El gobierno de
Donald Trump, lejos de ahogar económicamente a China y a Rusia con las
arbitrarias sanciones que les ha impuesto, lo que ha logrado es una
fuerte unión entre esas dos naciones que en conjunto amenazan la
hegemonía imperial que Estados Unidos ha disfrutado durante décadas.
La frustración golpea la Casa Blanca pues las medidas ayudaron a
fomentar aún más ese acercamiento y buscar en este complejo entorno
internacional el necesario apoyo estratégico entre los dos gigantes.
Cuando este año se celebra el 70 aniversario del establecimiento de
relaciones diplomáticas entre ambas naciones ya se ha logrado forjar una
alianza basada en el sostén mutuo y la prosperidad común.
Los
números reafirman ese estrechamiento: al cierre de 2018 el comercio
entre los dos países creció en 27,1 % y alcanzó por primera ocasión los
107 000 millones de dólares.
En ese período, los intercambios
de productos mecánicos y eléctricos crecieron 15 %, los de alta
tecnología, 29 %, y los de producción agrícola, 31 %. Los dos países
incrementaron la cooperación en energía, energía nuclear, industria
aeroespacial, infraestructura transfronteriza y otros campos.
La reciente visita que realizó durante tres días el presidente de China
Xi Jinping a Rusia estuvo centrada, junto con el presidente Vladimir
Putin, en buscar basamento estratégico en un esfuerzo por compensar
algunos efectos de las políticas negativas que se lanzan desde
Washington.
Jinping y Putin en los encuentros sostenidos,
acordaron elevar sus relaciones a una asociación estratégica integral de
coordinación de la nueva era, que da inicio a una fase de cooperación
bilateral favorable para la estabilidad y la prosperidad mundiales.
Los expertos coinciden en afirmar que estos países tienen habilidades
de desarrollo coincidentes, que les permiten trabajar juntos en
proyectos importantes, a lo largo de las regiones fronterizas e incluso
por toda Eurasia.
Cuentan además con abundantes recursos
naturales y tecnologías, y sus economías son altamente complementarias,
lo cual puede traducirse en un incremento sustancial en comercio e
inversión en los próximos años.
Mientras los proyectos
estratégicos en campos tradicionales como la energía, el ámbito
aeroespacial y la interconectividad han logrado avances sólidos, la
cooperación en sectores como agricultura, finanzas, ciencia y
tecnología, y comercio electrónico se ha desarrollado rápidamente.
Durante los encuentros de alto nivel, los presidentes signaron una
veintena de documentos en casi todas las esferas de la economía, alta
tecnología, construcción de infraestructura, comercio electrónico,
agricultura, ciencias, informática, rama militar. Otro importantísimo
acuerdo, que hizo estremecerse los cimientos de la Casa Blanca, fue que
desarrollarán el comercio bilateral en rublos y yuanes, alejándose así
del dólar estadounidense.
En esa ocasión, el gigante ruso de la
energía nuclear Rosatom y la Corporación Nacional Nuclear de China
firmaron un contrato para la construcción de dos unidades de energía en
la central nuclear de Xuidapu .
El primer barco con gas natural
licuado procedente de la península rusa de Yamal, en el Ártico,
atravesó el mar hasta China el verano pasado, y se espera que millones
de toneladas más sean suministradas cada año gracias al proyecto
financiado en parte por China.
Una segunda línea del oleoducto
China-Rusia inició su operación comercial en 2018 y mientras, el
gasoducto de la ruta este suministrará gas natural a China para finales
de este año.
El puente ferroviario de Tongjiang y el puente
carretero de Heihe serán terminados este año, para hacer que el
transporte transfronterizo sea mucho más sencillo.
Como
objetivo se han propuesto alcanzar en un futuro cercano, un intercambio
que supere los 200 000 millones de dólares y cooperar en el
establecimiento del proyecto la Franja y la Ruta que propicia China y en
la Unión Económica Europea que impulsa Rusia.
Los presidentes
de Beijing y Moscú ratificaron que defenderán firmemente el
multilateralismo y buscarán construir una economía mundial más abierta
que beneficie a la mayoría de las naciones en desarrollo.
En
conclusiones, lejos de debilitar a China y Rusia, Trump con sus
sanciones y amenazas, lo que ha motivado es el renacer del Oso y el
Dragón que en su conjunto resultan un enorme desafío al imperio del
Norte.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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