La promesa de acabar con la
corrupción, tras la renuncia del expresidente Otto Pérez Molina en 2015,
no fue más que eso. El mandato de Jimmy Morales dejó en evidencia las
profundas redes de poder que constituyen el sistema político
guatemalteco.
El presidente Jimmy Morales ha logrado
pasar indemne de las acusaciones de corrupción en su contra y está a
punto de expulsar a la Comisión Internacional contra la Impunidad
(CICIG) -un organismo conformado a solicitud del Estado guatemalteco en
2007-. Dicha comisión ha jugado un papel importante en el desmonte de
mafias civiles y militares en distintas instituciones estatales, pero el
grupo de poder tradicional que mantiene atrapado al Estado necesita
mantener el orden hasta las elecciones del próximo 16 de junio. Las
élites no tienen intención de romper con la corrupción y sobreviven en
medio de una crisis institucional catalogada por distintos medios
comunitarios y movimientos sociales, como un “Golpe de Estado de baja
intensidad” o “Golpe en cámara lenta”.[i]
Se proponen aquí algunas dimensiones de
análisis que pueden ser el punto de partida para un primer balance de la
gestión del presidente “outsider”. La primera y más mediática es la
dimensión institucional, relacionada con la continuidad de la corrupción
estatal generalizada, el reacomodo de fuerzas de derecha en el
escenario político, y la emergencia de una germinal acción ciudadana
como alternativa. Todo ello en medio de una crítica situación
socioeconómica de la población, con indicadores que siguen empeorando
sin atisbos de acción estatal para modificar el rumbo neoliberal del
país y con un alineamiento total a las definiciones de los EE. UU.
respecto de Centroamérica, en especial, con el control migratorio y la
seguridad.
Morales y la corrupción como continuidad
La llegada de Jimmy Morales a la
Presidencia en enero de 2016 pretendió funcionar como apaciguador de un
conflicto institucional anclado al conflicto armado: la corrupción
vinculaba al Ejecutivo y a otras instituciones estatales en amplias
redes mafiosas civiles y militares. [ii]
Después de la firma del acuerdo de paz en los años noventa quedaron al
descubierto “cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos de
seguridad” comprometidos con delitos de guerra, amparados por fuertes
conexiones en el Estado y financiados con recursos públicos desviados
por funcionarios afines. Un Estado capturado por criminales obligó
entonces a sectores del poder a solicitar el ingreso de una comisión
judicial internacional para apoyar la labor del sistema judicial en la
desarticulación de esos cuerpos de seguridad en la ilegalidad y
recomendar políticas públicas para erradicar e impedir su reaparición[iii].
Desde su ingreso al país, la CICIG ha
apoyado la apertura de 84 megacausas vinculadas con estos grupos de
seguridad ilegales, las cuales han alcanzado a empresarios, funcionarios
civiles y militares, incluyendo al presidente Jimmy Morales y su
familia, por el financiamiento ilícito de su campaña electoral.
La causa contra Morales desató la furia
de las derechas; no estaban dispuestas a superar la profunda crisis de
la cual se benefician. Desde el Congreso y la Presidencia optaron por
desafiar a los sectores ciudadanos que promueven un nuevo país y a las
Naciones Unidas -que vienen apoyando el intento del Ministerio Público
de generar justicia- con un “Pacto de Corruptos”, como se
conoce esa alianza (entre el Ejecutivo y el Congreso) para evitar
sanciones penales al delito de financiamiento ilícito de campaña[iv],
generar las condiciones para la expulsión de los funcionarios de la
CICIG y brindar el respaldo mayoritario a los fueros presidenciales[v].
El presidente Morales insiste en que la
corrupción está controlada, y ha sido respaldado por el Frente de
Convergencia Nacional-FCN, otros partidos y por los gobernadores
departamentales[vi],
sobre quienes el Ministerio Público y la CICIG también tienen enfocada
su labor de investigación, relacionando el poder local con los grupos
armados y el narcotráfico. Todo parece encaminado a sostener el
andamiaje de la política local que sustenta el andamiaje electoral
nacional, amparado en una retórica nacionalista y en defensa de la
soberanía, muy difícil de creer para un Gobierno tan obsecuente en su
política exterior, en especial con EE. UU.[vii].
Se trata de una retórica de “normalidad” desmentida por grupos
ciudadanos, por la Fiscalía y por algunos medios de comunicación[viii] que vienen haciendo esfuerzos democráticos por romper esa estructura de poder que ahora ha sellado el pacto de continuismo.
Partidos del orden, sin orden
Estos tres años de mandato de Morales
han facilitado un reacomodo de las fuerzas políticas de derechas, las
cuales delegaron en el presidente actual el desgaste de la crisis
institucional que posibilitó, por un lado, el enfrentamiento a la CICIG
y, por el otro, la flexibilización de normas legales para el libre paso
de la corrupción. El Pacto de Corruptos, mencionado anteriormente.
El enfrentamiento de Jimmy Morales con
la CICIG llegó al punto de intentar un autogolpe de Estado en agosto
pasado. La defensa de la corrupción como articuladora estatal en
Guatemala posibilita acciones de excepción y, por tanto, una amenaza
directa a la ya de por sí debilitada institucionalidad democrática en el
país mesoamericano. [ix]
Este reacomodo también incidió en el
aumento de formaciones políticas: 24 partidos que participaban en el
2015, pasaron a ser 28 formaciones políticas constituidas y cinco por
constituirse que competirán en las próximas elecciones[x].
Dicha reconfiguración, que va más allá del número de partidos,
representa una mutación que desafía la precaria institucionalidad y
legalidad constituida, promueve la proscripción de controles políticos, y
sobre todo, el mantenimiento de la impunidad.
En el último año la ciudadanía ha salido
a las calles a reclamar por cambios, sin que se observe una
configuración de fuerzas alternativa a los grupos tradicionales del
poder, aunque se ha creado un clima social de rechazo al control del
Estado por ese pequeño grupo del poder. Tal descontento ha sido
canalizado por grupos políticos liderados por pastores evangélicos, como
Zuri Ríos, hija del genocida y dictador Efraín Ríos Mont -quien aspira a
la presidencia alzando la bandera de su padre y del evangelismo,
proponiendo la pena de muerte y una “revolución educativa” [xi]–
y por el joven político Álvaro Arzú Escobar, actual presidente del
Congreso, quien parece ser el “elegido” del poder. Poco importan los
partidos; en épocas de liderazgos mediáticos la estrategia del poder en
Guatemala ha sido generar caos y desorden institucional, y de esa manera
lograron mantenerse, con algunos sobresaltos, pero sin rupturas,
producto de su abrazo al poder Ejecutivo con un personaje de la
“antipolítica” que le abrió una ventana de oportunidad a la continuidad.
Rumbo a las elecciones
El pasado 18 de enero el Tribunal
Supremo Electoral (TSE) convocó a las elecciones nacionales que
decidirán los puestos a: (i) Presidencia y Vicepresidencia, (ii)
diputados y diputadas por lista nacional y departamental, (iii)
Parlamento Centroamericano y, (iv) Corporaciones municipales.[xii] El cierre de inscripciones es el 17 de marzo, siendo el 18 de marzo el inicio de la campaña electoral.
El Gobierno de Morales facilitó la
llegada de nuevos personajes a la desgastada política tradicional de
Guatemala, como la del actual presidente del Congreso, Álvaro Arzú
Escobar, que con tan sólo 34 años despunta como una importante figura a
disputar la Presidencia, es un neoliberal que encabezó el llamado “Pacto de Corruptos”
que pretende impunidad para empresarios y políticos con un discurso
nacionalista. También habilitó a la extrema derecha para renovar su
participación en las elecciones: Zury Ríos, candidata por el Partido
Valor, “resucitó” ese partido adormecido en lo que fue el Partido
Liberal Progresista (PLP)[xiii]
y lo denominó como parte de la “conservadora clásica”, siendo sus
banderas: (i) rechazo al aborto, (ii) defensa de la propiedad privada y
(iii) el cumplimiento de la ley. “Recuperemos Guatemala” se perfila como
el eslogan de su campaña y, con éste, el statu quo no se vería amenazado.
La indignación y movilización social,
sin embargo, han generado una oposición encabezada por diversos
personajes de la academia y juristas, como Thelma Aldana, la exfiscal
general y jefa del Ministerio Público, clave en los casos contra Otto
Pérez Molina y Roxana Baldetti. Ella es identificada como una posible
figura presidencial de la transparencia, debido a la percepción de que
su gestión fue positiva y contribuyó a la lucha contra la corrupción en
Guatemala. Aldana aún no es formalmente candidata, pero sí ha expresado
en distintos medios de comunicación su interés en postularse[xiv] y ha llevado a cabo reuniones con organizaciones políticas al respecto.[xv]
Esta posibilidad alertó a la actual
Fiscal, María Consuelo Porras (cercana a los militares), quien declaró
en octubre la apertura de un expediente para investigar a Thelma Aldana
por presuntas irregularidades en nombramientos en el Ministerio Público.
Llama la atención que, estratégicamente, los nombramientos en cuestión
corresponden a agentes encargados de las investigaciones de alto nivel.[xvi]
Con todo ello, Aldana tendrá una candidatura difícil pues deberá
enfrentarse a una posible guerra judicial y a las poderosas estructuras
que mantienen el control de buena parte de las instituciones.
Conclusiones del fracaso
La Guatemala dirigida por Morales sigue
empobrecida: la tasa de pobreza es del 67,7%, la indigencia ronda el
46,1% -una de las más altas del continente, según la CEPAL[xvii]-, y en términos del Índice de Desarrollo Humano el país maya ocupa el puesto 127 de 169. [xviii]
Ello explica la presencia de personas guatemaltecas en el éxodo
migrante, que se vio potenciado por las caravanas migrantes en 2018. Con
la migración las remesas resultan centrales en la conformación
económica guatemalteca: suman el 70% de los ingresos por exportaciones
que, en promedio, alcanzan 11 mil millones de dólares anuales[xix].
Los criminales de guerra se la juegan
por la impunidad. El presidente Jimmy Morales puede ser caracterizado
como el resultado de una estrategia para la continuación de las
prácticas tradicionales de corrupción y control estatal para dicho fin.
La Guatemala que soñaron las distintas personas movilizadas contra Otto
Pérez Molina se encuentra aún lejana, la corrupción no ha abandonado al
país centroamericano y la impunidad continúa siendo el soporte del poder
guatemalteco.[xx]
Morales, el “outsider” político
guatemalteco se constituyó como el principal defensor de la estructura
corrupta que conforma la vida política, social y económica del país. La
corrupción, a su vez, representa una gran posibilidad para la
acumulación, el despojo y las medidas neoliberales. Así, son las
poblaciones más vulnerables –indígenas, mujeres, menores de edad- las
que quedan expuestas y arrojadas a una migración estructural que no les
deja mayor opción entre emprender el riesgoso camino o vivir en la
desesperación en un país con mínimas oportunidades. Esta situación
complementa la explicación del enfrentamiento y las numerosas medidas de
Morales contra la CICIG, pues la soberanía que reclaman contra esta
comisión es la patente de corso para continuar el saqueo del Estado y de los recursos ciudadanos iniciado en los años del conflicto armado interno.
El balance de la presidencia de Morales
tiene las dos caras de la misma moneda. En materia social y económica ha
mantenido los altos índices de pobreza que tienen a Guatemala como uno
de los países más desiguales del mundo, y mantiene la estructura de
expulsión económica que sostiene una migración constante, que es el
principal rubro de importaciones de divisas del país. En lo político
mantuvo la crisis institucional, construyendo una alianza nacionalista
para expulsar del país a la CICIG y mantener sometido al Estado a las
mafias criminales que fueron origen de su creación.
[i] https://nomada.gt/pais/entender-la-politica/esto-es-un-choque-de-trenes-donde-jimmy-morales-es-un-pobre-raton/
[iv] https://nomada.gt/pais/la-corrupcion-no-es-normal/el-pacto-de-corruptos-2-0-resumido-en-5-puntos/
[vi] https://www.guatevision.com/noticias/nacional/gobernadores-minimizan-trabajo-de-cicig-contra-la-corrupcion-en-apoyo-a-jimmy-morales/
[ix] https://www.nytimes.com/es/2018/09/10/el-origen-de-la-crisis-en-guatemala-y-lo-que-podria-suceder/
[xiv] https://cnnespanol.cnn.com/video/guatemala-thelma-aldana-presidenciable-intv-conclusiones-fernando-rincon/
[xvi] https://nomada.gt/pais/entender-la-politica/la-deuda-en-el-mp-consuelo-versus-thelma-claudia-paz-y-la-misma-consuelo/
[xviii] https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/durante-la-utima-decada-se-ha-incrementado-tres-millones-de-pobres/
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