América Latina y el
Caribe anunciaron el lunes 22 de enero en Santiago de Chile su
compromiso con la iniciativa china “La Franja, La Ruta”, que busca
estimular el comercio entre Asia, Europa y África.
El II foro de
cancilleres de Celac-China incluyó una declaración “especial” que da el
visto bueno a la propuesta de interconexión que impulsa el presidente
chino Xi Jinping, además de una declaración política en la que se
comprometen a defender los acuerdos sobre desarrollo sustentable y un
plan de acción para los próximos años.
“Esperamos que la ruta
de la seda del siglo 21 esta vez no quede solamente en Europa sino que
llegue a América Latina y el Caribe”, dijo el canciller chileno, Heraldo
Muñoz, en rueda de prensa al finalizar la cita.
“Vamos a
trabajar juntos para promover la interconectividad de las
infraestructuras para crear un gran puente, un corredor entre ambos
lados del Pacífico”, uniendo al continente asiático a América Latina y
el Caribe, señaló Wang Yi, el canciller chino.
En tanto, Hugo
Martínez, canciller de El Salvador, país presidente pro témpore de la
Celac, remarcó que China llegó a la reunión comprometida a transformarse
en el “socio más confiable” para la región que coloca en el inmenso
mercado chino materias primas como el cobre y la soja, pero que pretende
un futuro con ventas de mayor valor agregado.
El comercio
entre los países de la región y China supera los 200.000 millones de
dólares por año, mientras que en la región funcionan unas 2.000 empresas
de origen chino, según datos oficiales.
El Presidente chino pide esfuerzos conjuntos para la Iniciativa de La Franja y La Ruta
El presidente de China, Xi Jinping, exhortó a los países de América
Latina a participar activamente en la Iniciativa de la Franja y la Ruta y
a crear una nueva ruta de cooperación transpacífica con vistas a
conectar a China y América Latina de manera más estrecha.
Así
lo señaló Xi en un mensaje de felicitación para la segunda reunión
ministerial para el Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC).
Xi dijo que hace cuatro años planteó la
Iniciativa de la Franja y la Ruta con el objetivo de instalar una nueva
plataforma de cooperación internacional en interconectividad con la
esperanza de impulsar el desarrollo común en todo el mundo.
CEPAL destaca la oportunidad de estrechar los vínculos con China
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reafirmó
su compromiso permanente con el fortalecimiento de los vínculos entre la
región y China durante la celebración de la Segunda Reunión de
Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China.
Alicia Bárcena,
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, recordó que durante la primera reunión
del Foro CELAC-China se adoptó el Plan de Cooperación 2015-2019 donde
se fijó la meta para alcanzar un intercambio comercial de 500.000
millones de dólares en 2025.
“Según nuestras estimaciones, el
comercio entre la región y China se multiplicó por 22 veces entre 2000 y
2013 y en 2017 alcanzó los 266.000 millones de dólares. Esto significa
un avance del 53% respecto de la meta a 7 años para alcanzarla”, subrayó
Bárcena.
Añadió que la segunda meta hacia el 2025 es lograr un
stock de inversión extranjera directa entre ambas partes de 250.000
millones de dólares y precisó que al 2017, el stock de inversiones
directas chinas en la región alcanzó alrededor de 115.000 millones de
dólares, lo que representa un 46% de avance.
La Secretaria
Ejecutiva de la CEPAL precisó que en el ámbito financiero, China ha
proporcionado financiamiento en la última década por un total que supera
los 141.000 millones de dólares, monto superior al recibido por
instituciones como el BID o el Banco Mundial.
Sin embargo, en
el ámbito del comercio, la diversificación de la canasta exportadora a
China sigue siendo una asignatura pendiente para la región, advirtió
Alicia Bárcena.
“Exportamos solo cinco productos básicos en
2017 -porotos de soja, mineral de hierro, mineral de cobre, cobre
refinado y petróleo-, representando el 70% del valor total de los
envíos”, detalló.
Agregó que la inversión extranjera directa
proveniente de China también muestra un fuerte grado de concentración,
tanto en términos de sectores (la minería y los hidrocarburos
representan alrededor del 80%) como de países de destino (con solo tres
países, Brasil, Perú y Argentina, recibiendo el 81% de la misma entre
2005 y 2017). Esto refuerza el patrón de intercambio de materias primas
por manufacturas que ha caracterizado el comercio entre la región y
China.
“La buena noticia es que la Inversión Extranjera Directa
china hacia la región aumentó en 2017, superando los 25.000 millones de
dólares, y comenzó a diversificarse hacia nuevos sectores como
alimentos, telecomunicaciones y energías renovables”, subrayó.
Contra Venezuela
De los cuatro países en los que China ha invertido mayor cantidad de
recursos (Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina) sólo uno sigue
gobernado por fuerzas que no están alineadas o alineándose a los
intereses geopolíticos de EE UU.
