The Guardian / El diario
Muchas de las calles de la ciudad antes fueron senderos de los indios norteamericanos. La infraestructura indígena contribuyó al éxito de Chicago como metrópoli del Medio Oeste. |
A sus 65 años, el Centro Indígena Americano de Chicago
es el más antiguo de las urbes estadounidenses. Su actual muestra
retrospectiva destaca su importancia para la ciudad y es una "prueba de
la existencia, supervivencia y experiencia de los pueblos nativos". Pero
hay otra manera más sencilla de entender la inagotable influencia que
los pueblos nativos tuvieron sobre muchas ciudades en EE.UU., y en este
ejemplo sobre Chicago: basta con caminar un par de manzanas hacia el
este y llegar a Clark Street.
Nombrada en homenaje a George Rogers Clark (su hermano, William, es el Clark de la expedición Lewis & Clark),
la actual Clark Street lleva miles de años usándose como camino,
después de su formación a finales de la era glacial. Su irregularidad
pasa desapercibida pero es un recordatorio clave de las muchas tribus
que en otra época consideraron a esta zona su hogar. También, un ejemplo
perfecto de la forma en que se ha borrado la influencia de los
indígenas en el desarrollo posterior de la ciudad.
Raíces naturales, caminos indígenas
El
terreno donde hoy se asienta Chicago fue moldeado hace 14.500 años por
el flujo y reflujo del hielo que se fue derritiendo a lo largo de cuatro
períodos diferentes de desglaciación. En la tierra se crearon pequeñas
dorsales por medio de un proceso conocido como deriva litoral en el que
el agua mueve de un lugar a otro arena y pedazos minúsculos de materia
orgánica. Esas tierras que la naturaleza elevó a no más de 3 o 4 metros
sobre el resto se convirtieron en senderos hace unos 11.000 años, cuando
los pueblos indígenas comenzaron a poblar la zona. El valor que tenían
como terrenos elevados era evidente: en un área donde predominaban las
zonas pantanosas casi no había tierra que permaneciera seca todo el año.
Entre
las tribus indígenas, el conocimiento de estas tierras se transmitió de
forma oral. Cuando llegaron a la zona los primeros colonos de Europa,
como los tramperos franceses de los siglos XVII y XVIII, esa información
fue esencial para sobrevivir. Los europeos también comprendieron en
seguida la importancia de usar las rutas indias, que fueron adaptadas
para fines militares y comerciales.
Pero esos conocimientos
raramente se ponían por escrito. Hubo que esperar hasta principios del
siglo XX para que el agrimensor Albert Scharf trazara un detallado mapa
con los campamentos y senderos indígenas aún en funcionamiento. Su
representación sigue siendo la más completa para entender el impacto que
tuvieron los nativos en la zona. En los años de fuerte desarrollo que
siguieron, los sitios indígenas aún en pie fueron destruidos a toda
velocidad. Al ensancharse y normalizarse, los senderos indígenas que
durante siglos no habían pasado de entre 1,5 y 2 metros de ancho se
convirtieron en las primeras vías de Chicago.
Durante décadas, el
actual trazado en cuadrícula de Chicago solo fue una fantasía, por mucho
que la Ordenanza del Noroeste (1787) ya incorporara a los actuales
estados del Medio Oeste como territorios nuevos en los que la tierra se
subdividiría mediante superficies cuadradas regulares. La Ordenanza de
Tierras (1785) concretó esta idea de diseñar parcelas cuadradas y
regulares de unos 15 kilómetros cuadrados, pero hubo que esperar hasta
1830 para ver el primer mapa de la ciudad (solo abarcaba el centro de la
actual ciudad de Chicago).
"De alguna manera, la idea de imponer
un trazado en cuadrícula en estas tierras es un poco ridícula", dice
Henry Binford, profesor de historia urbana en la Universidad de
Northwestern. "Al menos en un principio, la red de senderos indígenas
era mucho más lógica".
Pero
la obsesión por hacer planos tuvo consecuencias importantes para la
ciudad. En un proceso de especulación que terminaría creando la actual
ciudad de Chicago, los mapas sirvieron para vender terrenos a los
inversores de la Costa Este. El diseño cuadriculado se pensó con el
objetivo de facilitar a los especuladores la división de la ciudad en
parcelas idénticas, susceptibles de ser vendidas de nuevo. También
aceleró el comercio, con la planificación de una vía principal cada 800
metros. El capitalismo y la eliminación de los nativos eran dos caras de
la misma moneda.
El trazado en cuadrícula solo empezó a tomar
forma cuando los colonos comenzaron a drenar y urbanizar las tierras
anegadas. Según Sam Kling, investigador asociado del Consejo de Asuntos
Globales de Chicago y autor de una tesis sobre la infraestructura de
transporte de Chicago, el trazado en cuadrícula solo era "un objetivo a
alcanzar". "Antes de su construcción, [la infraestructura de transporte]
fue dibujada en un plano, que sirvió como el plan de crecimiento de
Chicago mucho antes de que la ciudad tuviera un tamaño similar al que se
le suponía según esa cuadrícula". Los planos adelantaron como sería la
ciudad que se estaba construyendo pero no podrían haber existido sin el
trabajo anterior de varias generaciones de indígenas americanos.
Las
vías fueron solo una pequeña parte de una infraestructura indígena que
terminó siendo clave para que en el siglo XIX Chicago triunfara como la
metrópoli del Medio Oeste. Entre otros pueblos, los Illini, los Fox y
los Potawatomi se encontraron durante generaciones en la zona de
Chicago, donde confluían varios ríos. Las tribus llegaban con sus
embarcaciones desde el río Mississippi hasta los ríos Chicago y Des
Plaines atravesando el desfiladero Chicago Portage (donde hoy está el
barrio de South Lawndale), que conecta a Chicago con el oeste de los
Estados Unidos.
Según John Low, académico de la Universidad
Estatal de Ohio (Newark) y miembro de la tribu Potawatomi, los indígenas
enseñaron esas rutas de transporte a los recién llegados colonos
blancos. A medida que los europeos se expandían hacia el oeste, también
les proporcionaron el equipamiento necesario para moverse. Entre otras
herramientas de transporte, les daban canoas y raquetas para caminar en
la nieve . "Los nativos proporcionaron los medios de transporte a los
colonos europeos", dice Low. "No recibimos mucho a cambio".
Borrado continuo
La
calle Clark es una traición a las raíces de Chicago porque homenajea
precisamente a los que se ocuparon de sacar a los nativos de allí. Con
la Avenida Rogers, por otro lado, se eliminó uno de los pocos
recordatorios que ayudaban a entender el borrado del legado nativo como
un paso clave en la creación de Chicago. Esa avenida se llamaba antes
Indian Boundary Line Road [calle de la línea fronteriza india], en
referencia al Tratado de San Louis (1816) que expulsó lejos de Chicago a
los pueblos indígenas. Apenas 17 años después, y cuando solo había
transcurrido un mes desde la declaración formal de Chicago como ciudad,
el Tratado de Chicago (1833) dejó sin vigor todos los reclamos indígenas
sobre el área, extendiendo hacia el oeste el genocidio contra los
nativos americanos. En 1909, la Indian Boundary Line Road fue
rebautizada como Avenida Rogers en homenaje a Phillip Rogers, uno de los
primeros colonos blancos, cuyo nombre también se usó para el Rogers
Park, un vecindario cercano.
La decisión de ocultar el nombre
original contribuyó a borrar el legado de los nativos en la Chicago
actual. Un parque de la zona conserva un nombre similar y hay otro
llamado Pottawatomie Park, pero haber rebautizado la Indian Boundary
Line Road ayuda a los residentes actuales a entender en qué consistió el
proceso de eliminación de huellas nativas en Chicago.
Las calles
Wabansia y Menomonee también hacen referencia a los nativos americanos
que vivieron en la zona hace siglos pero, según Low, no ayudan a
comprender cómo se terminó con la vida del pueblo que hizo viable
Chicago. El profesor de la Universidad de la Columbia Británica Coll
Thrush coincide. "Tenemos que ser conscientes de que, en lugares como
Seattle y Chicago, el paisaje urbano muchas veces terminó cubriendo casi
en su totalidad a los territorios indígenas", dice a The Guardian.
"Incluso cuando hay raíces indígenas en las geografías urbanas, tenemos
que rastrear en el archivo histórico y entrevistar a las comunidades de
descendientes para hacer la difícil labor de imaginar cómo eran esos
espacios en su etapa indígena".
Traducido por Francisco de Zárate
Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/Senderos-indigenas-caminos-cuadricula-Chicago_0_859514436.html
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