Las
tropas gubernamentales de Siria están tomando la ciudad de Alepo
ocupada por los rebeldes, sin embargo, Washington no se apresura a
ayudar a estos grupos, escribe Bershidsky. Entre los insurgentes hay un
grupo terrorista —Frente Fatah al Sham— antes conocido como Frente al
Nusra, proscrito en EEUU, Rusia y otros países, por lo tanto la parte
estadounidense no puede prestarles apoyo.
Michael O'Hanlon, investigador del centro Brookings, señaló que el "enfoque norteamericano no tiene sentido".
"EEUU
no tiene ningún aliado grande con potencial militar real en la zona de
combate, excepto los kurdos. No obstante, siguen esperando vencer a
Daesh, derrotar al Frente al Nusra y destituir a Asad al mismo tiempo",
observa el experto.
Por
su parte, Washington no puede dar marcha atrás y decirle al líder ruso
que la Administración de Obama ya no quiere deshacerse de Asad, señala
el autor. Putin tiene una posición mucho más ventajosa: el Gobierno de
Siria, respaldado por Rusia e Irán, tiene la oportunidad de derrotar a
los rebeldes.
El autor del artículo opina que EEUU permite a Asad,
Putin e Irán implementar su plan. Al tomar Alepo, las tropas
gubernamentales tendrán que enfrentar a Daesh y combatir en varios
frentes.
"La guerra terminaría más rápido si
EEUU se uniera a esta coalición. Sin embargo, por razones políticas
esto es imposible. La guerra seguirá y se llevará más vidas, aunque es
difícil imaginar que Daesh pueda resistir la agresión de Rusia e Irán
por mucho tiempo".
En
este caso, la reputación de EEUU quedará afectada, admite el autor. Es
posible que Washington tenga que observar cómo Asad y Erdogan se unan en
contra de los grupos kurdos apoyados anteriormente por Estados Unidos.
"A
EEUU solo le queda esperar que las tropas de Asad sufran una derrota en
Alepo. Aunque teniendo en cuenta los acontecimientos en la zona de
batalla, es un hilo muy fino para agarrarse", concluye Leonid
Bershidsky.
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