (87 por ciento del total
de 156 diputados son hombres). En las boletas figuran dos mujeres como
candidatas presidenciales.
Sandra Torres encabeza las encuestas (20 por ciento), aunque se
define como socialdemócrata, lo cierto es que reproduce las prácticas
del financiamiento electoral ilícito, origen de la corrupción y la
cooptación del Estado. Su partido y otros 14 representan mafias compra
votos, promete favores, cínicos mentirosos, payasos y bailadores
incapaces de articular discursos proselitistas serios, publicistas sin
ética política. Entre éstos figuran tres como posibles ganadores de la
primera vuelta, quienes difunden sus propuestas en diferentes medios: 86
por ciento televidentes, 21 radioescuchas, 14 por ciento usuarios de
Facebook, 7 por ciento periódico impreso, según la encuestadora
Gallup-Latinoamérica.
En cuarto lugar figura la dirigente indígena Thelma Cabrera, quien se
postula por primera vez, tiene años de experiencia en la lucha
campesina y se ha ganado la simpatía en los tres meses que duró la
campaña (9 por ciento) a partir de su discurso y comportamiento muy
cercanos a quienes rechazan las injusticias sociales y desafían al
sistema actual, bajo la consigna “Elijo dignidad”. Ella es una de las
seis opciones que se identifican de izquierda y/o pertenecieron a la
guerrilla, y es la única que figura en las encuestas porque los otros
cinco candidatos tienen escaso respaldo.
En este país existe una regresión autoritaria promovida por políticos
pentecostales, militares corruptos y líderes empresariales voraces; se
concreta en varias iniciativas de ley anti derechos (penalizar abortos
espontáneos, criminalizar a la comunidad LGBTI, amnistiar a militares
inculpados de delitos de “lesa humanidad”); en reiterar el irrespeto al
Estado laico; en la criminalización de defensores de la naturaleza y de
derechos humanos; en la congelación de salarios; en la persecución penal
ilegal de la ex titular del Ministerio Público (MP), Thelma Aldana, y
en el desmantelamiento de la Comisión Internacional contra la Impunidad
(CICIG) que cierra en septiembre próximo.
Cabe destacar que en 11 años, la CICIG y el MP identificaron a 60
estructuras criminales, presentaron 100 casos (680 personas procesadas y
310 condenadas, aportaron varias iniciativas: Ley de Crimen Organizado,
Reformas al Código Penal en materia de Anti-corrupción y la creación de
los Tribunales de Mayor Riesgo. La CICIG reveló porcentajes de las
fuentes del financiamiento electoral ilícito: 25 por ciento
individuales, 50 por ciento de constructores, proveedores y otros
empresarios, y el 25 restante del crimen organizado.
En 2015, en este país se registró un movimiento social masivo que
exigía juicio y castigo contra los hechos de corrupción del entonces
binomio presidencial formado por Otto Pérez y Roxana Baldetti,
posteriormente demandaba la persecución de otros políticos y empresarios
corruptos. Esta movilización en diferentes partes del país tuvo como
resultado la conformación de nuevas organizaciones políticas, entre
ellas, el Movimiento por la Liberación de los Pueblos (MLP) que postula a
Thelma Cabrera y el Movimiento Semilla que intentó inscribir como
candidata a Thelma Aldana. Aunque se mencionó la posibilidad de hacer
alianzas entre las agrupaciones de izquierda y progresistas, no se
concretó.
Así las cosas, la regresión antidemocrática y la multiplicidad de
opciones políticas caracterizan el panorama electoral. En tanto, la
población señala como principales problemas: la falta de empleo, la
inseguridad, la corrupción y el alto costo de la vida. Sigue estando
ausente el reto de romper con la identidad de personas subalternas y
sometidas, como son aquellas que votan a favor de sus opresores, asisten
a mítines de campaña sin importarles ser objeto de discriminaciones
racistas y patriarcales, aceptan resignados apoyar a los mismos partidos
que cobija malos gobernantes. Por ello el interés de las fuerzas
reaccionarias de continuar con espectáculos y regalitos electoreros,
negando a la mayoría de la población el acceso al conocimiento y a la
capacidad de análisis crítico.
*Periodista mexicana residente en Guatemala
Especial
Cimacnoticias | Guatemala, Guate.-
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