Entrevista a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
En Venezuela, para
desconsuelo de los antichavistas, el año 2018 terminó con una nueva
victoria del presidente Nicolás Maduro. Su formación política, el
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados en el seno
del Gran Polo Patriótico (GPP) ganaron los comicios municipales del 9 de
diciembre. Ya el 20 de mayo anterior, los venezolanos se habían
pronunciado democráticamente en favor de la reelección del mandatario,
cuyo segundo período de gobierno (2019-2025) comienza este 10 de enero.
Si en el campo político, el chavismo -que cumple veinte años en el
poder- sigue teniendo un apoyo electoral mayoritario, en cambio, en
otros ámbitos, afronta no pocas dificultades.
En la esfera de
la vida cotidiana por ejemplo, la guerra económica y las sanciones
impuestas por Estados Unidos y sus aliados han creado una serie de
inconvenientes -entre ellos la fuerte inflación- que complican
cruelmente la normalidad ciudadana.
Por otra parte, el acoso
financiero también obstaculiza la importación de alimentos, de
medicamentos y de piezas de recambio. Y la persistente corrupción
empeora las cosas. Todo lo cual tiene a veces dramáticos desenlaces.
Consecuencia: muchas personas están descontentas. Otras están optando
por salir del país.
Víctima de sus errores, de sus excesos y de
sus propias pugnas internas, la oposición se ha mostrado incapaz de
sacar provecho de este áspero contexto social. La Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) se ha disgregado y atomizado hasta el punto de
volverse invisible e inaudible. Sus principales dirigentes –tanto los
que se instalaron en el extranjero como los que se han quedado en
Venezuela- siguen denunciando la «dictadura» y la «represión política». Pero carecen de credibilidad.
A este panorama, ya de por sí intrincado, se añade la perenne guerra
mediática contra la Revolución Bolivariana que pone en escena para el
mundo, con los horrendos ingredientes del cine de catástrofes, un
supuesto «desastre venezolano».
El pasado 26 de
septiembre, en Nueva York, ante la Asamblea General de la ONU, el
presidente Maduro denunció con amplios detalles los diversos ataques de
una «agresión internacional» contra su país. Sin omitir recordar la criminal tentativa de magnicidio contra él ocurrida en Caracas el 4 de agosto pasado.
Cualquier otro dirigente, ante semejantes adversidades, hubiese
claudicado. No es el caso de Nicolás Maduro quien, una vez más, ha dado
muestras de una resilencia excepcional. Para enfrentar la guerra
económica, sorprendió de nuevo a sus adversarios con una triple
ofensiva: consolidó la criptomoneda Petro, lanzó el Bolivar Soberano, y
propuso el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad
Económica.
Por otra parte, pese a las dificultades, la
Revolución Bolivariana ha seguido cumpliendo sus objetivos de justicia
social: entregó hace unos días la vivienda digna número 2,5 millones;
los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) proveen de
cajas de alimentos básicos a cerca de seis millones de familias
humildes; se está a punto de alcanzar las tres mil comunas productivas;
se avanza hacia la autosuficiencia en los rubros: maíz, arroz, azúcar,
leguminosas, cacao, café y soja; y en materia de educación, más de 10
millones de personas acuden a las aulas de clases y el 75% de ellas lo
hacen en escuelas públicas y gratuitas, desde la educación inicial hasta la universitaria, en permanente mejoramiento de la calidad.
En política internacional, las autoridades venezolanas han seguido
enfrentando la hostilidad de Washington y de algunos de sus aliados, en
particular europeos. Asi como los ataques de los gobiernos conservadores
latinoamericanos reunidos en el seno del Grupo de Lima.
Muy
distinta ha sido, en cambio, la actitud de diversas grandes potencias
cuyos jefes de Estado han expresado su solidaridad con la Revolución
Bolivariana.
A este respecto, por ejemplo, el presidente Maduro
fue invitado a visitar China en septiembre pasado reuniéndose con el
presidente Xi Jinping. Por otra parte, el mandatario venezolano recibió
en Caracas al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en diciembre,
con quien ha establecido una relaci ó n de gran confianza. Y ese mismo
último mes de 2018 realizó otro importante viaje a Moscú donde firmó
sustanciales acuerdos con el presidente Vladimir Putin. Confirmando de
este modo que Venezuela no est á aislada.
Conozco a Nicolás
Maduro desde hace más de diez años cuando era ministro de asuntos
exteriores del presidente Hugo Chávez. Ha sido, por antonomasia, de 2006
a 2012, «el» canciller de la Revolución Bolivariana. Como los míticos
Litvinov y Molotov lo fueron de la revolución soviética. Chu-Enlai de la
revolución china. O Raúl Roa de la revolución cubana. Es el gran
estratega, junto al Comandante Chávez, de todas las batallas ganadas en
el árduo y complejo frente diplomático.
Como se sabe, Maduro
fue un destacado dirigente estudiantil y un líder sindical legendario.
Es también un hombre de amplia cultura, con tres pasiones: la historia,
la música y el cine. Dirigió durante años el principal cine-club de
Caracas, y sus conocimientos cinefílicos son de una vastedad y de una
finura impresionantes.
Por su inteligencia política, siempre ejerció sobre su entorno una auténtica fascinación. “Es un cerebro con gatillo”
dicen sus amigos para subrayar la celeridad de su mente. Por ello sin
duda, el Comandante Chávez, al salir de la cárcel en 1994, no dudó en
eligirle como uno de los pocos no militares que integraron su círculo
más íntimo. Y le acompañaron en la conquista democrática del poder.
Puedo testimoniar del afecto profundo y de la confianza que le
profesaba el Comandante Chávez. No me sorprendió por consiguiente que,
aquel 8 de diciembre de 2012, en su último discurso público, antes de
someterse a una intervención quirúrgica que resultaría trágica, el
fundador de la Revolución Bolivariana definiera a Maduro, entre varios
jóvenes y brillantes líderes chavistas, como el más capaz: «Es un revolucionario a carta cabal. Un hombre de gran experiencia a pesar de su juventud. De una gran dedicación al trabajo. De una gran capacidad para la conducción de grupos. Y para manejar las situaciones más dificiles en distintos frentes de batalla.»
Finalmente el Comandante Eterno lo designó al pueblo como su succesor
con aquellas palabras tan típicamente chavistas y tan inolvidables: «Mi
opinión firme. Plena como la luna llena. Irrevocable. Absoluta. Total.
Es que -si es que yo no pudiera- ustedes elijan a Nicolás Maduro como
presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se lo pido desde
mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para
continuar dirigiendo -junto al pueblo siempre y subordinado a los
intereses del pueblo- los destinos de esta Patria al frente de la
Presidencia de la República. Con su mano firme. Con su mirada. Con su
corazón de hombre del pueblo. Con su don de gentes. Con su inteligencia.
Con su liderazgo. Y con el reconocimiento internacional que se ha
ganado.»
Antes de sentarnos en su despacho
del Palacio de Miraflores, en Caracas, para realizar esta entrevista, el
presidente Maduro me invita a acompañarle a una ceremonia pública de
entrega de viviendas sociales. Se va a entregar el apartamento
subvencionado por el Estado número 2,5 millones… Los edificios,
construidos en colaboración con una empresa china, están localizados a
proximidad de la parroquia caraqueña del Valle, de clase media, donde
precisamente el mandatario nació y en cuyas calles se crió.
La población presente, no muy numerosa, acoge al mandatario con
ruidosas muestras de alegría y afecto. Maduro viste una guayabera blanca
con el cuello de los colores de la bandera venezolana.
Naturalmente elegante, de imponente estatura -mide más de 1,90m- es un
hombre tranquilo, afable, sereno, dotado de un sentido muy fino del
humor.