La Casa Blanca ha concentrado
esfuerzos para influir en América Latina luego de que fracasaran sus
intentos de acabar con la Revolución Bolivariana en 2017 y tras la
cumbre de la República Popular China con cancilleres de la Comunidad de
Estados de América Latina y el Caribe (Celac).
El Secretario
de Estado de EE UU visitó varios países que lideran el Grupo de Lima
(México, Argentina, Perú y Colombia) en una campaña para aumentar la
presión contra el Gobierno venezolano y derrocarlo. Esto ocurre en medio
de una disputa de las superpotencias por los recursos naturales de la
región, en particular los energéticos (petróleo y gas).
De la
“Declaración de Santiago” firmada por los participantes del II Foro
ministerial China-Celac realizado en Santiago de Chile en enero pasado
al finalizar dicho evento, vale resaltar el inciso 2.5 que en una de sus
partes dice: “Reconocemos que los Estados tiene derecho a su propio
sistema político, social y cultural, como base indispensable para
fomentar la paz y la armonía mundial, respetados los compromisos
asumidos en los instrumentos regionales pertinentes”. Parece
contraproducente, que menos de 24 horas después de firmada esta
declaración, el Grupo de Lima se reuniera para decidir todo lo
contrario, es decir, acordar una declaración para no reconocer el
derecho de los venezolanos a tomar sus propias decisiones políticas.
Tras el Foro y la presencia del Canciller Wang Yi, en la región, la
respuesta estadounidense no se hizo esperar, de inmediato la contraparte
de Wang, el ex director de Exxon Mobil y ahora Secretario de Estado,
Rex Tillerson, emprendió un viaje por la región. El objetivo de esta
gira fue expuesta con claridad por el propio Tillerson en una
conferencia impartida en la Universidad de Texas, en Austin, el día
antes de viajar a México, primera escala de su gira. Usando la típica
retórica de su país en el siglo XIX, advirtió: “América Latina no
necesita de nuevos poderes imperiales que solo miran por su interés.
Estados Unidos es distinto: no buscamos acuerdos a corto plazo con
ganancias asimétricas, nosotros buscamos socios".
Y agregó que
por América, “se extiende la amenazante sombra de China y Rusia, dos
países que han expandido su influencia económica en la región pero que
son ajenos a sus aspiraciones democráticas”. A fin de que no quedaran
dudas del llamado de atención, se refirió a las otras potencias
afirmando que son fracasadas: “… la primera por exportar un modelo de
explotación basado en los bajos salarios y el desprecio a los derechos
humanos; y la segunda por vender armas a regímenes no democráticos”.
Finalmente, el tema siempre presente de la guerra contra Venezuela fue
prioritario durante toda la gira y en cada punto de la agenda. Además
del interés político de su país por derrocar al gobierno constitucional
venezolano, en Tillerson concurre su motivación personal como directivo
de la industria petrolera por hacerse de las formidables reservas
energéticas del país.
Como si se tratara del siglo pasado,
Tillerson apeló a las Fuerzas Armadas venezolanas para que den un golpe
de Estado contra el gobierno. La respuesta vino del propio Ministro de
Defensa, general Vladimir Padrino López quien expresó que “… a la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana (FANB) no le viene a dar instrucciones un
señor imperialista”.
El peligro amarillo
Aunque la prensa occidental y los think tanks
conservadores, junto a las Fuerzas Armadas de EE.UU., interpretan la
creciente presencia china como una amenaza amarilla y agitan las
banderas del colonialismo chino, existe consenso de que la política
china en Latinoamérica, habitualmente considerada el patio trasero de EE
UU, ha sido muy precavida de no alentar los recelos del gobierno
norteamericano. De hecho, podría decirse que el avance de la influencia
geopolítica china en la región, acompaña con bastante rezago su
penetración económica.
No obstante, durante el gobierno de Xi
Jinping esa distancia parece estar estrechándose a pasos agigantados. Xi
Jinping continúa la línea estratégica de su política internacional,
basada en los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica: respeto mutuo a
la soberanía e integridad territorial, no agresión mutua, no
intervención en los asuntos internos de otros países, igualdad y
beneficio mutuo y coexistencia pacífica. También propone cinco pilares
para configurar sus relaciones con Latinoamérica: las relaciones
políticas de sinceridad y confianza mutua, las relaciones
económico-comerciales de cooperación y ganancia compartida, las
relaciones culturales y humanísticas de aprendizaje recíproco, las
relaciones de estrecha coordinación en el plano internacional y la
cooperación en conjunto.
El ascenso geopolítico de China en
Latinoamérica, a la que respetuosamente califica como “maravillosa
tierra llena de vitalidad y esperanza” contrasta con el desprecio
general de los gobiernos norteamericanos entre los que destaca el de
Trump, que llamó a las naciones de la región “países de mierda”.
De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (Cepal), el gigante asiático es el primer mercado de destino de
las exportaciones de Brasil y Chile, y el segundo de Perú, Cuba y Costa
Rica. Además, es el tercer país entre los principales orígenes de las
importaciones de la región. Le compra toda la soja que puede a
Argentina; Chile, el mayor productor de cobre del mundo, le destina un
tercio de su producción; y Venezuela coloca en China grandes cantidades
de petróleo. Perú también le suministra cobre.
La influencia de EE UU en la región está siendo desplazada con un estilo diplomático sin bombas ni golpes de estado.
El Banco de Desarrollo Chino facilita préstamos a países
latinoamericanos y africanos a cambio de garantizar el suministro de
petróleo y gas que energicen su Nueva Ruta de la Seda. Entre 2005 y
2015, China otorgó a América Latina y el Caribe más de 100 mil millones
de dólares en préstamos, la mayoría a Venezuela, sin contar las
multimillonarias inversiones en los sectores petrolero y minero.
Dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), anunciada por
Trump en diciembre de 2017, los agentes energéticos son protagonistas en
la seguridad y la economía estadounidense, por lo que su gobierno está
decidido a aumentar la presión para liberalizar el mercado de
hidrocarburos en América Latina. Lo que está en disputa es la hegemonía
global y los energéticos son vitales para asegurar la extracción de
materias primas, sostener la producción de mercancías, movilizarlas,
dominar mercados y protegerlos.
Brasil, México, Argentina y
Venezuela constituyen el 84% del potencial exportador petrolero de la
región. El trabajo de captar esos recursos está casi hecho con la
presión para la reforma energética y el desmantelamiento de PEMEX en
México; más el rol jugado por la élite corporativa de EE UU en la
Operación Lava Jato brasileña que busca la desarticulación de las
empresas estatales brasileñas, incluida Petrobras, a la que China le
prestó un máximo de 10 mil millones de dólares en 2009.
Las
transnacionales petroleras han obtenido ganancias sólidas a partir de la
nueva configuración geopolítica del continente. ExxonMobil ha preferido
invertir en la exploración de las costas del Esequibo con notable éxito
debido a los grandes yacimientos conseguidos. De allí surge el interés
de dicha empresa -y del gobierno en el cual participa mediante
Tillerson-, en captar las reservas de hidrocarburos que se extienden
hasta la desembocadura del Orinoco y la península de Paria.
Sumado a esto se encuentra el interés de estrechar lazos comerciales y
militares con los países de Petrocaribe ante el peligro de contagio por
el intercambio con Venezuela, que va más allá de lo energético y radica
también en lo educativo y cultural.
Aunque sigue siendo
importante, EE UU ha reducido la dependencia de las importaciones de
Venezuela de manera consistente, así como ha aumentado las provenientes
de su vecina Canadá. De los tres principales proveedores, Venezuela es
el único con el que no tiene acuerdos o tratados que garanticen el
"libre flujo" del petróleo.
Mientras, el acuerdo
chino-venezolano por el que la empresa estatal china Sinopec invierte 14
mil millones de dólares para lograr una producción diaria de 200 mil
barriles de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, considerada la
mayor reserva petrolera certificada del mundo, daría una nueva fuente
energética a China.
Otros recursos en la mira
El
plan diseñado por la CIA, tal como lo ha reconocido su director Mike
Pompeo, contra Venezuela ha incluido el desabastecimiento selectivo de
artículos de primera necesidad, la amplificación en los medios de la
inseguridad ciudadana y la narrativa de "crisis humanitaria" que busca
una intervención militar que se erija en "salvadora de la patria".
Los intereses que gobiernan EE UU articulan lo económico con lo
militar, van desde la concentración de reservas acuíferas en el sur
argentino y el Acuífero Guaraní hasta la zona andina y América Central.
También la biodiversidad es un factor clave para intereses
farmacéuticos y biotecnológicos, pues la Amazonía es la zona más rica en
biodiversidad del mundo y le sigue la América Central, territorios en
los que los estadounidenses han instalado bases y realizado ejercicios
militares mientras otros son controlados por bandas paramilitares. En
estas regiones han regido el Plan Colombia y el Plan Puebla-Panamá.
El agua dulce pudiera ser el mayor conflicto geopolítico de este siglo,
se espera que para el año 2025 la demanda se incremente en un 56%, por
lo que los países poseedores de agua dulce se convierten en objetivos
económicos y militares. Venezuela está entre los 10 países con mayor
cantidad de agua dulce, la que sería fundamental para actividades
extractivas como la gasífera y petrolera primordialmente, pero también
en minería y agroindustria.
Fuentes: http://misionverdad.com, Resumen Latinoamericano, http://www.celag.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario