Con el endurecimiento de las medidas de control migratorio en nuestra frontera sur, nuevamente quedamos como el
patio traserode Estados Unidos, cuando debemos repensar nuestra política migratoria desde una perspectiva que reconozca nuestra larga tradición migratoria y los estrechos lazos que tenemos con los centroamericanos, afirmaron especialistas, quienes alertaron de la necesidad de garantizar recursos públicos suficientes para afrontar el fenómeno.
En entrevista por separado, Iván Porraz Gómez, investigador de El
Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y especialista en temas de jóvenes
migrantes y migración internacional en el sureste de México, destacó que
por décadas ha existido la presencia de población de origen
centroamericano en el sur-sureste lo que ha generado múltiples vínculos
no sólo comerciales, sino familiares y laborales.
Tenemos que entender, dijo, que quienes migran enfrentan la violencia
histórica y estructural que prevalece en Centroamérica, principalmente
en las naciones del triángulo norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).
Existe un
territorio compartido y una frontera común, que demanda no caer en una política migratoria que hasta el momento ha sido poco coherente.
Claudia Masferrer, coordinadora del Seminario Migración, Desigualdad y
Políticas Públicas de El Colegio de México (Colmex), especialista en
migración internacional, reconoció que hay un aumento en la llegada de
centroamericanos, pero llamó a
tomar los números con cuidado, y dejar de pensar que llegan en una proporción que no podemos controlar. Debemos tranquilizarnos y revisar las medidas a corto y mediano plazos.
Indicó que las medidas de control y las detenciones de migrantes en la frontera sur
tampoco son nuevas, pero sí el que estén acompañadas de un aumento en la atención mediática, lo que resulta clave es que se destinen los recursos necesarios para atender el creciente incremento en las solicitudes de asilo y para garantizar una atención adecuada a quienes migren y permanezcan en el país.
Porraz Gómez enfatizó que
se ha exacerbado mucho el tema de las cifras y habría que hacer una revisión de las mismas, incluyendo las caravanas migrantes de 2018, y analizarlo en una perspectiva histórica de la presencia centroamericana en el país, y principalmente en la frontera sur, pero no debemos alentar condiciones que generen miedo o alarma, cuando en realidad no estamos ante un éxodo centroamericano.
Laura Poy Solano
Periódico La Jornada
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