En su corto discurso denuncia la «indolencia»
de muchos de sus propios colaboradores en el gobierno o en las
administraciones locales. Los ciudadanos presentes aplauden con
entusiasmo esas críticas. Y lo vitorean a pleno grito cuando el
presidente carga contra la corrupción y se propone castigarla sin
miramientos «caiga quien caiga».
Alterna
comentarios afables, casi personales, dirigidos a algunas de las
familias (entre ellas, una jóven pareja con discapacidad auditiva y su
bebé) que reciben las llaves de sus nuevos apartamentos, y reflexiones
profundas de política económica nacional o de relaciones
internacionales. Un poco a la manera en que lo hacía el Comandante Hugo
Chávez. Oscila desde lo personal a lo colectivo, desde lo concreto a lo
general, desde la praxis a la teoría. Siempre dando pedagogicamente una
impresión de liviedad para nunca resultar pesado.
Al
día siguiente, 27 de diciembre, nos encontramos en su despacho de
trabajo en el palacio de gobierno. Exactamente en aquella misma sala en
la que Chávez, hace casi seis años exactos, señaló a Maduro como su
continuador. Nos saludamos y, mientras los equipos terminan de preparar
el set, caminamos conversando por el patio y los bellos jardines
interiores de Miraflores sobriamente adornados con decorados de la
navidad.
Hoy el Presidente viste una elegante
camisa de color azul intenso. Aunque es una entrevista para prensa
escrita, se van a tomar fotos de nuestro encuentro y se van a rodar, en
video, algunas de las respuestas. Como es habitual en él, ha traído bajo
el brazo un paquete de libros que coloca en la mesita que nos separa.
Todo está listo. Entonces, sin más preámbulo, arrancamos.
IR. Buenas tardes, Presidente. Gracias por recibirnos. En esta entrevista vamos a abordar esencialmente tres temas: política, economía y asuntos internacionales.
Empecemos por la política:
quizás el principal evento político del año 2018 fue su reelección, en
los comicios del 20 de mayo, con más de seis millones de votos obtenidos
y más de 40% de diferencia con respecto al principal candidato opositor
Henri Falcón. ¿Cómo explica usted -en un contexto tan dificil para los
ciudadanos, creado por la guerra económica y las sanciones financieras
impuestas por Washington- que los electores le hayan otorgado, por
segunda vez, un apoyo tan masivo?
Nicolás Maduro.
En efecto, el pueblo de Venezuela otorgó a la Revolución Bolivariana,
al chavismo -que es una fuerza política y social real, que existe en las
calles, en los barrios, en los campos, en las ciudades y en los
pueblos- y otorg ó también, debo decirlo con humildad, a mi candidatura,
el mayor apoyo -en términos porcentuales- que cualquier candidato haya
obtenido jamás en una elección presidencial en Venezuela.
Ya
veníamos notando -luego de la victoria de la paz con la elección
constituyente de julio de 2017- una recuperación sostenida de nuestras
fuerzas, un afianzamiento de la unidad revolucionaria -recibimos el
apoyo de todos los partidos del Gran Polo Patriótico y de infinidad de
movimientos sociales-, y un crecimiento organizado de nuestro Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que es el partido político con
mayor número de afiliados de toda Latinoamérica.
Ese buen
resultado se explica también, me atrevo a señalarlo así, por la madurez y
sabiduría demostrada por nuestro pueblo en medio de la más brutal
agresión que hayamos sufrido desde nuestra guerra de independencia.
Nuestro pueblo se ha crecido, ha crecido en conciencia, en fuerza
organizada, en patriotismo, frente a la guerra psicológica y a la ilegal
e ilegítima guerra económica perpetrada por el imperio norteamericano
junto a sus gobiernos satélites de este continente y de Europa, para
tratar de doblegarnos. El resultado de esa hostilidad ha sido la
terquedad demostrada por los ciudadanos y ciudadanas en su determinación
de seguir siendo libres, independientes y soberanos.
Y otro
factor fundamental, determinante, Ramonet, es que la Revolución
Bolivariana ha atendido, en medio de las dificultades y del
hostigamiento económico y financiero, las necesidades de la sociedad
venezolana. Aquí no ha cerrado una sola escuela, ni una universidad. Al
contrario, ha aumentado el número de estudiantes de la educación
pública. Aquí continuamos atendiendo de manera gratuita la salud de todo
el pueblo. Hemos protegido, con mucha fuerza y determinación, el
salario y el empleo de todas y todos. Y aproximadamente cada tres
semanas llevamos el alimento básico, las ya famosas “cajas CLAP”, a unos
seis millones de hogares de Venezuela; se las entregamos directamente
en sus casas.
En las paredes de Caracas se pueden leer pintadas, grafitis en los muros, que quizás resuman esto que le respondo: “Voto por quien me aumenta el salario, no por quien encarece los productos.”
Quizás eso explique por qué la Revolución Bolivariana se encuentra hoy
más robusta, viva y amalgamada en un solo esfuerzo constructivo que
nunca.
IR. Dentro de unos días, el 10 de
enero de 2019, arranca su nuevo mandato presidencial de seis años.
Algunos gobiernos que no reconocieron los resultados de las elecciones
presidenciales del 20 de mayo pasado amenazan con desconocerlo a usted
como Presidente constitucional de Venezuela. ¿Qué les responde usted?
NM.
Bueno, en primer lugar, que Venezuela es un país que ha forjado, a lo
largo de la historia, su identidad, su carácter republicano, su
independencia. Y que, a Venezuela, la rige una Constitución que es la
más democrática que haya existido en toda nuestra historia. Aprobada por
nuestro pueblo hace diecinueve años en referéndum. Y esta Constitución
se ha venido cumpliendo de manera impecable en estos diecinueve años.
En 2018, tuvimos dos certámenes electorales totalmente transparentes,
regidos por las instituciones electorales del país. Debo recordar que el
Poder Electoral, en Venezuela, es un poder público, el quinto poder
público. Y ese poder utilizó toda su logística, sus sistemas
electrónicos del más alto nivel de transparencia. Reconocido por
personalidades internacionales de indiscutible prestigio como [el exPresidente de Estados Unidos] Jimmy Carter quien afirmó en su momento que “el sistema electoral venezolano es el más transparente y pulcro que se haya visto en el mundo; el más perfecto”.
Las elecciones presidenciales del 20 de mayo del 2018 se realizaron
bajo el control de observadores nacionales e internacionales. Y nuestro
pueblo tomó una decisión. Las decisiones sobre Venezuela no las toman
los gobiernos extranjeros. No somos un país intervenido, tutoreado por
ningún imperio. Ni por el imperio del Norte, ni por sus satélites de
América Latina y el Caribe, ni por Europa. En Venezuela gobierna y manda
soberanamente el pueblo. Y el pueblo tomó una decisión muy clara y muy
contundente: por primera vez, nosotros sacamos 68% de los sufragios…
Usted lo señalaba: más de cuatro millones de votos de diferencia con el
candidato principal de la oposición.
Así que: el pueblo ha
decidido. Y nosotros vamos a cumplir la decisión del pueblo. No existe
la posibilidad de que gobierno alguno diga la mínima palabra, desde el
extranjero, para conocer, reconocer o desconocer la legitimidad
constitucional y democrática del gobierno que voy a presidir desde el 10
de enero de 2019 hasta el 10 de enero de 2025. Dispongo del plan, del
proyecto, de la experiencia, de la fuerza. Cuento con el pueblo, con la
unión cívico-militar. Y sobre todo: con la legitimidad constitucional
que es lo más importante.
