Raúl
Morales dice que votará para alcalde por Erik Súñiga en este municipio
de Guatemala, en la frontera con México, a pesar de que el candidato
está acusado de narcotráfico y de que lo busca la DEA.
Como razón
explica que Súñiga prometió que construirá un cine en la cabecera
municipal de Ayutla y el joven de 24 años piensa que así ya no tendrá
que cruzar ilegalmente a México, atravesando el fronterizo río Suchiate,
cada vez que quiera ver una película.
El
único cine al que Morales puede asistir en Guatemala está a tres horas
de aquí, en el departamento de Retalhuleu. El muchacho se dedica a
vender medicinas naturistas en la calle. Viste un chaleco negro, a pesar
del calor, y es un entusiasta de la biblia, especialmente de la parte
apocalíptica.
El cinéfilo Morales cuenta que la última película que vio en Tapachula fue Endgame de
los Avengers; jura que fue en 3D. El domingo 16, piensa acudir a votar,
pero solo lo hará por el candidato a la presidencia municipal (alcalde)
de Ayutla, Erik Súñiga.
“Los demás, incluido el presidente, son lo mismo”, dice.
El
joven aún no sabe que el Tribunal Supremo Electoral revocó la
candidatura de Erik Súñiga. Las autoridades guatemaltecas también le
quitaron la posibilidad de participar en las elecciones a Otoniel Lima,
que contendía en otro municipio.
De todos modos
es probable que Morales vote por Súñiga, pues a estas alturas sería
imposible cambiar las boletas electorales. Además la publicidad del
político sigue tapizando las calles con el lema de su campaña: La seguridad de Ayutla está en tus manos.
En
abril, Súñiga fue acusado por la DEA (Agencia Antidrogas de Estados
Unidos) de tráfico de estupefacientes. Según el gobierno estadounidense,
Súñiga trabajó para el Cártel de Sinaloa desde 2008. Incluso, las
autoridades norteamericanas piden la extradición del candidato.
Y no solo los gobiernos locales tienen problemas serios con la infiltración del crimen organizado en Guatemala.
Desde la clandestinidad, Súñiga encabezaba las preferencias para reelegirse en esta región de Guatemala.
La
historia de Ayutla, una localidad de 40.000 habitantes que está en la
frontera con México, muestra muy bien las complicaciones que tiene el
gobierno mexicano por estos días.
El ministro de
Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha negociado con Estados Unidos
sentar las bases para un desarrollo económico en América Central que
detenga el flujo migratorio que este año alcanzó récords históricos.
El gobierno
mexicano tiene un límite de 45 días para demostrar que, al menos, es
posible pensarlo, según lo acordado con Washington.
Pero
el problema visto desde aquí es un poco más difícil. Guatemala, el
principal país con el que Ebrard tiene que negociar las condiciones para
detener el éxodo, celebra elecciones este domingo, en una jornada en
que escogerá a al próximo presidente, vicepresidente, diputados y 360
alcaldes.
Y la corrupción tiene de cabeza a este país al sur de México.
También el actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, es señalado por violaciones en el financiamiento de su campaña. El
político bloqueó la operación de la Comisión Internacional Contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG), que investigaría a su hijo y a su
hermano por fraude.
Guatemala
es la puerta de entrada a México por la frontera sur. Por aquí tienen
que pasar, forzosamente, salvadoreños y hondureños, entre muchas
nacionalidades. El país se convierte en un embudo para el paso de
personas, pero también de mercancías ilícitas.
El
caso de Ayutla ejemplifica bien los problemas que tendrá el gobierno
mexicano para aplicar, en lo local, su ambicioso plan de desarrollo para
la región.
El gobierno
mexicano busca intercambiar la militarización por el desarrollo, según
ha explicado el presidente Andrés Manuel López Obrador, bajo una premisa
sencilla: detonar las economías de los países expulsores para que las
personas no tengan necesidad de salir.
El plan, sin embargo, no parece tan sencillo visto desde el sur.
Súñiga,
el alcalde que hasta el lunes 10 tenía más posibilidades de ganar las
elecciones en el municipio colindante con la ciudad mexicana de
Tapachula, en el estado de Chiapas, buscaba reelegirse por cuarta
ocasión.
Su
administración ha durado 11 años, durante los cuales alcanzó una gran
popularidad, al grado de que pudo formar su propio partido político:
Crecer.
El
círculo más cercano al ahora excandidato buscado por la DEA podría
reemplazar la candidatura, incluso su hija, que fue Miss Guatemala en
2017. Durante el concurso de belleza Miss Universo, en el que participó a
los 22 años, la modelo dijo que una de sus aspiraciones en la vida era
ser política.
Gabriel de la Rosa, otro poblador de Ayutla, advierte: “como quiera gana don Erik”.
Este artículo fue originalmente publicado por En el Camino, un proyecto de Periodistas de a Pie . IPS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial con Periodistas de a Pie para la difusión de sus materiales.
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