John Saxe-Fernández
La militarización por
el desplome hegemónico hace patente la incapacidad del sistema político
de EU para lidiar con los mayores retos existenciales (antropogénicos)
que jamás haya enfrentado la biota global y la humanidad: el riesgo de
guerra nuclear y el asomo en el horizonte de un calentamiento global
(CG) catastrófico. El epicentro del capitalismo monopólico,
financiarizado, fosilizado y en creciente belicismo está bajo impacto de
la gran recesión. El Partido Republicano, con su negación del CG y
embate a toda política hacia un patrón energético no fósil, representa
un peligro para la vida en el planeta, mientras la continuidad de la
diplomacia de fuerza Bush/Obama adoptada por la demócrata Clinton contra
Rusia, China y la periferia progresista/nacionalista del tercer mundo
azuza una guerra catastrófica.
A nadie escapa el peso de la gran recesión que estalló en 2007/2008: el estancamiento europeo y la
recuperaciónde Estados Unidos, manejada con estadísticas laborales a modo que suavizan la percepción de la realidad y conducen a errores de cálculo, por el peso electoral del desempleo crónico. Prabhat Patnail, con datos oficiales, lo estima en 10.6 por ciento (MR, enero/2016/, p13). La caída de los precios del petróleo que alentó la demanda de consumidores dio la sensación de recuperación, pero no se acompañó de aumentos en la inversión. Con tasas de interés cercanas a cero, Patnaik advierte que
tenemos una situación semejante a la de finales de los años 30, anterior a la vigorosa campaña de rearme, cuando la utilización de la capacidad instalada mejoró en el sector de bienes de consumo sin mucha recuperación en el sector de bienes de capital(ibid).
La persistencia de la gran recesión acentúa la dinámica del poderoso
complejo bélico industrial de Estados Unidos y con ello el agravamiento
de la actual guerra fría, más peligrosa que la iniciada en 1946
y ante fuerzas semejantes a las que antecedieron a la Segunda Guerra
Mundial, pero hoy con alto riesgo de que la unilateralidad bélica de
Estados Unidos desemboque en guerra nuclear. Es en este venenoso y
riesgoso caldo que los tambores de guerra de Clinton demonizando a
Putin, Rusia, China, junto a su previa actuación en el Senado y el
Departamento de Estado a favor de guerras de agresión (Afganistán,
Irak), desprecio al derecho internacional (Libia) y a la Corte Penal
Internacional, son inadmisibles, mientras el negacionismo climático de
Trump se profundiza sin control, para beneplácito del acaudalado cabildo
fósil.
Los medios masivos de comunicación marginan al calentamiento global
en curso mientras, como si viviéramos en un estado de excepción,
prevalece un apagón informativo sobre maniobras de guerra nuclear, algo
extraordinario, máxime en tiempos electorales. No hay debate, sino
propaganda y agresivos
ejerciciosmilitares contra Rusia y China, rodeadas de bases militares, tropa, equipo y amenazantes despliegues antibalísticos de Estados Unidos, demasiado cerca de sus fronteras. Toda una imprudente provocación que conlleva riesgos catastróficos. Esto ocurre enmedio de las torpezas fascistoides, anti-mexicanas, antimigrantes y climáticas de Trump. Es el clasismo e incitación a la violencia desatada por un magnate extravagante que anunció
estar a favor del carbón(Trump digs carbon) mientras los demócratas avalan el fracking.
A estas linduras les siguen investigaciones de varios
procuradores encabezados por quien, según Bernie Sanders, no tocó a
peces gordos de Wall Street por irregularidades durante el estallido de
la burbuja hipotecaria. Ahora es sobre presunta corrupción entre la
Fundación Clinton y la Secretaría de Estado bajo Hillary. Hay sensación
de frustración en vastos sectores del electorado. Es un bipartidismo
corrupto que nos puede matar por radiación o por calor.
Mientras, en el mundo los cambios elevan los costos de los operativos
diplo-militares de Estados Unidos, visibilizando su tendencia al uso de
la fuerza para neutralizar límites económicos, disimular procesos tipo Brexit y recambios en Oriente Medio. Por ejemplo, los resultados de la diplomacia de fuerza como el coup d’état en
Turquía, clínicamente golpismo precoz, ante una gradual escisión turca del atlantismo y un acercamiento a Moscú y Pekín:
paso a paso Turquía se aleja del sistema atlantista, dice Yunus Soner, del Partido Patriótico Turco:
Esa es la razón detrás de este golpe. Esa es la razón por la cual la OTAN está en pánico. Esto es mucho más amplio y mucho más grande que Erdogan. Esto es un movimiento tectónico. Esto afectará las relaciones de Turquía con Siria, con China; de Turquía con Rusia e Irán. Esto cambiará al mundo.
Ante este giro en la ecuación mundial de poder, Estados Unidos y sus
cipayos han lanzado desde 2009 en Honduras hasta hoy en día regresión
conservadora y represión contra el pueblo, para contener la marea en
Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia. Pero en América Latina la marea
está en ciudades y campo: el pueblo los inunda por todos lados.
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