Permítame repetirle que las presiones
y las agresiones del imperio norteamericano y de sus gobiernos
satélites no significan nada frente a la voz de nuestro pueblo. Nuestra
democracia posee una fortaleza real que se ha expresado en 25 elecciones
en los últimos veinte años… Vale decir que, en veinte años de
Revolución Bolivariana, ha habido casi el triple de elecciones que las
realizadas durante el mismo período, por ejemplo, en Estados Unidos…
En la campaña electoral de abril y mayo de 2018, que duró veintiún
días, visité los veintitrés estados de Venezuela varias veces. Y al
pueblo que colmó calles y avenidas, yo le preguntaba: “¿Quién elige al Presidente en Venezuela? ¿Washington o Caracas? ¿Miami o Maracaibo?”
Y la respuesta enérgica de todo el pueblo, incluido el que vota por la
oposición, es que nosotros tenemos el derecho inalienable de elegir a
nuestros gobernantes. Nada ni nadie va a cambiar ese derecho elemental y
sagrado.
A quien le moleste eso le decimos que Venezuela tiene
una larga tradición de no injerencia en los asuntos de otros Estados.
La Revolución Bolivariana ha sido solidaria con todos los países de
nuestro continente y del mundo si así lo han requerido frente a
catástrofes naturales o de otra índole. Lo menos que exigimos es la
reciprocidad. Que se nos respete en tanto y cuanto somos soberanos e
independientes.
IR. Aunque usted no ha cesado de apelar
al diálogo democrático, el grupo opositor más importante -reunido en el
seno de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD)- decidió no
participar en las elecciones del 20 de mayo. El resultado es que hoy la
MUD se halla fragmentada, dividida y, de hecho, autodisuelta. ¿Qué
opinión le merece a usted esta oposición?
NM.
He convocado a la oposición venezolana a un diálogo político en más de
trescientas ocasiones… Eso sin contar el diálogo permanente que mi
gobierno mantiene con los sectores privados, y con la sociedad en
general. Este diálogo no ha buscado a convencer a nadie de que asuma
nuestros modelos. Entendemos que tenemos formas muy diferentes de ver la
vida, de que son propuestas confrontadas para asumir los retos de
nuestra sociedad. Nuestro empeño siempre ha consistido en fortalecer la
convivencia política pacífica de las fuerzas políticas de Venezuela.
Pero todos esos esfuerzos de diálogo han sido boicoteados por la
embajada de EE.UU. en Venezuela. Alguna vez se sabrá de las visitas que
hizo el encargado de negocios de la embajada de EE.UU., casa por casa, a
cada uno de los precandidatos de la oposición para obligarles a no
participar en la elección presidencial del 20 de mayo. Logró conminarlos
a casi todos, con dos excepciones [Henry Falcón y Javier Bertucci] que sí participaron, y obtuvieron la votación que obtuvieron.
Usted no sabe lo feliz que yo me sentiría si pudiéramos contar con una
oposición en Venezuela que se mantuviera apegada a la política, que se
alejara de aventuras conspirativas y golpistas, que defendiera una voz
propia. Y no la voz autoritaria de la embajada gringa.
IR. En el marco de la Revolución Bolivariana ¿cual es el espacio
político del que dispone la oposición? En otras palabras: ¿la Revolución
aceptaría que la oposición ganase unas elecciones presidenciales?
NM.
La oposición en Venezuela cuenta con todas las garantías que la
Constitución establece para el libre ejercicio de la política. Y le digo
más, de las veinticinco elecciones que ha habido en Venezuela en 20
años hemos ganado veintitrés, es cierto, pero hemos perdido dos: la
reforma constitucional de 2007 y las legislativas de 2015. Cuando
perdimos, de inmediato reconocimos nuestra derrota, minutos después de
que el Consejo Electoral emitiera su boletín. Chávez en 2007 y yo en
2015 reconocimos el resultado y llamamos al pueblo a respetarlo en paz.
Yo presenté mi mensaje a la nación, en enero de 2016, ante la Asamblea
Nacional de mayoría opositora, presidida por el líder de la oposición
Henry Ramos Allup. Y ¿cuál fue la respuesta de la derecha envanecida por
su victoria electoral? Decir que me sacarían del poder en seis meses,
violando la Constitución y el mandato electoral otorgado por el pueblo.
Ya se ven las consecuencias de sus actos: ahora tenemos a una oposición
fragmentada, dividida, odiándose sus dirigentes entre ellos, y muy
disminuida en su fuerza política. Quiero decir con esto que siempre
hemos reconocido todos los resultados electorales, cuando hemos ganado y
cuando hemos perdido. La oposición ha ejercido el poder regional y
local en aquellas elecciones de gobernador y de alcalde en las que ha
resultado favorecida. Por cierto con el mismo sistema electoral
automatizado con que cuenta Venezuela desde 2004.
El problema
es que ellos reconocen sólo las decisiones electorales cuando ganan… No
reconocieron el resultado del Referendo Revocatorio de 2004, y eso que
Chávez les ganó con 20 puntos de diferencia. Ni el de la elección
presidencial de 2006, cuando Chávez les sacó 23 puntos de diferencia. Ni
mi victoria de 2014, ni la de mayo de 2018.
IR. Usted
ha calificado varias veces a algunas fuerzas opositoras de «golpistas» ;
y el 4 de agosto pasado fue usted víctima de un espectacular intento de
magnicidio con drones cargados de explosivos. ¿Qué nos puede decir a
propósito de ese atentado?
NM. Efectivamente,
el 4 de agosto de 2018 nosotros vivimos lo que nunca pensé que pudiera
suceder: un atentado terrorista con uso de la más alta tecnología para
asesinarme. Y más que asesinar a mi persona como ser humano, se trataba
de acabar con la Presidencia de la República y acabar con los poderes
del Estado. Fue un atentado verdaderamente terrible. Gracias a los
mecanismos tecnológicos de securidad de los que disponemos, logramos
neutralizar en parte ese ataque.
Utilizaron drones. Un dron
voló por encima de la tarima en la que yo me hallaba, y vino a colocarse
en frente de mi cuando estaba pronunciando el discurso principal. Luego
se acercó pero fue neutralizado por nuestra tecnología. Si hubiese
explosionado donde los criminales querían, hubiese causado mucha sangre,
dolor y muerte.
Y había un segundo dron que, por fortuna, se
desorientó a causa de nuestra misma tecnología de protección. Y
explosionó… Era el dron más poderoso porque traía una carga de C-4, un
explosivo plástico de uso bélico. Ese dron explosionó contra un edificio
de apartamentos muy cerca de la tarima principal. Creó un hueco
gigantesco en el muro exterior del edificio, y hasta prendió fuego a un
apartamento. La misión de ese dron era rematar, desde arriba, la labor
del primer dron una vez que éste hubiera destruido frontalmente la
tarima principal.
Tuvimos la capacidad -junto al pueblo
venezolano, junto a las fuerzas de seguridad y de inteligencia, junto a
la policía- de capturar de inmediato a los autores materiales. Y luego
fuimos capturando a los demás autores materiales, y a quienes lo
dirigieron. Y pudimos establecer la identidad de los tutores del ataque.
El atentado fue ordenado, desde Bogotá, por el presidente Juan
Manuel Santos, cuyo mandato terminaba curiosamente tres días después
del ataque terrorista, el 7 de agosto… Con participación directa del
ex-diputado Julio Borges, dirigente de la oposición venezolana. Todo el
atentado fue preparado desde Colombia. Todos los operadores directos de
los drones fueron entrenados en Colombia. Los drones y sus explosivos se
prepararon en Colombia. Bajo la dirección del gobierno del aún entonces
presidente Juan Manuel Santos.
