Uno de los grandes retos que
tiene el gobierno mexicano en 2019 es el de articular una relación sana
–o por lo menos no enferma– con Estados Unidos. No será sencillo, hay
varios temas que pueden tensar esa relación; el modelo Trump-AMLO además
de novedoso puede ser explosivo, pero también tiene espacios de
oportunidad. El muro en la frontera entre los dos países y los migrantes
centroamericanos que buscan asilo en la nación vecina son quizá los más
inmediatos y visibles. Ambos temas están relacionados, detengámonos
esta vez en el primero de ellos.
Con relación al muro, el nuevo gobierno mexicano, por boca de su
Presidente, ha escogido la estrategia de presentarlo como algo interno
de Estados Unidos y por ello, en su lógica, no debemos opinar ni hacer
nada. Quizá como estrategia de corto plazo, para no meternos en
problemas, recurrir al
calladitos nos vemos mas bonitossea funcional, sin embargo, hay que ir preparando respuestas con mayor contenido, porque el tema tiende a ser cada vez más importante en el debate estadunidense, cada día más tendrá que ver con México y el presidente Trump está dispuesto a jugarse en ese muro, de una u otra forma, su relección.
Es discutible que el tema sea estrictamente estadunidense. Todo lo
que pasa en la frontera entre los dos países, tiene impacto de ambos
lados. No podemos olvidar que durante la campaña presidencial de 2016,
el entonces candidato Trump prometió ese muro –que por absurdo que
parezca, 30 por ciento de sus habitantes quiere– y manifestó, además,
que lo pagaría México, algo más absurdo aún. De hecho, algunos
congresistas demócratas se niegan a aprobar recursos del presupuesto de
Estados Unidos para su construcción, con el argumento de que no tendrían
por qué dar recursos toda vez que lo que el magnate prometió, siendo
candidato, es que lo pagaría México, no los impuestos estadunidenses.
Recién, Trump dijo que México lo pagará
indirectamentecon lo que Estados Unidos estaría ganando al entrar en vigor el tratado comercial T-MEC, lo cual presupone que esos recursos, los estaría perdiendo México, contrariamente a lo que se nos dijo cuando se negoció dicho tratado. Sin embargo, claro que el tema tiene que ver con México.
La lógica de que lo que pasa en territorio estadunidense es
internoy por ello no podemos expresar nuestra opinión o hacer algo, es anticuada, incorrecta, limitada y en el mediano plazo poco conveniente para nuestro país. No nos lo podemos permitir. Con esa estrategia nos estaríamos imponiendo un silencio e inacción en temas que nos son fundamentales como, por ejemplo, todo aquello que afecta a los 36 millones de mexicanos en Estados Unidos. No podríamos decir ni hacer nada de las redadas que detienen a connacionales y los separan de sus familias o de nuestros dreamers o de los abusos a los derechos humanos sobre inmigrantes mexicanos. En síntesis, no podríamos cumplir lo que AMLO prometió en campaña, y por la vía de los hechos, pensar que nuestra política exterior debe ser la del avestruz acaba subordinándonos.
Lo más grave de esa estrategia que elige no decir nada como el camino
más fácil, es que se desaprovecha una excelente oportunidad de encauzar
la relación con nuestro poderoso vecino. Se podría decir, y hacer, por
ejemplo, sin hablar del muro, que la seguridad en la frontera es un
asunto prioritario para México y que debe abordarse en un contexto de
cooperación y corresponsabilidad, porque parece que no entendemos que el
muro obsesiona a Donald Trump e interesa al porcentaje más conservador y
antiinmigrante de la sociedad estadunidense, pero la seguridad de la
frontera les interesa a todos, conservadores y liberales,
antiinmigrantes y proinmigrantes y ahí, México puede ser clave. Esa es
la oportunidad que perdemos con nuestro silencio, la de ser relevantes
en la relación con nuestros vecinos, una vecindad que el mundo envidia y
que nosotros no aprovechamos y sobre todo, la de hacer algo por los
mexicanos en Estados Unidos.
Pero el mensaje debe ser claro, coordinado y sin confusiones. En el
tema de la Caravana Migrante y los centroamericanos solicitantes de
asilo que están en la frontera norte, la Secretaría de Relaciones
Exteriores apuntó –quizá mal instrumentado, pero en la dirección
correcta–, hacia un esquema de cooperación con Estados Unidos y apenas
unos minutos después, la Secretaría de Gobernación salió a desmentirla.
Mal andamos.
* Presidente de Mexa Institute
Twitter: @mexainstitute
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