Rotundo fracaso para frenar contagios
Resignado con la crisis de salud, el mandatario se prepara para el próximo estallido social: académico
Aldo Anfossi
Santiago. En el peor momento hasta ahora del coronavirus
en Chile, con las cifras de mortandad creciendo de manera acelerada y
con protestas diarias en las poblaciones pobres, castigadas por el
hambre y el desempleo, el presidente Sebastián Piñera realizó ayer un
leve ajuste ministerial orientado a los equilibrios políticos en su
coalición para apaciguar conflictos, más que al combate de la pandemia,
señalaron analistas.
Para el científico social Mauricio Morales, académico de la
Universidad de Talca, fue un ajuste pensando en la pospandemia más que
en la situación sanitaria, apuntando a fortalecer el gabinete de cara a
un segundo estallido social, pues se lleva a cabo cuando Piñera busca un
acuerdo en materia de crecimiento y protección social con la oposición.
Si hubiese sido un cambio orientado a enfrentar la emergencia sanitaria actual, habría removido al ministro de salud, declaró a La Jornada.
A un ritmo próximo a 5 mil contagios diarios, Chile llegó ayer a 119
mil infectados; los muertos suman ya mil 356 y la tasa sube.
–¿Significa esto que Piñera está resignado a que la evolución de la pandemia ha escapado de control?
–Piñera está resignado con dos cosas. Primero, con que la pandemia se
descontroló de manera más que evidente, y que el discurso de la nueva
normalidad se ha derrumbado como un castillo de naipes. Segundo, con que
la tesis del siguiente estallido está muy viva dentro del gobierno. El
mandatario sabe que la combinación de pandemia, crisis económica y
estallido social, podría ser fatal para su gobierno y para la democracia
chilena, por lo que está tomando resguardos. Como siempre le ha
sucedido, elevó muy rápido las expectativas, anunciando un retorno
seguro cuando las cifras empeoraban día a día. Resignado a que el virus
no retrocede y a que se aproxima un invierno crudo en el más amplio
sentido de la palabra, se está preparando para enfrentar la inevitable
crisis social que se aproxima.
–¿Podrá capitalizar el presidente la entrega de alimentos, la cual
según los alcaldes es lenta y caótica por la desesperación que causa su
tardanza?
–Los alcaldes han sido la gran piedra en el zapato para Piñera. El
problema del gobierno es que anunció esta ayuda sin tener un plan de
acción concreto, por lo que de inmediato los alcaldes se le fueron
encima. Son ellos los que ven a diario la desesperación de los más
pobres y, por eso mismo, son ellos los más interesados en apurar la
entrega de esas cajas. La idea del gobierno es anunciar periódicamente
el número de cajas que se están entregando, para de esa forma tener el
monopolio de esta acción e intentar capitalizar algo de popularidad. El
proceso ha sido lento, pero la ayuda está llegando. La gran interrogante
es si los ciudadanos verán esta ayuda como proveniente directamente del
gobierno, o si es gracias a los alcaldes.
Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
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