Barómetro Internacional
Los
Estados Unidos son un país multicultural, pluri étnico y con un
peligroso solapamiento de la interrogación social (división de la
sociedad en clases), con una segmentación étnico-racial, según la
definición oficial del gobierno central de la superpotencia. Aunque no
haya pasado de tímidas políticas keynesianas, la administración de
Barack Obama (demócrata), elegido en 2008 y reelegido en 2012, marcó el
inicio de una posible era post-racial en Estados Unidos.
Aparentemente, esta era post-racial, marcaría un momento en la vida política y en el ambiente doméstico, de la superpotencia, donde cada grupo étnico formaría su élite relativa y formas de discriminación social. La reproducción de las idea más a la derecha (dentro del espectro político de EEUU) sería a través de los millones de gestores y propietarios de micro y pequeños negocios. El concepto tiene fallos e incoherencias, como cito más adelante.
Los críticos a este concepto, a los cuales yo me sumo, afirman que los dos gobiernos de Obama, marcaron la presencia de las nuevas élites, desarrolladas como parte de las políticas, de acción afirmativa de los años ’70. Así, los excluidos tuvieron una cuota de “inclusión”, pero sin acabar con la desigualdad dentro del país. El sueño americano, sigue siendo una rutina de trabajo sin fin y vida, en guetos menos racistas, pero con pocas posibilidades de movilidad social. Lo que si cambió, fue el perfil de la población, encuadrada en un racismo estructural.
Al contrario de los años ’80, hoy, la base de la pirámide social dentro de los EUA, habla castellano y suma más de 54 millones de latino-americanos, incluyendo los brasileños que allá residen. El avance del contingente poblacional, que es inversamente proporcional a la pobreza – relativa – que atraviesa estas comunidades. Los peores empleos, sumados con los mayores índices de inmigración ilegal, hacen con que las comunidades “hispánicas” sean un blanco en potencia, tanto para políticas públicas ineficaces, como de discursos reaccionarios y de base racista con tradición imperial.
El problema, desde un punto de vista latino-americano, es pensar que tales ciudadanos estadounidenses – fuera los millones de ilegales o aún irregulares –, están justamente huyendo de la pobreza endémica y de la violencia en los países de origen. Luego, la escasez relativa vivida en América del Norte, es vista con buenos ojos, si se compara con sectores de las sociedades latino-americanas, después de dos décadas perdidas y la destrucción societaria sufrido por mexicanos y centro-americanos en particular.
Una maniobra de la derecha – y de la extrema derecha – en las políticas, en la superpotencia, es abrir cuñas conservadoras en comunidades latino-americanas. El bastión de estas continúan siendo los grupos de gusanos, colectividades de cubanos emigrados después de la revolución de 1959 y hoy en pie de guerra contra el gobierno Obama por la retomada de las relaciones diplomáticas con la isla bajo el gobierno de Raúl Castro. En las elecciones presidenciales de 2000, los votos cubano-americanos fueron decisivos en la cuenta – aunque *fraudulenta – del colegio electoral de la Florida (gobernada por Jeb Bush, hermano de George Bush *Jr.), dando la victoria a los republicanos. Ahora, en la carrera preelectoral de 2016, algunos candidatos republicanos apuntan más a la derecha, de entre ellos un senador por Tejas a sumar el peor de las tradiciones políticas latino-americanas y estadounidenses.
Ted Cruz (Rafael *Edward Cruz) es senador republicano por Tejas en primer mandato y uno de los precandidatos a Casa Blanca. Cruz es uno de los tres “hispánicos” a ocupar una vacante en Senado, siendo que los demás también tienen origen cubano. No es uno de los favoritos por el partido de Reagan y Kissinger, pero tiene un significado por encima de su capital político. Este abogado de carrera es totalmente alineado con la extrema-derecha republicana, identificada en el Tea Party y también en grupos de presión como el Republican Liberty Caucus, la representación formal del pensamiento neoliberal radical de entre los republicanos.
Cruz esta contra los inmigrantes, contra los derechos reproductivos, la presencia del Estado en la economía (luego contra los planes de salud pública y políticas de asistencia), a favor del comercio indiscriminado de armas de fuego, por la reducción de impuestos y la preservación de la riqueza individual y en política externa tiene una posición semi-isolacionista, pero de intervención en América Latina.
Aunque no pase de pre-candidato, la presencia de Cruz, en la disputa interna de los republicanos ya señala una posible y peligroso giro a la derecha de la propaganda política, sobre la masa de latino-americanos. La probabilidad de Cruz perder en la interna republicana, no aleja el alcance del problema ideológico, de una derecha más radical, dentro del Imperio. Las comunidades latino-americanas dentro de la superpotencia, tienen importantes referenciales políticos en movimientos a la izquierda y son blancos, de persecución sistemático de las fuerzas represivas, que recrudecieron después del Acto Patriótico y el establecimiento del Departamento de Seguridad Interna (DHS). El legado ideológico de gusanos como Cruz, en escala nacional puede ser difícil de curar en el corto plazo. Si la imagen de un tímido keynesiano como Obama ya causa estragos ideológicos, imaginemos un neoliberal radical como Ted Cruz.
www.estrategiaeanalise.com.br
Fuente: http://barometrointernacional. bligoo.com.ve/por-bruno-lima- rocha-eeuu-ted-cruz-y-el-giro- a-la-derecha-para-los-latino- americanos
Aparentemente, esta era post-racial, marcaría un momento en la vida política y en el ambiente doméstico, de la superpotencia, donde cada grupo étnico formaría su élite relativa y formas de discriminación social. La reproducción de las idea más a la derecha (dentro del espectro político de EEUU) sería a través de los millones de gestores y propietarios de micro y pequeños negocios. El concepto tiene fallos e incoherencias, como cito más adelante.
