Caravana migrante
Llevan a Chiapas a 15 que solicitaron regularizar su estancia en el país; 30 pidieron ser repatriados
Matías Romero, Oax., Casi 2 mil migrantes procedentes de
Honduras y El Salvador, integrantes de la caravana que arribó a
territorio oaxaqueño el pasado domingo, llegaron este miércoles al
municipio de Matías Romero. Algunos viajaron en camiones de transporte
público y otros pidieron aventón, con la intención de cruzar Oaxaca lo más rápido posible y llegar al estado de Veracruz.
Según el delegado del grupo Beta en el Istmo de Tehuantepec, Martín
Rojas, 15 indocumentados solicitaron en Oaxaca la regularización de su
estancia en México y 30 pidieron ser repatriados. Quienes pretenden
recibir un brazalete para desplazarse por México sin ser detenidos
fueron llevados a Ciudad Hidalgo, Chiapas, para realizar el trámite
correspondiente.
Los migrantes salieron alrededor de las 5 de la mañana del martes del
refugio provisional que autoridades les proporcionaron en el municipio
de Santo Domingo Ingenio, donde pernoctaron.
Ya en Matías Romero, se les instaló en el campo deportivo Emiliano
Zapata, donde permanecieron el miércoles, con intención de salir para
Veracruz en las primeras horas de este jueves.
Personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de la Cruz
Roja Mexicana y del Instituto Mexicano del Seguro Social participaron
activamente en atender a los refugiados. También los apoyaron
representantes de Protección Civil federal y de la región del Istmo.
Entre jóvenes que jugaban futbol en el campo deportivo y niños que realizaban dibujos en los
espacios amigablesque instaló el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia estatal, el hondureño José Marcelino Serrano, de 31 años de edad, narró su travesía en la caravana a bordo de su silla de ruedas.
Además de discapacidad motriz, que tiene desde hace 10 años por un
accidente en motocicleta, José Marcelino padece un problema renal.
Espera llegar a Estados Unidos y rencontrarse con su madre, quien se
halla en ese país desde hace dos años. Aseguró que en Honduras los
discapacitados
no son nada, se les discrimina, no tienen voz y tampoco se les ofrecen apoyos económicos ni empleo.
Desplazarse en caravana ha sido especialmente complejo para el joven
migrante, quien no se rinde y a veces es auxiliado por sus compañeros de
viaje. Durante los cuatro días que lleva en territorio oaxaqueño ha
recorrido pueblos para pedir unos pesos mexicanos, con los cuales compra
comida y agua.
Los mexicanos nos han tratado bien, nunca me niegan una moneda, celebró.
Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
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