Tuvieron conocimiento de ello en la Casa Blanca, en Washington. No tengo ninguna duda. Detrás de ese ataque hubo un «sí», un «ok»
de la Casa Blanca. Ya sabemos que John Bolton, actual consejero de
seguridad nacional del presidente Donald Trump, está dirigiendo planes
para asesinarme. Yo lo he denunciado. Bolton tuvo conocimiento de ese
atentado. Y dio su «ok» para que se ejecutara. Washington y Bogot á mantienen una política permanente de terrorismo contra nosotros.
Por eso me acusan de «dictador»… Cuando acusan a un dirigente progresista de «dictador» y hacen una campaña mundial tan bestial… Y toda la derecha y la extrema derecha mundial retoman la acusación de «dictador»
contra Maduro, un dirigente sindical, un hombre del pueblo, forjado en
las luchas de los barrios caraqueños, en las luchas del movimiento
estudiantil, en las luchas por la Constituyente, en los debates
parlamentarios, forjado en el frente diplomático… Cuando a alguien como
yo lo acusan de «dictador», y acusan a Venezuela de «dictadura»,
es para poder justificar cualquier cosa contra nuestro país. Hay una
conspiración permanente de la oligarquía colombiana y del imperio
estadounidense contra la Revolución Bolivariana.
Yo digo que,
de ese atentado, me salvó Dios. Estableció en torno a mí un manto
protector. Me salvó también la Virgen de la Chinita, muy milagrosa,
patrona de la Guardia Nacional bolivariana. De todos modos aquí estamos,
muy comprometidos, dispuestos a seguir. Obviamente con medidas
especiales de seguridad para que los fines criminales de esa gente nunca
se realicen.
IR. En reiteradas ocasiones, el Presidente
Chávez y usted mismo han hablado de la necesidad de contar con una
oposición democrática que abandone la línea golpista y su subordinación
hacia alguna potencia extranjera, ¿Considera usted que, en 2018, ha
habido algún avance en ese sentido?
NM. En
Venezuela, la oposición, el bloque opositor, la MUD, lamentablemente han
venido desgajándose, desintegrándose. Y estoy convencido de que la
causa principal de ese desmoronamiento es su dependencia de las
políticas de Washington y de Bogotá. No es una oposición nacional, no
tiene una política en función de los intereses nacionales, de un
pensamiento o de una doctrina nacional. Es una oposición financiada,
mantenida y dirigida directamente -como si fueran drones teledirigidos-
desde Washington y Bogotá. Y eso los ha desintegrado a todos porque no
piensan con cabeza propia. No tienen capacidad para tomar decisiones.
Basta con ver el lamentable espectáculo que dieron en el último proceso
del Dialogo Nacional, cuando se planteó la inscripción de candidaturas
para las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018. Sólo
atendieron al llamado de las fuerzas internacionales de la derecha y del
imperialismo norteamericano. Aquello fue lamentable. Porque Venezuela
necesita una oposición política. Yo he llamado al dialogo centenares de
veces. Y me mantengo firme : todo aquel sector de la oposición que
quiera dialogar me hallará con los brazos abiertos, con la mente
abierta, listo para dialogar sobre el futuro del país.
Creo
profundamente que, más temprano que tarde, en Venezuela, se va a
instalar un diálogo político diverso, con todas las fuerzas ideológicas
de esa oposición. Tengo esa fe. Y voy a trabajar para conseguir ese
objetivo. Para que, en Venezuela, en el 2019, haya un diálogo político
fructífero que permita reconstruir una oposición auténtica que nuestro
país requiere para tener paz, para tener tranquilidad. Y para tener una
democracia diversa que es la que necesitamos.
IR. Varios
líderes de la oposición han lanzado una campaña internacional de
desprestigio contra su gobierno acusándolo de la existencia de «presos
políticos». ¿Cómo juzga usted estas graves críticas?
NM.
Mire, aquí hay personas que, por estar acusadas de cometer un delito
como, por ejemplo, estar involucradas en golpes de Estado o intentos de
golpes militares, e incluso de intento de magnicidio como el del pasado 4
de agosto del que acabamos de hablar, deben responder ante la justicia.
Ya sean políticos o no. No hay que confundir un político preso con un
preso político. Eso es así en Venezuela y en cualquier país del mundo.
Imagine usted por un momento que un actor político –un diputado, un
alcalde, un concejal, un ex ministro- intente asesinar al Presidente de
Francia, o dar un golpe de Estado al Presidente de España ¿cuál sería la
respuesta legal que recibirían por parte de los tribunales de esos
Estados? Pues bien, en Venezuela, hay un Estado de Derecho que debe ser
respetado por todos.
Digo más, como resultado del diálogo con
la oposición en 2017, una Comisión de la Verdad nombrada por la Asamblea
Nacional Constituyente, otorgó generosas medidas sustitutivas y
beneficios a casi todos los acusados que habían actuado contra la
Constitución y las leyes, desde el golpe de Estado de 2002 hasta las
acciones violentas –las “guarimbas”- de 2014 y 2017, con excepción de quienes hubieran cometido delitos graves, como homicidio o narcotráfico.
IR. En
Venezuela hay actualmente dos Asambleas legislativas. Por una parte, la
Asamblea Nacional surgida de las elecciones de 2016 y dominada por la
oposición pero que el Tribunal Supremo ha declarado «en desacato». Y por
otra parte, la Asamblea Nacional Constituyente surgida de las
elecciones del 30 de julio de 2017 y dominada por el oficialismo pero
que varias potencias internacionales no reconocen. ¿Cómo piensa usted
que se puede resolver esta situación?
NM.
Realmente son dos figuras de representación popular claramente
establecidas en la Constitución y con funciones específicas también
contenidas en la letra constitucional.
Por un lado, el poder
legislativo, que desacató de manera flagrante una disposición del máximo
tribunal de la República, obligando a este tribunal a una acción de
resguardo constitucional que se supera en el mismo momento en que la
Asamblea Nacional se ponga a derecho y acate la decisión de la sala
constitucional.
Por otro lado, atendiendo a la iniciativa que
me otorga la Constitución en su artículo 348, convoqué a la elección de
la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) por el voto del pueblo, en un
contexto en que la derecha había sumido sectores del país en una grave
violencia homicida, con más de 130 muertos, personas quemadas vivas por
su color de piel, niños que eran inducidos a actuar con violencia bajo
efectos de drogas… En suma, una situación muy lamentable y dolorosa.
Pues bien, fue sabia y balsámica la elección de la ANC. Trajo la paz al
país.
En idénticas circunstancias, volvería a hacerlo. Se lo
aseguro. Y ahora la ANC se encuentra cumpliendo con la función
constitucional establecida de transformar el Estado, crear un nuevo
ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.
IR. Bien, pasemos a abordar, en una segunda parte, algunos temas de economía.
Una vez superado el escenario de violencia política, la batalla
económica y en particular la lucha contra la inflación se presentan como
las principales tareas nacionales para el 2019. ¿Qué balance hace usted
del «Plan de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad» lanzado
el 20 de agosto pasado? ¿Y cuales son las perspectivas para 2019?
NM.
Yo creo que el logro principal del Programa de Recuperación Económica,
Crecimiento y Prosperidad es que tenemos las riendas ya de lo que es un
plan de crecimiento y de recuperación. Tenemos las riendas para la
protección del empleo, la protección del ingreso de los trabajadores.
Tenemos las riendas para el crecimiento organizado de los sectores
fundamentales de la economía.
Y estamos en mejores condiciones
para afrontar la batalla cruenta, durísima, contra las sanciones
internacionales que le han hecho perder a Venezuela, por lo menos, sólo
durante el año 2018, unos veinte mil millones de dólares… Son pérdidas
multimillonarias, colosales. Nos persiguen las cuentas bancarias. Nos
impiden las compras de cualquier producto en el mundo: alimentos,
medicinas, insumos… Es una persecución salvaje, un acoso criminal lo que
se hace contra Venezuela.
