Sería ingenuo esperar
de las clases y sectores en agonía, por su desplazo del poder
gubernamental, una actitud tersa, civilizada y pacífica en periodos de
transición o construcción de un nuevo orden institucional a manos de las
clases populares, las cuales toman las instituciones públicas del
Estado para empezar a transformar su realidad.
La gloriosa
Revolución Francesa realizada por la burguesía ascendente y el
campesinado tuvo la más férrea oposición, aun cuando estos ya tenían el
control gubernamental en el país, las monarquías europeas (Monarquía
Habsburgo , el Reino de Prusia , Reino de Nápoles , Reino de Cerdeña ,
Reino Unido de Gran Bretaña ) viendo amenazado a futuro sus posiciones
de privilegio, declaran la guerra a la nueva república, intentando
impedir a sangre y lodo la victoria histórica del pueblo francés sobre
la vieja clase terrateniente, era pues la Francia revolucionaria un mal
ejemplo para toda la burguesía y el campesinado europeo.
Como
un símil histórico, la Revolución Rusa de 1917 presenta las mismas
luchas de revolución-reacción pero con actores diferentes, es ahora la
burguesía consolidada en el poder la que trata de impedir por todos los
medios que los obreros tomen las instituciones del Estado para construir
su propio futuro, cuando los revolucionario rusos comienzan a destruir
las viejas instituciones y forman nuevos espacios de decisión popular,
los soviets, la burguesía de los grandes países capitalistas ven como
una amenaza y como un mal ejemplo para todos los obreros organizados del
mundo, la osadía de estos rusos que marcaron historia. ¿Cómo impedir el
contagio revolucionario en el continente europeo?, la respuesta fue
fácil: “Aniquilar la revolución rusa”, y con esa encomienda invadieron
al país catorce ejércitos de países capitalistas apoyados por tropas
apátridas de la vieja monarquía zarista (Estados Unidos de Norteamérica,
Inglaterra, Checoslovaquia, Japón, Francia, Polonia, Canadá, Italia,
China, Australia, entre otros). El pueblo revolucionario supo defender
su patria y su proceso de grandes transformaciones, la Revolución Rusa
triunfó.
Todos los grandes procesos de cambio por los que ha
transitado el ser humano han tenido respuesta de la reacción, de los
conservadores, que aún en su estado de agonía histórica tienen la fuerza
interna y el apoyo externo para intentar boicotear o impedir el cambio
imparable del desarrollo de la humanidad; en México lo vivimos en las
diferentes revoluciones, tuvimos intervenciones militares de potencias
extranjeras y perdimos la mitad de nuestro territorio nacional; ya en
nuestra última gran revolución, la de 1910, tuvimos el desembarco de
tropas estadounidenses en Veracruz y el asesinato del Presidente Madero
orquestado desde la Embajada norteamericana.
Cuba tuvo la
invasión norteamericana en 1961, en Playa Girón, que buscaba eliminar
los cambios revolucionarios que garantizaban tierra a los campesinos y
nacionalización de las grandes industrias estadounidenses, lo mismo pasó
en Granada, El Salvador, Honduras, Nicaragua y todos los países del
continente, de manera directa o indirecta las grandes potencias,
especialmente Estados Unidos de Norteamérica, han intervenido para
intentar parar los cambios que los pueblos deciden en su política y
economía nacional.
Por lo tanto, lo que pasa en Venezuela no es
de extrañarnos, es el resultado lógico del miedo de los gobiernos
conservadores y las potencias extranjeras para evitar que los cambios
revolucionarios que el pueblo venezolano ha emprendido tengan la
influencia de traspasar fronteras y ser vistos por los pueblos que
luchan, como una opción viable dentro de sus diferentes países, no
olvidemos que cuando Estados Unidos quedó cómo única potencia mundial,
en nuestro continente, la Revolución Bolivariana encabezado por el
Comandante Hugo Chávez fue el único que comenzó a desterrar todas las
políticas neoliberales de privatización y saqueos de nuestros países.
Indudablemente esa revolución era y es un mal ejemplo, desde la
perspectiva de los dominadores, para los pueblos vecinos de nuestro
continente.
Tras el triunfo electoral de Chávez, varios países
caminaron por el camino de la izquierda limitando y combatiendo las
políticas económicas impuestas desde Washington, así fue el caso
Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, una década en la
que el sur de nuestro continente se vio impregnado de políticas
sociales que buscaban erradicar la miseria y construir verdadera
independencia, un periodo que tuvo su ocaso por la contraofensiva
norteamericana que teniendo el control de los medios de comunicación e
instituciones judiciales dentro de esos países logró reestablecer
gobiernos afines a sus intereses coloniales.
México, nuestro
México que comienza a retomar las riendas de su destino, tiene que tener
claridad en esta lucha histórica de revolución y reacción por los que
ha transitado la humanidad, con los cambios profundos a los que aspira
la Cuarta Transformación necesariamente tendrá la dura oposición de
quienes hasta hace unos meses detentaban el poder gubernamental,
oposición férrea de quienes verán sus intereses afectados por políticas
que buscan el mayor beneficio para el pueblo y el alejamiento de la
relación de dominación por parte de nuestro vecino del norte.
Lo que pasa en Venezuela no es, ni debería sernos ajeno, el peligro de
la intromisión internacional en asuntos que sólo competen al pueblo
venezolano, no sólo es una afrenta al país bolivariano, sino que es un
mensaje amenazador a todos aquellos países que luchan por la
construcción de una verdadera independencia, es un mensaje amenazador a
los pueblos del mundo, a nuestro pueblo mexicano que decidió en las
pasadas elecciones tomar las riendas de su propio destino.
Los mexicanos debemos de tenerlo claro, ¡defender a Venezuela es defender a México!
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