Escrito por Pablo Jofré Leal
A tres semanas de la muerte del fiscal Alberto Nisman quien investigaba el atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la ciudad de Buenos Aires en julio del año 1994, el caso, día a día presenta más sombras que luces.
Conceptos como extorsión, conspiración, actividades de servicio de inteligencia vinculado a Estados Unidos y el régimen de Israel, cables enviados desde la embajada estadounidense a Washington y develados por WikiLeaks, encubrimiento, son parte de una trama que no ha terminado de ofrecer cada día nuevas sorpresas, para un acto terrorista que a 20 años de ocurrido no ha concretado la justicia, la reparación y la claridad frente a 85 muertos.
La muerte de Nisman, en la tesis gubernamental, ha sido utilizada por opositores del Gobierno y por grupos de poder y medios de comunicación, para vincular a la presidenta argentina con la muerte del Fiscal. La propia mandataria afirmó que está convencida de que la muerte de Nisman es utilizada en "una operación contra mi gobierno”. El titular de la Cámara de Diputados de Argentina, Julian Domínguez, reafirmó dicha opinión, signando que “el Gobierno de CFK es víctima de un accionar mafioso por haber pedido el esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman, unido a la creación de un clima de inestabilidad con un sector del periodismo que se dedica a desacreditar al gobierno. La denuncia de Nisman fue hecha por los servicios de Inteligencia en el cual existe un sector que todavía no ha sido democratizado y hay una parte del Poder Judicial que lo usa”.
A la luz del análisis fino de la muerte del Fiscal Nisman, sus denuncias contra CFK y el canciller Timerman, tienen como trasfondo el atentado a la AMIA pero, sobre todo, los intereses geopolíticos de Estados Unidos y el régimen de Israel con un objetivo claro: Irán y su papel como potencia regional en Medio Oriente. Nisman, quien fue nombrado en aquel puesto por el expresidente Néstor Kirchner, instrumentó desde la Justicia el acuerdo político entre Argentina, EE. UU. Y el régimen de Israel, establecido en las primeras investigaciones para responsabilizar a Irán, aunque no hay ninguna evidencia concreta y factible de presentar en algún tribunal nacional o internacional, que vincule a ese país con el atentado a la mutual israelita en julio del año 1994.
La actuación del Fiscal Nisman, más allá de las conjeturas respecto a si fue asesinado o se suicidó, ha reflejado una conducta política y judicial que dejó un rastro de cercanía con Antonio Horacio Stiles, alias Jaime Stussio, conocido como el “garganta profunda” de Nisman. Ex director general de Operaciones del Servicio de Inteligencia Argentino (SIDE) desvinculado hace pocas semanas por CFK, con estrechos vínculos con los servicios de inteligencia tanto de Argentina como del régimen de Israel. La cercanía de Nisman con Stiusso y ese afán de buscar culpables en el entorno de Fernández en el último tiempo o en la propia mandataria era ampliamente conocido.
Así lo señala Santiago O´Donells, uno de los periodistas que más conoce del tema en Argentina “funcionarios, dirigentes comunitarios y periodistas que saben del caso AMIA, sabían que la fiscalía de Nisman se nutría básicamente de una fuente. Nisman nunca lo ocultó. Sabían que el peso de la investigación lo llevaba Jaime Stiusso y a través de él, los servicios de inteligencia extranjeros, especialmente de Estados Unidos e Israel… todos sabían: Néstor, Cristina, Canicoba, los presidentes de la AMIA y la DAIA, los tres periodistas de La Nación, Clarín y Página 12 que llevan el tema por lo menos desde el 2005, sus editores responsables y unas cuantas personas más. Yo me enteré en el 2011 cuando Nisman me citó para hablar de los cables de la embajada estadounidense que acababa de publicar en mi libro Argenleaks. Había descubierto que los cables decían que Nisman recibía órdenes directas de la embajada estadounidense de no investigar la pista siria y la conexión local y de dar por cierta la culpabilidad de los iraníes, aunque ningún juicio se había realizado. Que Nisman le anticipaba sus dictámenes y los fallos del juez Canicoba Corral a la embajada con varios días de anticipación…reflejando con ello la total falta de independencia del fiscal nada menos que ante una potencia extranjera”.
El día 14 de enero del año 2015 Nisman denunció con gran difusión mediática que la presidenta argentina, era responsable de “decidir, negociar y organizar la impunidad de los prófugos iraníes en la causa AMIA con el propósito de fabricar la inocencia de Irán”. Nisman involucró en esta gravísima acusación al canciller Héctor Timerman y a dos diputados del cristinismo. El fondo de la acusación señalaba que Fernández se había comprometido con el Gobierno iraní a levantar las peticiones de búsqueda internacional de los sospechosos persas, bajo la idea de encubrir a Irán de su supuesta responsabilidad y concretar una serie de transacciones comerciales y comprar petróleo iraní a bajo precio.
