El plan de desarrollo firmado por los gobiernos de México y varios países centroamericanos para atender el fenómeno migratorio está mal enfocado, pues se trata de un problema estructural, no sólo de dar alternativas de trabajo, sino de terminar con la violencia en los países expulsores.
Para Mariana Zaragoza González, coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana (Uia) Ciudad de México, el problema presente en la región también tiene que ver con un enfoque de seguridad y no sólo de la pobreza y la falta de oportunidades.
Nos preocupa que no se entienda que las personas vienen huyendo de la violencia, situación que ha provocado muchos de los problemas en toda nuestra región, aseguró la investigadora, quien denunció que los gobiernos centroamericanos no están haciendo nada por proteger a su población.
En un comunicado, la Ibero recordó que de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cada año más de 450 mil personas, principalmente centroamericanas, cruzan por México para llegar a Estados Unidos.
La académica destacó que cientos de hombres, mujeres y niños que viajan en grupo encontraron en las caravanas una forma de cuidarse mientras están en tránsito, al referirse a los nuevos grupos de Honduras y El Salvador que en los días recientes han iniciado su recorrido hacia Estados Unidos.
En este sentido, Zaragoza González consideró que la política migratoria del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador sólo podrá conocerse con claridad una vez que estas caravanas de migrantes lleguen a México.
De la Redacción
Periódico La Jornada
Viernes 18 de enero de 2019, p. 14
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