Sin hablar del bloqueo financiero…
Que es más que un bloqueo… Porque un bloqueo, a veces, cuando te quieren
bloquear, te ponen una barrera ahí, y ya t ú no puedes pasar para acá…
Pero es más que un bloqueo lo que nos hacen, es una auténtica
persecución… Una persecución de las cuentas bancarias, de los negocios
que Venezuela realiza en el mundo, del comercio, de las compras…
Por ejemplo, Euroclear [uno de los mayores sistemas de compensación y liquidación de valores financieros del mundo cuya sede está en Bruselas.]
nos secuestró, en el año 2018, mil cuatrocientos millones de euros que
teníamos ya comprometidos para comprar medicinas, insumos y alimentos. Y
nadie responde. Lo hemos denunciado en las Naciones Unidas, ante el
Secretario General de la ONU. Lo he denunciado ante los distintos
organismos internacionales… Y nadie dice nada.
Entonces,
nosotros tenemos una lucha por liberarnos, por independizarnos de toda
esa persecución y de ese bloqueo. Y eso sólo se logra a través de la
producción de riquezas.
Yo estoy muy empeñado en la elevación
de la producción petrolera, en la elevación de la capacidad de Venezuela
en su petroquímica, en la producción de oro, de diamantes, de coltán…
En la elevación de la producción de hierro, acero, aluminio, etc.
Riquezas abundantes que posee Venezuela y que, por mucha persecución
internacional que decreten los Estados Unidos de Norteamérica, son
materias primas que tienen un mercado internacional sin ningún tipo de
cortapisas.
Debo añadir que los ataques contra nosotros son
constantes, despiadados y de toda índole. Y non son sólo económicos. Por
ejemplo, ahora, con las fiestas de fin de año, han llegado desde
afuera, cruzando la frontera, decenas de comandos terroristas
especializados en los sabotajes eléctricos. Vuelan los transformadores,
cortan los cables de alta tensión, dinamitan las centrales eléctricas…
Dejan barrios enteros, a veces ciudades enteras, sin luz, sin energía
para las industrias, los congeladores, los transportes, los
hospitales... Ponen vidas en peligro… Amargan las fiestas de miles de
familias.
Otros comandos se infiltran con consignas de provocar
cortes en la distribución del agua. Destruyen tuberías, sabotean
aqueductos, provocan cortes de agua… Complican la vida cotidiana de
cientos de familias. Otros terroristas sabotean los transportes
públicos… Otros se especializan en hacer desaparecer el dinero efectivo
de papel que se llevan masivamente para Colombia…
Son actos criminales que nosotros calificamos de «terroristas».
Nuestras fuerzas de seguridad están desplegadas por todo el país y son
cada día más eficaces… Ya han detenido a decenas de estos comandos
mercenarios. Pero siguen llegando porque los recursos de nuestros
enemigos son infinitos...
Y debo decir, con admiraci ó n, que
el pueblo venezolano enfrenta todas estas agresiones con una conciencia
pol í tica asombrosa. Muy determinado a resistir, con el apoyo decidido
de nuestras fuerzas de seguridad, a tan cobardes ataques.
Por
eso yo digo que el pueblo de Venezuela está siendo víctima de una
persecución feroz que he comparado, me he atrevido, con la persecución
de Hitler contra los judíos, con el permiso de la comunidad judía
mundial. Nos persiguen sin piedad. Nos asedian. Nos acosan desde los
Estados Unidos con obsesión, con sadismo, y nos quieren hacer daño
económico para asfixiarnos, estrangularnos, derrotarnos.
No lo
han logrado. Ni lo van a lograr. Y creo que con ese Programa de
Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad, en el año 2019 va a
haber grandes sorpresas muy positivas, en torno a la elevación de la
producción, y la creación de riquezas diversas para el país y para la
poblaci ó n. Decididamente, nuestra economía va a despegar gracias al
control de la inflación y de los elementos que han venido perturbando la
vida de los venezolanos en los últimos años.
IR. Según nuestras informaciones, la producción de petróleo
de Venezuela se sitúa en torno a 1.200.000 barriles diarios, o sea por
debajo de la producción óptima. ¿Cuál es la situación real de la empresa
estatal de petróleos PDVSA?
NM. Hemos
emprendido un proceso -y mi gobierno se ha empeñado en ello-, de defensa
de los precios internacionales del petróleo. A pesar de que una de las
formas de agresión multiforme contra las economías de Rusia, Irán y
Venezuela -por mencionar algunos de los grandes exportadores- sea por
vía de la manipulación de formas peligrosas de producción, el llamado fracking del petróleo de esquisto, y la especulación financiera en los contratos a futuro, para bajar los precios de modo artificial.
Nosotros procuramos y defendemos un precio de equilibrio que favorezca a
productores y consumidores. Y seguiremos actuando de esa manera en el
marco del acuerdo de países productores miembros de la OPEP [Organización de Países Exportadores de Petróleo] y no miembros de la OPEP.
Acerca de su pregunta específica, le confieso: es cierto, Venezuela
está produciendo menos petróleo del que debería, y esa ha sido una de
mis mayores preocupaciones. Lamentablemente se enquistaron, en el seno
de PDVSA [Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima] , verdaderas
mafias. La maldita corrupción que, como un cáncer, ha minado nuestra
fuerza y nos ha impedido aumentar la producción de petróleo. Las hemos
enfrentado con í mpetu, con determinación.
Hemos puesto a la
disposición de la justicia, y están siendo procesados, varios gerentes
corruptos y altos funcionarios que traicionaron nuestra confianza, su
palabra de honor y su lealtad para convertirse en meros ladrones.
Estoy seguro de que 2019 será el año de la recuperación en la
producción petrolera, con el concurso de la PDVSA honesta y de las
empresas privadas que, por vía de la conformación de empresas mixtas y
de contratos de servicios, están ya produciendo y acelerando este
esfuerzo.
IR. ¿Qué le responde usted a los medios internacionales que hacen campaña contra su gobierno hablando de «carencia crónica» de alimentos básicos, de «penuria» de medicamentos de primera necesidad, y que denuncian una «crisis humanitaria»?
NM.
Ha quedado demostrada, por parte de investigadores de la información
serios, la realidad de la brutal e infame campaña psicológica y
mediática de los centros imperiales contra Venezuela y contra los
venezolanos. Quieren doblegar nuestra moral y nuestra inquebrantable
decisión de ser independientes y libres.
De todas las noticias
publicadas sobre Venezuela en medios de EEUU y de Europa, el 98% son
noticias negativas. El 98%!!! Una barbaridad. No dicen –como ya le se ñ
alé- que seis millones de hogares venezolanos reciben cada tres semanas
en sus hogares, de forma casi gratuita, los alimentos esenciales para la
familia… Silencian que estamos garantizando la alimentaci ó n para el
pueblo, como así lo reconocen organismos multilaterales como la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura].
No mencionan que, en estas semanas de vísperas de fiestas, nuestro
gobierno ha distribuido unos 14 millones de juguetes a niños y niñas de
familias humildes… Callan que hemos entregado –usted fue ayer, en parte,
testigo de ello- dos millones y medio de viviendas sociales… ¿En qué
otro pa ís se ha hecho eso?...
Ocultan que estamos enfrentando
una dur í sima guerra económica y un bloqueo promovido por el imperio
norteamericano y algunos países de Europa. Omiten indicar que casi toda
la población de Venezuela tiene acceso a atención médica, gratuita y de
calidad. No hay un rincón de Venezuela al que no llegue la atención de
nuestros médicos de la misi ó n Barrio Adentro. No dicen –como también
ya se lo señalé- que toda la población tiene acceso a educación gratuita
y de calidad desde el preescolar hasta la universidad y postgrado. Por
cierto, en el año 2018, aumentó en Venezuela la matrícula en toda la
educación… ¿No le parece raro, Ramonet, que hayamos conseguido aumentar
la matrícula escolar en ese supuesto contexto “catastrófico” que intentan difundir?
