Puerto Rico
Trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres honestas que sufrimos
cada vez más la tiranía del capital sobre nuestros hombros, el momento
de la verdad ha llegado: la quiebra del aparato colonial es ya un
hecho. Hecho advertido, negado y hasta hoy, reconocido por la
burocracia colonial que nos gobierna. No quepa duda que al pueblo, a
las masas trabajadoras y desposeídas de nuestro país nos esperan
momentos muy difíciles por delante.
Las y los comunistas de
Puerto Rico tenemos que denunciar, condenar, la conducta deshonesta de
los que han manejado la conducción del país. No ha habido ni la
sensibilidad de dirigirse al País a dar la cara por el desmadre.
Despilfarran nuestro dinero contratando publicistas, para que nos
dijeran, por la prensa oficial del capital financiero en Wall Street,
lo que ya todo el país sabía. Se nos “informa” de manera remota, sin
estar disponibles para ser cuestionados por la prensa, cobarde e
irresponsablemente. Es la bancarrota moral e ideológica de los partidos
burgueses junto con sus representantes, verdaderos pilares del sistema
colonial.
Esa camarilla de banqueros, verdaderas marionetas
al servicio de Wall Street, han incurrido en una conducta criminal al
aplicar de forma despiadada las recetas de “austeridad” de los
organismos financieros internacionales, por las pasadas décadas en
nuestro país. El discurso para que aceptáramos dócilmente la
destrucción ambiental, impuestos a granel, leyes antiobreras, saqueo de
los sistemas de retiro de empleados públicos, privatización de los
haberes públicos, siempre ha sido “para salvar al país del abismo”,
“para estimular el progreso económico”, entre otras grandes mentiras.
Si algo ha demostrado la administración de García Padilla, de forma más
acelerada, es que todas las “medicinas amargas” que se aplicaron o
aprobaron, como el próximo aumento al IVU hasta 11.5%, no estaban
realmente destinadas a resolver nada. Al contrario. Estaban destinadas
a continuar utilizando el aparato colonial para reciclar deuda a
intereses cada vez más elevados y mediante las privatizaciones,
canalizar hacia Wall Street cada vez mayores porciones del excedente
social que creamos las masas trabajadoras en Puerto Rico. En la
transacción en el mercado de bonos, los intermediarios y “bookies”
locales, algunos disfrazados de funcionarios del gobierno, se hacían
con su tajada. El costo medioambiental y social de este modelo colonial
de super explotación representa una de las más grandes expropiaciones,
es decir de robo sistemático, de toda nuestra historia.
En
medio de toda esta situación, representa un gran cinismo de AGP, la
legislatura y su “equipo económico”, mantener el aumento al IVU como
una solución verdadera a los profundos problemas que ha causado el
capitalismo colonial en Puerto Rico. Sin embargo, antes de exponer su
“plan” AGP argumenta con gran arrogancia que “esto no se trata de
política, se trata de matemáticas”. Pues precisamente se trata de eso, de política. Las relaciones de explotación que nos ha impuesto el capitalismo, son relaciones de poder, y por tanto, políticas.
Pero el “plan” de AGP es continuar aplicando la política de austeridad,
es decir la misma estrategia fallida de despidos, privatizaciones
destrucción del ambiente, saqueo de los haberes públicos, pero
disfrazados de “incentivar la producción”. ¿Cómo convencerá a esa
burguesía parasitaria que lo único que hace es atesorar el
dinero en bancos de Nueva York y paraísos fiscales, de que invierta en
actividades productivas sin subvención del gobierno? ¿Pretende
desarrollar su “plan” dentro de los marcos del aparato colonial? ¿O
será por medio de su versión del CAREF, organismo no electo, sin
participación obrera, ni social, que se tomarán decisiones que
afectarán al conjunto de la sociedad?
Los factores de peso
debemos señalarlos hacia el corazón del imperio, en las pugnas que
están ocurriendo en las instancias de poder en EEUU. Mientras su
burguesía nacional, asociada a sectores productivos y comerciales,
principalmente agrícolas, lucha por mantener el coloniaje en Puerto
Rico, la oligarquía financiera y todo su ejército de “funcionarios
gubernamentales” lucha por levantar las trabas que quedan a la libre
circulación de capitales, algunas sustentadas por el régimen colonial.
Por un lado, esa burguesía nacional, representada en parte por el Tea
Party, quiere mantener a Puerto Rico como mercado cautivo de su
producción agropecuaria y mercancías producidas por la clase
trabajadora en China. Por el otro, los sectores financieros, dueños del
dinero, desean ampliar los ámbitos de explotación a las masas
trabajadoras en Puerto Rico por medio de la deuda pública y la
construcción infraestructura innecesaria.
Mientras tanto, el
congreso de EEUU considera la imposición de una sindicatura al gobierno
colonial. De ocurrir esto, el gobierno estadounidense, paladín de la
democracia en el mundo, le quita la careta de “régimen democrático” al
ELA y manifiesta con toda su crudeza el régimen colonial ante nuestros
ojos y el mundo.
Sin embargo, esta crítica situación presenta
grandes oportunidades de cambio, con potencial revolucionario, si nos
encaminamos hacia la construcción de una sociedad más justa, sin
ataduras coloniales, que permita el desarrollo pleno del ser humano: el
socialismo. Pero como su contraparte, acechan también el populismo y el
fascismo, sobre todo si el capital se ve con la necesidad de imponerlos
como mecanismo para alcanzar sus metas.
Ante el colapso
colonial, se hace imperiosa la organización de la clase trabajadora, de
todos los sectores sociales en un frente de masas para ir aglutinando
fuerza política para detener la ofensiva del capital y movilizarnos a
forzar a sus títeres en el imperio a lograr una solución al problema
colonial. Debemos movilizarnos como sociedad, exigir la renuncia y el
procesamiento criminal de todos los funcionarios coloniales que han
participado en el saqueo de nuestros haberes.
Organizarnos
para exigir se reviertan todas las medidas antipopulares aplicadas, en
particular el IVU agrandado y la privatización de la AEE. Organizarnos
para obligar a los burócratas coloniales al no pago de la deuda.
Trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres, pueblo de Puerto Rico,
si ha habido un momento para luchar por nuestro futuro, ese momento es
ahora.
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