Los críticos a este concepto, a los cuales yo me sumo, afirman que los dos gobiernos de Obama, marcaron la presencia de las nuevas élites, desarrolladas como parte de las políticas, de acción afirmativa de los años ’70. Así, los excluidos tuvieron una cuota de “inclusión”, pero sin acabar con la desigualdad dentro del país. El sueño americano, sigue siendo una rutina de trabajo sin fin y vida, en guetos menos racistas, pero con pocas posibilidades de movilidad social. Lo que si cambió, fue el perfil de la población, encuadrada en un racismo estructural.
Al contrario de los años ’80, hoy, la base de la pirámide social dentro de los EUA, habla castellano y suma más de 54 millones de latino-americanos, incluyendo los brasileños que allá residen. El avance del contingente poblacional, que es inversamente proporcional a la pobreza – relativa – que atraviesa estas comunidades. Los peores empleos, sumados con los mayores índices de inmigración ilegal, hacen con que las comunidades “hispánicas” sean un blanco en potencia, tanto para políticas públicas ineficaces, como de discursos reaccionarios y de base racista con tradición imperial.
El problema, desde un punto de vista latino-americano, es pensar que tales ciudadanos estadounidenses – fuera los millones de ilegales o aún irregulares –, están justamente huyendo de la pobreza endémica y de la violencia en los países de origen. Luego, la escasez relativa vivida en América del Norte, es vista con buenos ojos, si se compara con sectores de las sociedades latino-americanas, después de dos décadas perdidas y la destrucción societaria sufrido por mexicanos y centro-americanos en particular.
Una maniobra de la derecha – y de la extrema derecha – en las políticas, en la superpotencia, es abrir cuñas conservadoras en comunidades latino-americanas. El bastión de estas continúan siendo los grupos de gusanos, colectividades de cubanos emigrados después de la revolución de 1959 y hoy en pie de guerra contra el gobierno Obama por la retomada de las relaciones diplomáticas con la isla bajo el gobierno de Raúl Castro. En las elecciones presidenciales de 2000, los votos cubano-americanos fueron decisivos en la cuenta – aunque *fraudulenta – del colegio electoral de la Florida (gobernada por Jeb Bush, hermano de George Bush *Jr.), dando la victoria a los republicanos. Ahora, en la carrera preelectoral de 2016, algunos candidatos republicanos apuntan más a la derecha, de entre ellos un senador por Tejas a sumar el peor de las tradiciones políticas latino-americanas y estadounidenses.
Ted Cruz (Rafael *Edward Cruz) es senador republicano por Tejas en primer mandato y uno de los precandidatos a Casa Blanca. Cruz es uno de los tres “hispánicos” a ocupar una vacante en Senado, siendo que los demás también tienen origen cubano. No es uno de los favoritos por el partido de Reagan y Kissinger, pero tiene un significado por encima de su capital político. Este abogado de carrera es totalmente alineado con la extrema-derecha republicana, identificada en el Tea Party y también en grupos de presión como el Republican Liberty Caucus, la representación formal del pensamiento neoliberal radical de entre los republicanos.
Cruz esta contra los inmigrantes, contra los derechos reproductivos, la presencia del Estado en la economía (luego contra los planes de salud pública y políticas de asistencia), a favor del comercio indiscriminado de armas de fuego, por la reducción de impuestos y la preservación de la riqueza individual y en política externa tiene una posición semi-isolacionista, pero de intervención en América Latina.
Aunque no pase de pre-candidato, la presencia de Cruz, en la disputa interna de los republicanos ya señala una posible y peligroso giro a la derecha de la propaganda política, sobre la masa de latino-americanos. La probabilidad de Cruz perder en la interna republicana, no aleja el alcance del problema ideológico, de una derecha más radical, dentro del Imperio. Las comunidades latino-americanas dentro de la superpotencia, tienen importantes referenciales políticos en movimientos a la izquierda y son blancos, de persecución sistemático de las fuerzas represivas, que recrudecieron después del Acto Patriótico y el establecimiento del Departamento de Seguridad Interna (DHS). El legado ideológico de gusanos como Cruz, en escala nacional puede ser difícil de curar en el corto plazo. Si la imagen de un tímido keynesiano como Obama ya causa estragos ideológicos, imaginemos un neoliberal radical como Ted Cruz.
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Fuente: http://barometrointernacional.
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