La respuesta a esas patrañas ya la sugirió, en 2015, el general John Kelly [actual
Jefe de Gabinete del presidente Donald Trump; ex Secretario de
Seguridad Nacional. En 2015, era comandante del Comando Sur de los EE UU ] cuando señaló que Washington “intervendría” en Venezuela en caso de que se presentara una “crisis humanitaria”.
No negamos los problemas que hay en nuestro país. Al contrario, los
afrontamos, los discutimos con nuestro pueblo y estamos decididos a
resolverlos. Si los Estados Unidos nos quieren ayudar, podrían empezar
por no ser hipócritas. Podrían liberar los recursos que nos robó
Euroclear, 1 400 millones de euros… Podrían permitirnos el acceso al
crédito del sistema financiero internacional al que tienen alcance todos
los Estados del mundo… Y mire que Venezuela es buena pagadora… En los
primeros cinco años de mi gobierno, pagamos más de 70 mil millones de
dólares… Pues bien, a pesar de nuestra condición de buenos pagadores, a
Venezuela se le niega el acceso al crédito internacional, se le persigue
y se le cierran cuentas bancarias de manera ilegal, abusiva, ilegitima,
injusta.
IR. A lo largo del año 2018, algunos
medios internacionales han difundido imágenes de venezolanos “huyendo”
de su país a causa del pretendido «derrumbe económico» y de la «crisis
humanitaria». Se ha hablado de «millones de emigrantes». Y varios países
vecinos receptores de esa emigración -azuzados por Estados Unidos, la
Unión Europea y Canadá- están reclamando ayudas internacionales para los
supuestos «gastos de atención» a esos migrantes. ¿Qué reflexión le
merecen estos fenómenos?
NM. Estos fenómenos, como usted mismo lo observa, se han construido, en parte, a base de “fake news”,
de “verdades alternativas” y otras desinformaciones fabricadas con la
complicidad activa de varios conglomerados de medios de comunicación.
Sobre una base mínima de realidad -que nadie niega, Ramonet-, unos
hábiles guionistas han elaborado un relato antichavista para multitudes.
Se trata de una gigantesca operación de “falso positivo” coordinada por
los campeones mundiales en “falso positivo”, o sea el gobierno de
Colombia, acompañado en la comparsa por algunos países satélites del
imperialismo norteamericano.
Es una historia bien triste. Da
mucha pena. Por un lado, estos ilusionistas estafaron a un grupo de
venezolanos, cuyo número –aprovecho para denunciarlo- jamás alcanzó, ni
remotamente, las cifras que de forma mentirosa los grandes medios
repiten mil veces. Nosotros, insisto, no negamos que un grupo de
venezolanos salió del país comprando esa oferta engañosa de “mejores condiciones de vida y de trabajo”.
Fue un grupo atípico, por decirlo de algún modo, porque los que
salieron, lo hicieron llevando dinero: los unos, diez mil dólares; los
otros, veinte mil dólares, o incluso cantidades mayores… Y se dirigieron
al Perú, a Colombia, a Ecuador, a Chile… y allí se encontraron con la
brutal realidad del capitalismo salvaje, de la xenofobia, del odio
racial… A muchos les robaron el dinero, a otros los maltrataron, los
vejaron y los sometieron a trabajo esclavo…
En paralelo, los propagandistas elaboraban el expediente mentiroso de la “migración masiva” y la “crisis humanitaria”.
Afirmando cosas francamente absurdas, mentiras flagrantes… Llegaron,
por ejemplo, a repetir que, a Ecuador, entraban un millón de venezolanos
cada mes… Yo hice un pequeño ejercicio de aritmética, Ramonet: ¿Sabe
usted cuantos autobuses se necesitan diariamente para trasladar a esa
cantidad de personas a Ecuador? ¡Ochocientos viajes diarios! ¿Usted se
imagina ochocientos autobuses ingresando diariamente a Quito…? ¿Dónde
están las fotografías mostrando ese millón de personas? Todo el mundo ha
visto a los miles de migrantes caminando hacia Estados Unidos
provenientes de Honduras. Todos vimos que era una fila inmensa… Y, sin
embargo, apenas se trataba de algo así como ocho o nueve mil personas…
¿Usted se imagina una fila de cien mil migrantes? ¿Una fila de
ochocientos autobuses –¡diarios!- colapsando las calles de Quito?
Resulta increíble que personas pensantes hayan podido creer mentiras de
semejante calibre… Pero ese es justamente el propósito de los “falsos
positivos” y de las “fake news”: sembrar la mentira para que ésta se imponga sobre el razonamiento y la verdad.
Además, el gobierno de Colombia y su presidente Iván Duque, en un
arresto de insólito descaro, están tratando de sacar dinero de la
operación…¡Es increíble! ¿No? Dinero que, seguro, se perderá, se robará…
Todavía hay quienes se preguntan, en el Congreso de Estados Unidos, qué
hizo el gobierno de Colombia con los 72 mil millones de dólares que
Washington les dio para “la lucha contra las drogas”… ¿Qué hicieron con
esos miles de millones? Yo se lo puedo decir a ciencia cierta: lo
robaron.
Colombia sigue siendo el primer país productor de
cocaína del mundo, y los cultivos ilícitos no han hecho sino aumentar.
Es increíble que el presidente Duque esté buscando estafar a la
comunidad internacional y al sistema multilateral con las patrañas que
él mismo se inventó. Podría empezar a ocuparse, por ejemplo, de sus
propios ciudadanos, los colombianos, quienes a poco más de cien días de
su toma de posesión ya lo repudian ampliamente.
Podría
ocuparse, por ejemplo, de los colombianos que viven en Venezuela…¿Sabía
usted que aquí, en nuestra patria, hemos acogido a unos seis millones de
hermanas y hermanos de Colombia? Constituyen el 12% de la población de
Colombia pero ¡viven en Venezuela! Y aquí les hemos brindado seguridad,
trabajo, alimentación, educación, atención médica gratuita y sobre todo,
paz, hemos garantizado su derecho a la vida digna. Jamás se nos ha
ocurrido pedirle un centavo a nadie para atender a los millones de
hermanos colombianos, peruanos, ecuatorianos, chilenos, brasileños,
españoles, portugueses, italianos, libaneses que llegaron a esta patria
venezolana. Aquí los recibimos con los brazos abiertos.
En fín, que toda esa patra ña de la “migración masiva”
ya se les cayó… Se les cayó la careta… Y ha ocurrido algo más insólito…
No recuerdo que haya sucedido en otra parte: a mediados de 2018, se
empezaron a producir grandes concentraciones de compatriotas nuestros en
las puertas de nuestras embajadas y consulados en Perú, Ecuador,
Brasil, Colombia, etc. Compatriotas clamando por regresar a Venezuela.
Hartos del racismo, de la xenofobia, de las estafas, de la
precarización, de la mala vida, del trabajo esclavo…
Ahí fue
cuando imaginamos el plan “Vuelta a la Patria”… Ya van mas de veinte mil
venezolanos que han regresado. Y seguiremos facilitando el retorno de
todas y todos quienes deseen hacerlo. Aquí los esperamos para seguir
juntos construyendo nuestra patria bonita.
IR . Varios
gobiernos latinoamericanos, de izquierda y de derecha, han sido
acusados recientemente de estar implicados en importantes tramas de
corrupción ligadas en particular al «caso Odebrecht». ¿Cual sería, según
usted, el nivel de corrupción en Venezuela? ¿Qué medidas ha tomado su
gobierno para combatir esa corrupción?
NM .
