La Jornada
Como viceministro para
América del Norte y embajador de Venezuela ante la Organización de los
Estados Americanos en Washington, insto a menudo a mis colegas de la
región a mirar más allá de los titulares sensacionalistas, a favor de
una perspectiva más realista y matizada sobre mi país. La integración de
nuestro continente y de su gente es un objetivo fundamental de la
revolución bolivariana, que aboga por la inclusión e igualdad de todos a
través de la democracia participativa. Durante más de una década, entre
otras cosas, hemos trabajado sin descanso por la democratización de los
derechos fundamentales de todos los pueblos referentes a la salud, la
educación, acceso a la vivienda digna, el empleo y la alimentación. A
pesar de los difíciles retos económicos que enfrenta mi país, con el
precio del petróleo en su nivel más bajo en una década, la inflación y
el desafortunado sabotaje político de un pequeño sector de la oposición,
permanecemos comprometidos con estos principios y con el proceso de
inclusión social para garantizar justicia y derechos humanos básicos
para los ciudadanos más vulnerables de nuestro país.
Nuestro compromiso con la democratización a través de medios
pacíficos siempre ha ido más allá de nuestras fronteras, trabajando
incasablemente por la unidad de nuestros hermanos y hermanas en todo el
hemisferio, ya sea en Haití, Colombia o Estados Unidos, donde desde hace
más de 15 años se lleva a cabo una campaña política y mediática contra
mi país por líderes de la derecha latinoamericana y el Departamento de
Estado. Es por eso que durante los últimos 12 meses he estado
profundamente consternado y preocupado por la campaña regional que ha
montado contra mi país el Sr. Luis Almagro, secretario general de la
Organización de Estados Americanos.
Desde que comenzó su mandato en la primavera de 2015 el secretario
general de este importante organismo hemisférico ha puesto en marcha una
campaña dirigida a justificar la intervención en Venezuela. Junto a la
plataforma regional que le da su cargo, el señor Almagro ha utilizado
una tuiplomacia agresiva para atacar a mi país, nuestro gobierno y nuestras instituciones.
Entre los meses de febrero y julio de este año, el secretario general tuiteó 802 veces, de los cuales 504 tuits se enfocaron en los países miembros de la OEA y/o sus funcionarios y 298 sobre temas generales. De esos 504 tuits, Venezuela se ubicó en primer lugar, al recibir 233 menciones, Colombia fue segunda, con escasos 34 tuits, y Brasil siguió en tercer lugar, con 29, durante el periodo en consideración.
Lo sorprendente no es sólo el número de tuits sobre Venezuela, sino el contenido negativo de los mismos: 218 de los 233 tuits sobre Venezuela (93.5 por ciento!) pintan a mi país y a nuestro gobierno de manera negativa. Diez tuits fueron neutrales (0.04 por ciento) y sólo cinco fueron positivos (0.02 por ciento). Estos porcentajes hablan por sí solos.
Ese 93.5 por ciento de tuits negativos se centran en
reformular, reproducir y sacar a relucir todas las demandas claves de la
oposición venezolana. Por ejemplo, en sus tuits semanales y
casi diarios sobre Venezuela, el secretario general hace constantemente
un llamado a mi gobierno a prestar atención a las demandas de la
oposición y a someterse a sus exigencias, tales como la celebración de
un referendo revocatorio para sacar del poder al presidente Nicolás
Maduro, quien fue democráticamente electo, o la liberación de los
presuntos presos políticos mediante la aplicación de una mal llamada
ley de amnistía. Incluso, el 8 de marzo de 2016, durante una visita a Chile, el secretario general dio un paso sin precedente al alentar públicamente a los miembros de la Asamblea Nacional venezolana a solicitar formalmente la invocación de la Carta Democrática Interamericana, que podría suspender a Venezuela de la OEA.
La agenda política del secretario general a favor de la
oposición se hace aún más evidente cuando se presta atención al
seguimiento constante que le da en esta popular plataforma de medios
sociales a cada tema político de la oposición venezolana. En repetidas
ocasiones pone al relieve las preocupaciones y demandas de la oposición,
y pide a mi gobierno que tome medidas al respecto. Por ejemplo, en un tuit que condena al gobierno de Venezuela el secretario general afirmó que
con presos políticos no hay democracia, haciendo referencia a sus anteriores llamamientos para proporcionar amnistía a aquellos que han sido declarados culpables de violar la ley venezolana. Al parecer, somos el único país que merece ese recordatorio.
Estos resultados son aún más sorprendente cuando ubicamos la aparente
preocupación del secretario general por los problemas internos de
nuestro país en el contexto geopolítico hemisférico en este periodo de
seis meses. Mientras varios países de nuestro hemisferio enfrentaron
agitación y disturbios como el golpe de Estado en Brasil (país que
obtuvo sólo 29 tuits durante los últimos seis meses); mientras
el abuso policial se convirtió en un problema de polarización social en
Estados Unidos (casi ausente en sus tuits), y mientras el nivel de violencia en América Central y el norte de México (que sólo se menciona tres veces en sus tuits durante
este periodo) continuó siendo un tema de suma preocupación para los
ciudadanos de esas naciones, el señor Almagro sostuvo su alto nivel de
enfoque sólo en Venezuela. En ninguno de estos casos el secretario
general apremió a ningún otro gobierno a actuar con la misma frecuencia
como lo hizo con mi gobierno. De hecho, en la mayoría de los casos se
pidió a un gobierno actuar sólo una vez sobre un tema en particular, sin
mencionar de nuevo el tema en cuestión. Este nunca fue el caso de
Venezuela en el periodo en consideración.
Si definimos una campaña como el esfuerzo sistemático para planificar
un curso de acción para lograr un objetivo deseado, no hay duda que los
esfuerzos montados por el secretario general Almagro con su tuiplomacia,
junto a su reconocida posición política contra el gobierno venezolano
desde que asumió su cargo, están diseñados para socavar al gobierno
bolivariano y los esfuerzos en curso para promover el diálogo y así
encontrar una solución política a los retos actuales y reales que
enfrenta mi país. Esta campaña intervencionista contra Venezuela debe
cesar. Porque si se permite que continúe, todas las naciones
representadas por este organismo regional corren el mismo riesgo.
* Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la OEA
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