Esas negociaciones, según Nisman, tuvieron su concreción con el denominado “Memorándum de Entendimiento” que fue firmado el año 2013 entre el Gobierno argentino y el iraní, en la capital de Etiopia y se relacionaba a temas vinculados con el atentado a la AMIA. Ello, en el contexto de un Estados Unidos y sus principales aliados en caminos de acercamiento con Irán para desactivar el programa de desarrollo nuclear de ese país y ataques al gobierno sirio de Bashar al-Asad. La razón por la cual CFK impulsó ese memorándum tenía una razón práctica: poder indagar a los ciudadanos iraníes a los cuales se les involucraba en los hechos de la AMIA, porque el país persa, al igual que Brasil, por legislación propia no permite la extradición de sus ciudadanos.
El citado memorándum se componía de nueve puntos destacándose entre ellos: la creación de una Comisión de verdad, compuesto por letrados internacionales. Se daba pie que tanto el juez de la causa Rodolfo Canicoba y el fallecido Fiscal Alberto Nisman podían interrogar a los ciudadanos iraníes signados como sospechosos.
Para Horacio Verbitsky, periodista de Página 12 “la gravísima denuncia del fiscal Nisman contra la presidenta CFK intenta apuntalar la versión sobre el atentado a la sede de la DAIA que acordaron hace más de veinte años Israel y Argentina, con el respaldo de Estados Unidos, cuando aún no había terminado la remoción de los escombros: acusar a Irán y no investigar la participación de Siria, pese a que las condiciones internacionales han cambiado. El problema es que en la causa no abundan elementos que lo sostengan, por lo cual ese relato descansa en recursos políticos y publicitarios. Mientras, nada se ha avanzado en el caudaloso expediente judicial, que se derrama al azar en episodios laterales, como la falsa conexión local y el desvío de la investigación por parte del expresidente Carlos Menem y su ex juez Juan José Galeano. La estridente acusación de Nisman, descalificada por el juez de la causa y por Interpol, es otro capítulo de la misma estéril saga”.
Tras su mediática acusación contra CFK, Nisman fue convocado a mostrar su pruebas al Congreso, el gobierno pidió que esa sesión se hiciera abierta al público pues estaba dispuesto a enfrentar con todos sus argumentos las pruebas que Nisman decía iba a presentar. Un día antes de esa presentación, Nisman fue encontrado muerto en su departamento en Puerto Madero, tejiéndose desde ese momento las más disímiles conjeturas. El sustento para esta acusación demostró lo feble del trabajo de Nisman, quien el día lunes 16 de enero estaba citado al Congreso Nacional para dar cuenta de esas acusaciones, mostrar sus pruebas o simplemente tener que echar pie atrás en esta senda de acusación contra Fernández. Para las fuentes argentinas consultadas por este redactor desde la firma de aquel memorándum de entendimiento - aunque no se haya llevado a la práctica - aprobado por la mayoría kirchnerista en el Congreso, la Presidencia comenzó a vivir un acoso judicial. Esto “porque si el acuerdo avanzaba, iba a poner en evidencia que el atentado no se investigó y que se acusó a Irán siguiendo los intereses geopolíticos de EE. UU. e Israel.
La tesis que se está imponiendo en aquellos que conocen y han investigado el tema, como Santiago O´Donnell, Horacio Verbistky y otros analistas consultados para este artículo señalan que Nisman era un títere de intereses mayores y que lo más probable es que la tesis del suicido se imponga en este abogado, agente al servicio de Stiusso que lo informaba y controlaba. Para un analista porteño, vinculado estrechamente al mundo parlamentario, “el tipo (Nisman) se suicidó porque fue traicionado por Stiusso y sus aliados de la embajada de EE. UU. Había quedado expuesto por su denuncia contra la presidenta y lo había citado el Congreso. Allí iba a quedar revelada su actuación en el caso AMIA y toda la operación política, mediática y de inteligencia local y extranjera que se ha tejido contra el gobierno”.
La dificultad principal para el Gobierno de Fernández refiere a que la muerte de Nisman, aunque no tenga nada que ver en ello, le ha ocasionado un enorme daño político, porque pone a Cristina y a su gobierno - en un año electoral - como sospechoso en todas las alternativas: o mandó a matar a Nisman para ocultar posibles conexiones e implicación en los hechos y si no lo hizo es culpable de negligencia por no cuidar con esmero, dedicación y eficiencia a un Fiscal que investigaba un hecho de enormes repercusiones.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, asegura no tener miedo a posibles extorsiones en relación al caso del fiscal fallecido Alberto Nisman. "A mí no me van a extorsionar, ni a intimidar. Yo no tengo miedo", declaró tras plantear la disolución de la Secretaría de Inteligencia de Argentina en el marco de la reforma de ese organismo. El nuevo servicio se denominará Agencia Federal de Inteligencia y actuará, según la mandataria, en defensa de la nación y no de los intereses de fiscales. Mientras los ataques, defensas, cambios y acusaciones se suceden, el caso AMIA sigue sumergido en un mar de sombras e interrogantes donde los familiares y amigos de 85 muertos y 300 heridos esperan justicia.
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