Escuche bien lo que le voy a decir, Ramonet: no existe, en la historia
de Venezuela, un proceso y un gobierno que hayan combatido la
corrupción, en su carácter estructural, con mayor rigor que la
Revolución Bolivariana y los gobiernos de Hugo Chávez y míos. No ignoro
que uno de los frentes de ataque de nuestros adversarios contra
nosotros, consiste en acusarnos de laxismo con respecto a la corrupción.
Es absolutamente falso.
Yo denuncio la corrupción en
prácticamente cada uno de mis discursos. Usted me ha oído, sin más
tardar, ayer… Soy el primero en reconocer que hay mucha corrupción, que
hay muchos bandidos por ahí , en la función pública, robando, estafando y
aprovechándose del pueblo. Lo he denunciado con la mayor severidad de
nuevo recientemente, el 20 de diciembre pasado, en el Congreso
Bolivariano de los Pueblos donde he propuesto la creación de un Plan de
lucha contra la corrupción y el burocratismo. Lo que nunca se había
hecho en Venezuela.
Pero es que no son sólo palabras o
discursos, Ramonet. Hemos emprendido, con las herramientas de la
justicia y del Estado, una auténtica cruzada contra la corrupción y
contra la indolencia. Y hemos logrado que el Ministerio Público [Fiscalía General del Estado o de la Nación]
procese y encarcele a decenas y decenas de altos funcionarios y
representantes de alto nivel de empresas privadas que deshonraron su
juramento de lealtad, honestidad y que violaron las leyes de la
República. Para citarle s ólo el sector del petróleo, por ejemplo, más
de cuarenta altos gerentes de PDVSA y de Citgo [Citgo Petroleum Corporation]
se hallan en la cárcel por actos de corrupción contra la República. Y
hasta un expresidente de PDVSA se encuentra prófugo de la justicia por
gravísimos actos de corrupción.
Así que dudo que haya gobierno
en el mundo que enfrente la corrupción con mayor energía y ahínco que
como lo estamos haciendo nosotros. De hecho, para el año 2019, he
definido tres líneas básicas de acción de la revolución y de mi gobierno
en su nuevo comienzo. A saber. En primer lugar, la preservación de la
paz de la República, con apego estricto a la letra constitucional, y con
resguardo de la tranquilidad frente a amenazas internas o externas. En
segundo lugar, la consolidación del Programa de Recuperación económica
para lograr por fin derrotar, en el primer semestre de 2019, la criminal
inflación inducida, y fortalecer el aparato productivo de nuestro país.
Y en tercer lugar precisamente: una lucha incansable contra la
indolencia, la negligencia, la pereza, y sobre todo la corrupción. Le
he pedido todo el apoyo en esta cruzada al pueblo. Y cuento con su
aliento y su colaboración para que me acompañe. Esta es una causa
eminentemente popular, profundamente avalada por la población. La gente
sabe que la corrupción es su enemigo, un enemigo en la sombra y un
enemigo de la revolución. La vamos a erradicar. Lo lograremos. Usted ser
á testigo. Derrotaremos la indolencia de los funcionarios que
incumplen. Y profundizaremos en la batalla contra la corrupción. Venga
de donde venga. Caiga quien caiga.
IR. Vamos a abordar ahora, para terminar, algunas cuestiones internacionales.
En estos últimos seis años, en varios países de América Latina hemos
visto resurgir la derecha neoliberal. En su opinión, ¿este auge de las
fuerzas conservadoras -confirmado por la reciente victoria de Jair
Bolsonaro en Brasil- es una tendencia duradera o se trata de una simple
crisis pasajera?
NM. Bueno, América Latina es un
territorio en disputa, y basándose en la Doctrina Monroe, retomada por
la actual Administración estadounidense, ha habido estos últimos años
una ofensiva brutal contra los movimientos populares, contra los
liderazgos alternativos que, a partir de los años 1990, enfrentaron y
desmontaron el neoliberalismo en América Latina. Recordemos, por
ejemplo, el presidente Lula da Silva de Brasil, la ex presidenta
Cristina Fernández de Argentina, entre otros liderazgos. Ha habido una
persecución contra estos líderes que ha promovido el surgimiento de
gobiernos y liderazgos muy tirados a la derecha, al extremo de la
derecha.
Ha habido, es cierto, como un ciclo regresivo de las
conquistas sociales, de los progresos que se habían obtenido con
liderazgos progresistas de gran diversidad. Nosotros lo sentimos no
solamente en el impacto de esas políticas en los pueblos, sino también
en los procesos de privatización. En Brasil, por ejemplo, después de
haber derrocado a Dilma Rousseff, se ha privatizado el petróleo, se han
privatizado los servicios públicos, la electricidad, el agua, etc. Han
privatizado todo, de un día para otro. Y ahora con la llegada al poder
-hoy mismo 1 de enero- del gobierno de extrema derecha neofascista de
Jair Bolsonaro, bueno, prácticamente ellos entregan en bandeja de plata
lo que significa el Brasil en Suramérica, en América Latina, a las
transnacionales estadounidenses. Realmente es un proceso de triste
regresión.
IR. En esa misma perspectiva quisiera
preguntarle, después de la llegada a la presidencia recientemente de
Andrés Manuel López Obrador en México, si también observa usted que hay
una posibilidad de retorno al poder de las fuerzas populares en América
Latina.
De hecho, en la perspectiva de lo que le estaba
diciendo, debo añadir que todo proceso de regresión impulsa y estimula
-sin quererlo- a las fuerzas internas que lo combaten. Según el
principio físico de acción vs reacción. Por consiguiente, nosotros
constatamos que, al lado de esa gran regresión actual, en varios países
gobernados hoy por equipos neoliberales, está fortaleciéndose la
capacidad de acción de los movimientos populares y sociales en los
barrios, en el campo y en las ciudades. Movimientos urbanos de los sin
techo, movimientos campesinos de los sin tierra, movimientos
estudiantiles, universitarios, feministas, de afrodescendientes, de la
sexodiversidad, etc.
Hay un resurgimiento poderoso que, a mí,
me recuerda el renacer de los formidables movimientos populares que
enfrentaron el ALCA [Área de Libre Comercio de las Américas] en
los años 1990. Aquellos movimientos de resistencia no tenían entonces
mayor perspectiva de alcanzar el poder político. Pero surgió, en
Venezuela, la Revolución Bolivariana. Y entonces, esa victoria del
comandante Hugo Chávez convenció a los movimientos de resistencia contra
el ALCA que la conquista del poder político era posible. Lo había sido
en Venezuela en 1998, y luego en el referendum constituyente del año
1999.
Esas dos victorias nuestras le dieron un aliento especial
a las luchas sociales en América Latina. Y abrieron paso para que luego
triunfaran electoralmente los gobiernos populares de Lula en Brasil, de
Néstor Kirchner en Argentina, de Fernando Lugo en Paraguay, del Frente
Amplio en Uruguay, de Rafael Correa en Ecuador, de Evo Morales en
Bolivia, del Frente Sandinista y el comandante Daniel Ortega en
Nicaragua, de Michelle Bachelet y la Concertación de partidos de la
democracia en Chile, de Manuel Zelaya en Honduras, de Salvador Sánchez
Cerén y el FMLN [Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional] en El Salvador…
Todo ese, digamos, resplandecer de las fuerzas populares permitieron
que América Latina y el Caribe jugaran, a comienzos de este siglo XXI,
un papel preponderante en el escenario geopolítico de la izquierda
mundial. Hoy, paradójicamente, la situación es semejante. Ha habido
algunos retrocesos debido, a veces, a ataques inclementes y a golpes de
Estado de los adversarios del progreso y de la justicia social. Pero las
fuerzas populares, en todo nuestro continente, ya están de nuevo en
orden de batalla. Y los nuevos éxitos electorales, democráticos, no van a
tardar.
