Cristina Fontenele
Adital
Una carta firmada por 10
congresistas estadounidenses solicitó, recientemente, al secretario de
Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jeh Johnson, el llamado Estado de
Protección Temporal (TPS, por su sigla en inglés) para los guatemaltecos que
viven en el país. El pedido fue motivado por las constantes catástrofes
naturales que asolan a Guatemala, y por la crisis política y de violencia
instalada en la región. Durante más de una década, el Gobierno de Guatemala ha
solicitado el TPS a Estados Unidos, sin embargo, sin éxito. Cerca de 1,5 millones
de guatemaltecos viven hoy en Estados Unidos, de los cuales el 60% está en
condición ilegal.
Hace una década que Guatemala solicita el TPS a Estados Unidos. En el caso que la medida sea aprobada, la previsión de las autoridades es que 500 mil guatemaltecos sean beneficiados. |
El TPS es un estado migratorio
temporal, concedido a ciudadanos extranjeros que viven en Estados Unidos y que
no pueden retornar a su país de origen por motivos de guerra, catástrofe
ambiental o por alguna situación extraordinaria. Durante la vigencia, los
beneficiarios obtienen una autorización de empleo y permanencia en Estados
Unidos. Después del vencimiento del TPS, el residente retorna a la condición en
que se encontraba.
El beneficio ya fue expedido por Estados
Unidos en los casos de Honduras y de Nicaragua, en 1998, a causa del huracán
Mitch, y extendido por 12 veces, con plazo vigente hasta el 5 de julio de 2016.
La medida favorece actualmente a 87 mil personas, entre hondureños y nicaragüenses.
También ya fue concedido el TPS a El Salvador, debido a dos terremotos de gran
magnitud, que en 2001 afectó a más de 1,5 millones de personas. La validez fue
extendida hasta el 9 de septiembre de 2016 y ya incluyó a más de 280 mil
salvadoreños.
Guatemala es clasificado como uno de
los países con alto potencial de múltiples amenazas naturales, debido a la
confluencia de tres placas tectónicas y una cadena de 33 volcanes. En 1976, un
terremoto de 7,5 grados de magnitud mató a cerca de 25 mil personas. En 1998,
el huracán Mitch devastó buena parte del territorio, causando inundaciones y
deslizamientos de tierra, con perjuicios estimados en 984 millones de quetzales
(US$ 141 millones). En 2005, el huracán Stan también asoló al país. El último
terremoto ocurrió en 2014, afectando a la región de San Marcos.
Según la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), los desastres naturales en la región causan
cada año pérdidas estimadas en U$ 7 millones, afectando a más de 4,5 millones
de personas.
Deslizamientos de tierra y erosión
del suelo debido a la deforestación son problemas constantes. Los lechos de los
ríos transbordan y arrasan comunidades, fenómenos ocasionados por los proyectos
de minería que son concedidos por el gobierno a empresas extranjeras y que no
cumplen las normas de protección del medio ambiente. Más recientemente, en el
río La Pasión, decenas de especies aparecieron muertas, algunas de las cuales
están amenazadas de extinción. Cuando esto ocurre, diversas comunidades quedan
sin comida y sin agua, ya que viven del río. Otro problema también son las
severas sequías de verano que llegan a matar a recién nacidos y ancianos.
Guatemala está clasificado como uno de los países con alto potencial de múltiples amenazas naturales. Terremotos, huracanes, ya asolaron al país. |
En entrevista con Adital, Ilka Oliva
Corado, escritora guatemalteca que vive en Estados Unidos, dice que los presidentes de su
país no insistieron lo suficiente para aprobar el TPS, porque los migrantes
indocumentados "nunca fueron prioridad”. Para ella, el sistema obliga a la
población a emigrar y, cuantos más guatemaltecos emigran y viven al margen de
los derechos humanos, más beneficios tendrán Guatemala y Estados Unidos. El
primero, por la recepción de remesas, y el segundo, por la explotación del
trabajo. "Además, si los presidentes de Guatemala nunca han tomado con seriedad
el tema del TPS, ¿con qué formalidad esperan que lo tome Estados Unidos?”,
cuestiona. Ilka evalúa esas negociaciones como "fatales”.
La escritora explica que el TPS trae
una cierta tranquilidad al inmigrante, que deja de ser marginado y puede
obtener el permiso de trabajo y de permanencia, pudiendo exigir los derechos
laborales en la forma de la ley. "Sin documentos, la persona no existe para los
beneficios, solamente para la explotación”. Ella señala que ésta es una de las
razones por las que no hay una reforma migratoria y una acción ejecutiva que
resuelva la situación de los miles de ilegales. "Otorgar beneficios como éstos
representa un riesgo para Estados Unidos, porque el inmigrante deja de vivir
atemorizado y se empodera”.
Ilka revela también que aumenta cada
día la "dictadura silenciosa” del presidente de Gatemala, Otto Pérez Molina,
que para ella, además de genocida, es también corrupto. Con esto, la migración
sigue forzada, pues las personas no se trasladan por aventura, sino por verse
obligadas a buscar nuevas fuentes para ayudar en la subsistencia de sus
familias. En su evaluación, el gobierno ha implantado una dictadura militar
"silenciosa y descarada”, asesinando a periodistas y conductores de ómnibus,
como forma de intimidar a la población. Una estructura paramilitar estaría
realizando "limpiezas sociales” en la periferia de la capital.
"En Guatemala se vive el caos
constante, con desempleo, falta de recursos en los hospitales públicos y la
intención estricta de intercambiar las escuelas y los libros por balas”,
denuncia Ilka. Ella dice que el pueblo quiere una Asamblea Nacional
Constituyente y no desea más ir a las urnas a desperdiciar el voto en "personas
rastreras”.
Para Ilka, la Guatemala y los EE.UU se benefician de la situación ilegal de migrantes. El primero, por la recepción de las remesas, y en segundo por la explotación del trabajo. |
Bajo la experiencia de ser
guatemalteca viviendo en Estados Unidos, Ilka cuenta que el color de la piel y
la forma de hablar son puntos de discriminación. Según ella, entre los propios
inmigrantes, ser centroamericano es pertenecer "a lo peor de las migraciones
latinoamericanas en Estados Unidos”. El bajo nivel de escolaridad que enfrentan
esos pueblos representa un estigma. "Para los europeos, asiáticos,
estadounidenses, anglosajones y africanos, todos los latinos somos mexicanos.
El único referente en el mapa para muchos de ellos es México”, explica ella,
que incluso habiendo nacido en guatemalteca dice sentirse "una ciudadana del
mundo”.
Entre los desafíos de vivir en otro
país, Ilka señala el idioma y el hecho de ser una mujer negra y latina. Para
los "indocumentados”, sólo existen los trabajos de mantenimiento. Hay
explotación del trabajo y es necesario lidiar con eso para tener dinero a fin de
mes. Ella misma limpia casas y es niñera.
Sobre los propios éxitos, Ilka remarca:
"Aquí nació mi faceta de escritora y de poeta. He podido expresar mi
pensamiento y mi sentir, en artículos de opinión, que llegan a los cinco
continentes y que son traducidos a otros idiomas. Abrí mi mente y comprendí el
encanto de la diversidad cultural y humana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario