Gran Angular
Alberto
Acosta, político de izquierdas, fue uno de los padres de la
Constitución de Ecuador y ex ministro de Energía y Minas. Desde esta
posición impulsó una iniciativa para no explotar petróleo en el Parque
Yasuní, que fue finalmente archivada por el Ejecutivo de Correa en
2013. Fue presidente de la Asamblea Constituyente (hasta junio 2008).
Sus divergencias con Correa provocaron su renuncia en el cargo. Tras
este período, el economista se desempeña como profesor en la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y ha publicado diversos
libros donde critica el modelo económico imperante basado en la
extracción de recursos naturales y materias primas en toda América
Latina. En esta entrevista Acosta señala que Perú y Ecuador tienen
muchas similitudes, ya que ambos son “países producto”, porque basan su
economía en actividades extractivas, que traen como consecuencia
múltiples conflictos sociales.
¿A qué se debe que los países con mayores recursos naturales tengan mucha pobreza? Los
países que tienen una enorme dotación de recursos naturales, son los
que tiene más dificultades para que crezca su economía, son países que
se caracterizan por prácticas económicas rentistas, por una estructura
social marcada por el clientelismo y por gobiernos autoritarios y
represivos; entonces, ¿somos pobres porque somos ricos? Parecería que
hay una suerte de maldición de la abundancia. Hay quienes dicen que sí
se puede salir esa maldición, pero plantean una salida con una mayor
utilización de los recursos naturales, abriendo la puerta a una mayor
transnacionalización de las economías y creo que esa salida neoliberal
no da respuestas adecuadas, tampoco la salida neo-desarrollista de los
llamados gobiernos progresistas que, a la postre, lo que hacen es usar
el extractivismo.
Además de la política autoritaria, ¿qué otros factores nos conducen a la maldición de la abundancia? El
extractivismo en sí es autoritario, contaminador, destructor de la
naturaleza, depredador de la vida y de las comunidades. No puede haber
un buen extractivismo, no puede haber un extractivismo sustentable, ya
que es un esquema que sofoca todo lo que tiene que ver con la vida, sea
el trabajo, la comunidad o la naturaleza. Entonces el punto medular acá
es que el autoritarismo es esencial dentro del extractivismo, debido a
que no es democrático porque no hay democracia en un proceso que está
depredando a la naturaleza, la Pachamama (Madre Tierra) y a las
comunidades.
La postura de los gobiernos progresistas, como
el de Ecuador, ha sido la de procurar un mayor acceso y control por
parte del Estado sobre los recursos y beneficios que genera la
actividad, sin cuestionarse el modelo extractivista en sí. ¿Cómo se ha
puesto en práctica este reclamo? Bueno, de alguna manera, lo que
hay es un discurso, pero no una práctica. Se habla de la necesidad de
que el Estado tenga una mayor participación en la renta petrolera y en
la renta minera, pero este es un discurso que en la práctica es muy
difícil de poner en marcha, en la medida que el gobierno ecuatoriano
sigue dependiendo de las empresas transnacionales para ampliar la
frontera petrolera o para abrir la puerta a la megaminería.
Adicionalmente, la propuesta del Gobierno ecuatoriano dice que debemos
liberarnos del extractivismo, pero ampliando las actividades
extractivas (petroleras, mineras, agrarias) y eso en sí lleva a una
enorme contradicción; es como que un médico le proponga a un
paciente-que tiene un grave problema de drogas-, salir de esa afección
aumentando la dosis de estupefacientes que consume y diciendo que
después vamos a necesitar menos drogas. Eso es una verdadera
aberración, es ilógico.
¿El gobierno de Correa está implementando políticas públicas a favor del extractivismo? Lo
que se ha hecho es una mejor redistribución del ingreso, pero a la vez
se ha permitido que los grupos económico obtengan mayores beneficios;
por ejemplo, se ha incrementado mucho la inversión en salud y está
bien, pero no se llega todavía a la meta propuesta por la Constitución,
aprobada incluso con apoyo de este gobierno que se caracteriza por ser
el que mayor tiempo ha estado en función en toda la historia de la
república ecuatoriana, y es el que mayor cantidad de ingresos
económicos ha tenido; ningún gobierno ha tenido tanto dinero como este.
Ecuador exporta petróleo desde agosto de 1972, son casi 43 años
exportando. Si ponemos todos los ingresos petroleros en valor del año
2007 (año en que empieza el gobierno de Correa) para arriba y hacemos
una comparación, este ejecutivo ha recibido más del 41 % de todos los
ingresos petroleros; entonces, con tanto dinero, se ha realizado una
importante inversión en educación, salud, obra pública, bienestar
social, vivienda popular; pero si bien ha logrado reducir la pobreza
medida a través de los ingresos, no ha reducido la excesiva
concentración de la riqueza.
¿Se quiere imponer la megaminería metálica en Ecuador? Ecuador
se caracteriza por ser un país producto, exportamos cacao, banano,
espárragos, flores, frutas tropicales, petrolero, camarones, y ahora el
Gobierno pretende transformarlo en un país minero. Aquí solo hubo la
mediana, pequeña, y microminería artesanal; pero nunca la megaminería.
Los gobiernos neoliberales no lograron abrirle la puerta; sin embargo,
este gobierno progresista lo hace y es una de sus grandes
contradicciones.