IR. Recientemente, usted realizó dos
importantes visitas a dos socios fundamentales de Venezuela. Una a Pekín
en septiembre; y la otra a Moscú en diciembre. ¿Qué conclusiones saca
usted de estos viajes a China y Rusia, dos de las principales
superpotencias mundiales y dos firmes aliados de la Revolución
Bolivariana?
NM. Bueno, desde el inicio
de nuestra Revolución, el Comandante Hugo Chávez puso especial empeño en
la consolidación de las relaciones de respeto y amistad con todos los
pueblos del mundo, y en la conformación de lo que él llamaba los «anillos de alianza estratégica»
para un planeta distinto al que nos imponían los polos imperiales.
Luego, con su creatividad política prodigiosa, y en íntima complicidad
con Fidel Castro, Chávez fue favoreciendo la fundación del ALBA [Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América], la UNASUR [Unión de Naciones Suramericanas], Petrocaribe, TeleSur, la CELAC [Comunidad de Estados de Latinoamérica y del Caribe]… Para concretar un amplio esfuerzo de integración latinoamericana.
La relación de Caracas con China y Rusia, dos gigantes económicos y
militares, también fue directamente nutrida por Chávez y los líderes de
estas potencias, hasta la situación actual.
Debo decirle que,
con Beijing y Moscú, más que una relación de socios, tenemos una
relación de verdadera hermandad entre nuestros gobiernos y nuestros
pueblos. Otro tanto ocurre con otros Estados del mundo árabe, musulmán,
iraní, africano y del lejano oriente.
Fui el canciller de Chávez por más de seis años y soy testigo directo de sus desvelos por la edificación de un «mundo multipolar y pluricéntrico».
En los actuales momentos, de brutal agresión del imperio norteamericano
y sus satélites contra nosotros, percibimos los frutos de las
relaciones que Chávez supo tejer y elaborar.
Permítame recordarle que, en este momento, Venezuela preside el MNOAL [Movimiento de Países No Alineados],
que es la agrupación de Estados más importante del planeta después de
las Naciones Unidas. Por otra parte, cuando esta entrevista se publique,
o sea el 1 de enero de 2019, estaremos asumiendo la presidencia de la
OPEP en Viena. No es casco de ajo. Y en las recientes visitas mías a
Rusia y China, que usted citaba, llevamos al nivel más alto posible
nuestras relaciones económicas, comerciales, políticas, militares y
culturales con dos de las principales superpotencias mundiales.
Con Turquía nos unen igualmente lazos de auténtica amistad, entre el
gobierno del Presidente Erdogan y el mío, e incluso –le confesaré-
existe una verdadera amistad personal entre el líder turco y mi persona.
Nunca antes había tenido Venezuela un intercambio económico y comercial
tan importante, tan diverso y tan favorable con una gran potencia
histórica como Turquía.
Hoy, Venezuela no está sola. Al
contrario, cada día lucen más aislados nuestros agresores. Mientras son
más diversas y más vigorosas nuestras relaciones con el mundo entero.
IR. Esta
entrevista se publica en efecto el 1 de enero de 2019, día en que se
cumple precisamente el 60 aniversario del triunfo de la Revolución
Cubana. ¿Qué importancia piensa usted que ha tenido y tiene esa
revolución en América Latina?
La Revolución Cubana
marcó profundamente la segunda mitad del siglo XX. Significó y significa
una referencia fundamental para todos los pueblos que luchan por la
libertad, la dignidad, la soberanía, la justicia y el socialismo. Varias
generaciones de revolucionarios -la mía sin duda-, los jóvenes de los
años 1960, 1970 y 1980 vimos en las gestas de Fidel, de Raúl, de Camilo y
del Che, un faro que iluminó la esperanza en medio de la larga noche
neocolonial en la que estuvo sumido nuestro continente americano por más
de un siglo.
Ese pequeño país que se plantó frente al imperio
más brutal que haya conocido la historia de la humanidad, resistió y
sigue resistiendo frente a las agresiones de su vecino del norte y sus
lacayos. Un país que hizo realidad los sueños de redención, de igualdad,
de solidaridad, de construcción heróica del socialismo. Que nos llevó a
tantos jóvenes a la lucha en las calles con la esperanza recuperada.
Una revolución que ha defendido y alentado la unidad latinoamericana,
ese gran sueño de Simón Bolívar y José Martí. Sueño de unidad –sin jamás
olvidar a Puerto Rico, ni a las Malvinas- al que tanto le temen las
oligarquías genuflexas del continente. Un país que ha sido ejemplo de
solidaridad internacional. ¿Cuantas vidas han salvado los médicos
cubanos en todo el mundo?
Yo celebro este 60 aniversario de la
Revolución Cubana. Y le doy gracias a la vida por tantas madrugadas que
pasé conversando con Fidel, escuchando su verbo pleno de sabiduría, de
reflexión, de búsqueda de la idea que le permitiera pasar a la acción.
Siempre para hacer el bien. Le doy gracias a Hugo Chávez porque, junto a
Fidel y Raúl, construyeron un nuevo comienzo de dignidad para todo
nuestro continente.
IR. El pasado 4 de diciembre se
cumplieron veinte años de la primera victoria electoral del Comandante
Hugo Chávez. Y, para concluir, desearía preguntarle lo siguiente: si
tuviera hoy la ocasión de hablar con Chávez acerca de su propia
experiencia de casi seis años de gobierno ¿qué le diría usted?
NM.
Son tantas las veces, en medio de la batalla, en la reflexión de
madrugada, después de la árdua jornada, que me he hecho esa pregunta:
«¿Qué hubiera hecho Chávez?» «¿Cómo hubiera abordado tal o cual
problema?»... Son tantas las conversaciones íntimas, tantos los
recuerdos… Afortunadamente, y de esto estoy seguro, Chávez estableció
con nosotros, con su equipo cercano, una labor pedagógica permanente, un
proceso de formación sobre las inmensas dificultades existentes en la
construcción de un proceso revolucionario: sus retos, sus obstáculos,
sus desafíos, sus imprevistos… Los ataques, las amenazas, las
traiciones... Eso nos educó, nos formó, nos forjó.
Chávez
previó muchos de los eventos que actualmente vivimos. Nos puso en
guardia. Las últimas preocupaciones que nos transmitió giraban en torno a
lo que él vislumbraba que sería la «guerra económica» -esa expresión es
de él- que el enemigo emprendería contra nosotros. Una agresión de
nuevo tipo, con múltiples frentes, contra nuestro pueblo. Le preocupaba
hondamente que la producción petrolera estuviera declinando…
Así que la inmensa soledad que nos dejó su pasaje a otro plano se ve de
algún modo compensada por tantos consejos que nos prodigó. Y que jamás
olvidamos. Tantos ejemplos de firmeza y lealtad con los ideales
bolivarianos. Esa «revolución bonita» con la que él soñaba, con
democracia y libertad, para que desapareciera el analfabetismo, se
multiplicaran las artes y la cultura, hubiera plena salud, pleno empleo,
paz, alegría, progreso, prosperidad y amor. Cuando pienso con cuanta
crueldad lo atacaron por tener ese hermoso sueño… Como hoy me atacan a
mi, con mayor saña aún, si cabe, por desear lo mismo, querer hacer el
bien y sembrar felicidad…
Por eso yo casi convoco a Chávez a
diario. Lo necesito, lo reclamo, lo requiero, y como en aquel verso del
poeta Miguel Hernández, le digo : “Tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.”
(Entrevista realizada en Caracas, en el palacio de Miraflores, el 27 de
diciembre de 2018. Las respuestas han sido releídas y enmendadas por el
entrevistado.)
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