¿Por qué se quieren iniciar actividades extractivas mineras? Porque
las reservas de petróleo están declinando y yo sostengo, como tesis
para el debate, que hay una suerte de ‘ADN extractivista’ en la
sociedad ecuatoriana y en las sociedades latinoamericanas, no somos
capaces de imaginarnos un país que no sea dependiente.
¿La salida es la industrialización? No
necesariamente la industrialización tradicional, sino la construcción
de otro esquema de vida, lo que llamamos el “Buen Vivir”, que es en sí
una alternativa al desarrollo y al progreso. El petróleo sigue siendo
una fuente importante de financiamiento de la economía ecuatoriana,
todavía el 50% y, a veces, el 60% de las exportaciones provienen del
petróleo. El 13% del Producto Bruto Interno (PBI) se gesta a través del
petróleo, un 30% de los ingresos fiscales tienen que ver con petróleo,
y ahora el Gobierno está planteando la megaminería; es simplemente
pasar de ser un país petrolero, a ser un país minero. Seguir siendo un
país producto sin capacidad de dar respuestas de fondo, eso no va a
resolver la pobreza ni la dependencia.
¿Qué consecuencias traería el extractivismo minero a grande escala en Ecuador? Sabemos
que las actividades extractivas al ser depredadoras de la vida,
provocan muchas luchas sociales, deterioro ambiental y más inequidad.
El hecho aquí es que a través de una mayor explotación de los recursos
naturales, no estamos dando una respuesta clara y categórica a los
problemas. El caso peruano es paradigmático, la mayoría de conflictos
sociales tienen que ver con cuestiones ambientales y con afectaciones
de derechos humanos, provocadas particularmente por la minería y por el
petróleo.
¿Cuál es el marco legal en Ecuador para proteger los derechos de las comunidades y el medio ambiente? En
la constitución de Ecuador tenemos una serie de normas muy importantes;
por ejemplo, el artículo 57 de nuestra Constitución establece con
claridad que en aquellas zonas donde se determine la existencia de
indicios de pueblos en aislamiento voluntario, se deben detener todas
las actividades extractivas. El Gobierno no cumple esa norma, está
abriendo la puerta para explotar el Yasuní, un parque natural donde hay
evidencias de comunidades indígenas. Hay otras normas importantes que
no se aplican como la que manifiesta que el agua es un derecho humano
fundamental, por lo que se prohíbe toda forma de privatización del agua
y acaparamiento de este recurso; es una situación realmente lacerante.
Además, la Constitución prohíbe la importación y los cultivos de
semillas transgénicas, pero se está abriendo la puerta paulatinamente a
la llegada de los estos cultivos y de estas semillas, cambiando la
norma constitucional.
El avance de la minería a gran escala
en América Latina ha llevado a sus gobernantes a tener una política de
criminalización de la protesta, en Perú los activistas ambientales
vienen siendo calificados como terroristas antimineros… Lo que se
hace en el Perú se hace en el Ecuador, hay un discurso de desprestigio
de ataque en contra de quienes defienden la vida, se les acusa de
terroristas, de infantiles, de locos, igual que en otras partes de
América Latina, militarizan las zonas donde se quiere hacer actividad
petrolera o minera; todavía no ha terminado la colonización, somos
repúblicas, pero repúblicas colonizadoras y eso tiene que decirse con
claridad.
¿Qué propone para que Ecuador no se base en el extractivismo sino en otras formas de economía? Tenemos
que entender que se requiere un proceso de transiciones múltiples para
salir del extractivismo; por ejemplo, no podemos suspender de la noche
a la mañana la actividad petrolera, pero no se puede seguir ampliando
la frontera petrolera. Ecuador extrae y exporta petróleo con alto costo
social y ambiental, pero no tiene la capacidad suficiente de refinación
y tiene que importar derivados de crudo para satisfacer la demanda
interna. Gran parte de éstos, se destinan a la generación de energía
térmica para electricidad, generada a través de diesel o de gas.
Segundo, habría que aprovechar mejor las fuentes alternas de energía
como la energía solar y la energía eólica. Tercero y fundamental,
plantearnos para qué necesitamos tanta energía, hay que cambiar la
forma de consumir energía. Por ejemplo en el caso peruano, leí un
estudio que demuestra que gran parte de la mayor capacidad de energía
que se está construyendo, no es para satisfacer la demanda de los seres
humanos, sino para satisfacer las demandas de las empresas mineras que
generan una enorme destrucción.
¿Qué se necesita para que Ecuador y Perú sean países desarrollados? Necesitamos
comenzar a pensar en algo diferente al desarrollo, ya que éste es un
mandato mundial que venimos persiguiendo desde hace mucho tiempo atrás
igual que el progreso. En nombre del progreso y en nombre del
desarrollo aceptamos todo, la destrucción de la naturaleza, la
afectación de las comunidades. La pregunta que nos hacemos luego de
tantas décadas de perseguir el desarrollo es: ¿Cuántos países se han
desarrollado en el mundo? El asunto es mucho más complejo, incluso los
países llamados desarrollados están mal desarrollados, tienen un estilo
de vida depredador, que va más allá de su capacidad de incidencia sobre
la naturaleza, están viviendo sobre sus capacidades ecológicas, son
países que no han resuelto sus temas sociales ni sus niveles de
inequidad. Además son países que están con elevados niveles de
contaminación. Entonces, ¿hasta cuándo vamos a seguir persiguiendo ese
fantasma que más parece un muerto viviente? La idea es liberarnos de
las ideas de desarrollo y construir el Buen Vivir.
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